“Podría parecer por un instante que de tanto hablar de esas mujeres me he olvidado de la mujer a la que yo más amo, pero esto no es así. Quizá se mantenga en el aire la duda de cómo he conocido a la mujer de la que me he enamorado, y la verdad es algo tan difícil de explicar que no pasaría por mi cabeza la manera de describir cómo ella y yo nos hemos hecho tan unidos ni desde qué punto. Lo que sí puedo describir es que desde que tuve consciencia de que estaba enamorado de ella, puse todo mi esfuerzo en hacer que yo para ella fuera alguien grande y de provecho, no quería jamás que sintiera que se había desperdiciado en mí, era como aquellos objetos que te gustan tanto que atesoras durante horas y horas hasta que en algún momento te olvidas de que sigue ahí, aunque a veces le encuentras viéndote a la lejanía, pero lo olvidas.
“Y no, no se trata esto de que haya perdido el amor por ella, aunque pueda influir en cierto modo las otras dos mujeres, pero no es que haya perdido el amor. Es que ella se ha puesto de una manera tan dura conmigo que resulta sumamente difícil afrontarle, esto en cualquier momento del día, o cualquier día de la semana. Se ha vuelto fría, dura y apática; es como si ella al verme llorar no sintiera una mísera pizca de misericordia hacia el enorme sentimiento negativo que radica en ese preciso instante sobre mí.
“No me quiero animar en ningún momento a decir que ella ha perdido el interés en mí, dudo que aquello fuese posible de algún modo.
“Pero, tengo que confesar que, me encuentro sumamente celoso ante su actitud frívola y el obvio coqueteo de la gente que se intenta hacer cercana a ella. No quiero siquiera mencionar la posibilidad de que ella se haya olvidado ya de mí, esa idea me pone ante una situación para la que no existen palabras algunas para describir lo que florece en mi interior.
“No se trata esto de confesar la difícil situación de celos en la que me encuentro, se trata de pedir una enorme disculpa por lo que estoy a punto de hacer”.