Esto no puede ser amor

Capítulo 2

Unos brazos desnudos estaban acostados sobre unas sabanas azules, había un goteó tintineante en el fregadero, era difícil de ignorar junto con los rayos del sol bañando su rostro, Jacob no era de los que tenían el sueño pesado, así que eso acompañado con un dolor en su espalda y en la cabeza era la receta perfecta para que abriera sus ojos. Lamento haberlo echo.

Parpadeo un par de veces al no ver el techo blanco y pulcro al que estaba acostumbrado. Levanto su torso, reclinándose sobre la cabecera de la cama. Esta no era su cama, estas no eran sus sabanas  y en definitivo esta no era su recamara. ¿Dónde demonios estaba? ¿Por que diablos no recordaba nada? ¿Y por qué ese dolor en la cabeza se hacia más fuerte? Se destapo con las sabanas. ¿Por que rayos solo estaba con bóxer? Okey necesitaba dejar de hacerse tantas preguntas y comenzar a buscar respuestas. Con un embrollo en los sesos se puso de pie, pero una punzada en su cabeza lo obligo a caer en dicha cama, recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente. Ahora ya no necesitaba buscar más respuestas. Ahora necesitaba que la tierra lo tragase. Si antes estaba confundido, ahora estaba en crisis.

Esta bien, esto no era nada del otro mundo, solo fue un acoston, él había tenido acostones antes, pero no acostones con las novias de su mejor amigo ¿En que demonios estaba pensando? No. Ese era el problema. Él no había estado pensando. Si hubiera pensado no se hubiera metido entre sus piernas con solo unas leves provocaciones. Se sentía enfermo. Y esas malditas punzadas en su cabeza no ayudaban. ¿Por quedó diablos Nicolás tuvo que irse? Había veces que odiaba la exacerbada ingenuidad de su amigo. Le había dicho infinidad de veces que el mundo era una trampa, la mayoría cae temprano, otros tarde y algunos aprenden a rodearla; pero Nicolás en definitiva no sería de los que la rodearían, él sería de los que pasaban frente a esta con la esperanza de que nada malo le pasaría si ellos no eran malos. Pero volviendo al punto. Reviso su móvil. No había ni una llamada de Nicolás. En el fondo sintió alivio. ¿Alivio? ¿Sentía alivio que su mejor amigo no se enterará de lo que había pasado? ¿De lo que Jacob le había echo? ¿Qué tan bajo iba a caer? ¿Se podía caer más bajo? Jacob tuvo le necesidad de llamarlo explicarle lo que sucedió y perderle perdón. Una risa agría salió de su garganta. ¿Explicarle lo que paso? Ni si quiera él sabía lo que había pasado ¿Cómo pretendía que Nicolás lo entendiese? ¿Cómo podía esperar que lo perdonase? 

¿A quien crees que erigirá? ¿A su dulce novia o a su amigo? Detestaba ese tonito burlón. Todo era la culpa de esa pelirroja. Ella lo tentó. No. No podía caer tan bajo. No era una animal primitivo que caía ante la más mínima provocación. No fue una mínima provocaciónBasta. No quería seguir con esto. Sentía un revoltijo en el estomago.

Sentía que podría vomitar en cualquier momento. No estaba tan alejado de la realidad. Un nudo en su estomago lo hizo correr hasta donde su suponía que estaba el baño, eso no podía ser un baño, su baño era diez veces más grande que eso, pero su estomago no fue tan quisquilloso o sino no habría votado un liquido naranja y espeso en el fregadero. Su boca sabía horrible. Tomo en contra de todo protocolo de higiene agua de aquel caño en el cual había moho. ¿Hacia cuanto que no limpiaban esa cosa? Una vez que su boca tenía un sabor aceptable, se dispuso a salir del baño, pero algo en su vomito lo hizo detenerse. Había algo extraño, no era el típico color naranja, tenía otra cosa. De pronto un frío recorrió su cuerpo, podía ser por que estaba medio desnudo, pero no estaban en invierno, era verano y el no era una persona con la presión baja. Dolor de cabeza, vomito, hipotermia. Parpadeó por un momento antes de correr a vestirse. Maldición. Maldita sea. Por eso había actuado tan extraño esa noche.

No fue su falta de autocontrol. Era droga. Droga. Esa sin vergüenza lo había drogado. Tengo libre acceso a las bebidas. Esas palabras retumbaron en su memoria. La noche anterior recordó haber visto a la pelirroja hablando con un hombre mientras supuestamente iba al baño. Idiota.

Una vez vestido salió a toda prisa de ese cuchitril. Choco con un par de señores de la limpieza. Había pasado la noche en ese antro de mala muerte. Fantástico. Coloco su mano izquierda en el bolsillo de su pantalón y saco su móvil una vez ya fuera de ese lugar.

—Benedict —le mando la dirección del lugar en donde estaba

—Buen día joven Jacob, ahora voy por usted —agrego al recibir el mensaje—. Sus padres aún creen que usted duerme

Lo que le agradaba de Benedict era su eficiencia. No perdía el tiempo como otros empleados con charlas triviales. Su empleado sabía que lo que él hiciera no era asunto suyo. Le agradaba.

Sus padres aún piensan que usted duerme. Esa frase le hizo gracia. Gracias a Benedict sus padres lo consideraban un célibe antisocial. No es que tuviera una doble vida o algo así, pero de vez en cuando era bueno descansar de esa mascara gélida que ponía todo el tiempo. Darse un respiro, así lo llamaba.

—Buen trabajo

Jacob corto la llamada. Coloco las manos en los bolsillos mientras esperaba por el vehículo. Él sabía conducir, tenía una licencia, claro que no lo utilizaba, no había necesidad, sus padres morirían si él salía sin chofer, de un tiempo para acá se habían vuelto bastante paranoicos.

Ojala él hubiera sido igual de paranoico la noche anterior. Así no hubiera bebido nada y no hubiera cometido el error que cometió. Por que eso era. Un error. Uno que nunca más volvería a cometer. Nunca.

———————

Jacob se encontraba en la biblioteca de su casa leyendo, no tenía nada de raro, excepto que ya llevaba tres horas con el mismo libro y aún no sabía de que trataba. Él había tratado de concentrarse, pero era muy difícil si cada vez que terminaba de leer una mísera oración había algo en esta que le hacia recordar esa horrible noche. Mentiroso, bien que lo disfrutaste. Esa voz, esa voz era frustrante, por lo general siempre había considerado a su conciencia como una amiga, alguien a quien siempre debía escuchar, pero ahora comenzaba a odiarla. 




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