Esto no es mío

Capítulo 9

-agradezco tu amabilidad, esto…- la forma en que esos extraños brincos se daba ya los había sentido antes, la opresión de antes no eran igual a lo que sentía en estos momentos, era más bien como sentir ansiedad por algo ¿pero de qué? Tal ansiedad incomodaba a Eydan pues siempre ha sido una persona que pese a todo demostró tener una tremenda tranquilidad y pensar con la cabeza fría. Era extraño sentir los raros brincos de un corazón sin saber el motivo de ello.

Es incomodo

-claro- respondió Leah sin observar la mirada de Eydan hacia el lugar en donde su mano y el brazo del muchacho se unían.

-…ya puedes soltarme el brazo.

- ¡ups! Lo siento.

Que distraída estoy hoy

Llevarlo como un niño, tomando su brazo para guiarlo hacia la mesa vacía no era propio de la personalidad de Leah, pues para ella el tipo era solo un perfecto desconocido, aunque lo haya visto ya una vez y con esta seria la segunda vez que se topaban en el camino de cada uno, entonces podría decirse que era alguna especie de conocido lejano.

¿No se meterá en problemas con el jefe de la tienda por demorar en su compra? - fue lo que pensó Eydan

Tener una excusa por demorar está bien. No quiero verle la cara al idiota que tengo por jefe – por su lado Leah tenía sus propios pensamientos.

-oye, deberías estirar tu cuerpo para que la circulación fluya correctamente-dijo Leah mientras ella misma se estiraba como si recién se levantara de la cama después de un largo sueño, claro que sin bostezar. Pues, aunque fuese un casi perfecto desconocido no podía comportarse como una salvaje sin educación, aunque no le importaba si este tipo lo pensara.

-tienes razón, y también ayuda a mejorar la respiración, mejora la flexibilidad en las articulaciones, es bueno para el estrés entre otros beneficios-dijo mientras el también se estiraba

Para la sorpresa de Leah el muchacho que era mas joven que ella le respondió aceptando su consejo e incluso adiciono información a su comentario anterior. Normalmente a las personas que se los había comentado en el pasado, se le quedaban mirando con cara de estúpidos o simplemente cambiaban el tema ignorando por completo lo comentado por la chica.

-bueno si también esta eso. ¡Oh! ¡ya se me hiso tarde! Será mejor que me retire. Adiós- al sentirse incomoda por su inesperada respuesta opto por retirase del lugar.

-espera-como acto reflejo Eydan la detuvo cogiéndola por la muñeca. Acto que hiso que Leah volteara rápidamente con una expresión de ligera molestia.

-Déjame pagar lo que has adquirido-dijo después de haber soltado rápidamente su muñeca.

Este niño… ¿no me dejara en paz?

-ok, entonces vamos a la caja- sonrío amablemente como si se tratase de otro cliente más. Lo mejor que podía hacer Leah en este momento era seguirle la corriente y luego escapar de la situación.

Cuando se acercaron a la caja con menos cola, fue Eydan quien pago por la soda y las papas. Ambos salieron de la tienda mientras Eydan cargaba la bolsa de las golosinas.

El efecto del medicamento había hecho su trabajo rápidamente, pero solo aliviaba las opresiones más no la ansiedad que aun sentía.

-te agradezco por tu amabilidad al ayudarme-dijo Eydan entregándole la bolsa de compras.

-no te preocupes- Leah mostro su misma sonrisa de cortesía mientras aprovecho el momento para tomar y retener la mano que Eydan le tendió para entregarle la bolsa. Acto que sorprendió al chico.

-…-

- ¿sabes? No me gusta deber favores a nadie- rápidamente le entrego el dinero de la compra y salió corriendo de la situación alejándose lo más rápido que pudo del tipo extrañamente amable. Dejando a un sorprendido Eydan en completa soledad pues en cuestión de segundos no se podía ver rastro alguno de la chica.

Las personas que pasaban por el lugar quedaron sorprendidas por la velocidad en que corría la chica. Algunos se preguntaron si se trataba de algún corredor profesional.

-pft jajajajajaja…- la sorpresa de Eydan se convirtió en risas que no paraban, haciendo que le salieran pequeñas lágrimas de tanto reír- pero que chica tan graciosa, creo que le di una mala impresión.

Mientras Eydan intentaba contener las risas, Leah se detuvo ha diez cuadras de distancia del tipo extraño.

-si claro- su respiración era entrecortada- amabilidad, tal cosa no existe. Menos de un desconocido.

Dicen que los encuentros extraños son los que nunca se olvidan y estos de convierten en anécdotas que cuentas a tus conocidos, pero ¿qué pasa cuando los caminos de los mismos actores se vuelven a cruzar? Algunos lo llaman casualidad, quizás destino o simplemente… un suceso que no debía darse.




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