Esto no puede ser amor

Capítulo 9

—Eres un idiota —chilló interrumpiendo a Jacob y a su desdeñable acompañante ¿Acompañante? Puta. Eso era lo que era esa tipa—. No puedes estar ni un solo día sin meter tu polla en alguien ¿verdad? —se exasperó con la cara roja de cólera.

Ambos se le quedaron mirando como si ella fuera alguna clase de enferma mental. A Sol le tomo un par de instantes darse cuenta de que ellos no estaban ni besándose, ni acalorados, ni mal vestidos. Al contrario Jacob lucia tan pulcro y limpio como siempre. Entones no pasaba nada entre ellos, solo ¿Conversaban? Vergüenza. Vergüenza recorrió su cuerpo desde su cabello hasta la punta de su dedo meñique.

—¿Quién dijo que yo iba a follar? —cuestionó Jacob con su clásica expresión inexpresiva, si nótese la contradicción, se suponía que el rostro debía expresar algo, pero no, nada.

—¿No lo ibas a hacer? —murmuró con la voz débil y mirando a otra parte, a ella le gustaba tener la atención de Jacob, de las personas en general, pero en esta circunstancia era humillante, no le gustarían las conclusiones a las que Jacob podría llegar.

—No —contestó—. Mis fines de semana son mis fines de semana—repitió

Por alguna razón la mente de la pelirroja comenzó a divagar en esas palabras. Los fines de semana le pertenecían a Jacob ¿Y los demás días a quien le pertenecían? ¿A ella talvez? Sería muy arrogante de su parte asegurarlo.

—Yo decido que hacer —continuó con un tonito autoritario.

—¿Y quien decide los demás días? —no debió preguntar eso, pero una parte de ella quería saber ¿Acaso ella ya formaba parte de la rutina establecida de Jacob? Sería un buen avance para su misión. Claro porque esa era la única razón para que su corazón se agitará. Solo su misión.

—Mi parte racional —respondió.

—Eso quiere decir que ahora domina tu animal interno —concluyo con una sonrisa socarrona.

Jacob no acería en su juego. Por mucho que la pelirroja lo intentar no caería.

—Esa información es...

—No. —La cogió del brazo para detener su avance—. Por si no lo sabías hay muchas cosas que se pueden hacer, no todo en la vida es sexo.

La pelirroja enarco sus cejas. No le gustaba su insinuación—. ¿Es una indirecta?

—Sí —respondió cortante—. Si lo quieres tomar de ese modo.

—Yo no soy una adicta al sexo —chilló, talvez solo un poco, pero Jacob no tenía porqué insinuarlo como si fuera el mayor crimen del mundo, bueno si era justa el tono del rubio no dio indicios de eso, pero casi juraría que detrás de esa fachada de calma él lo hacía—. Si lo fuera ya estaría follando con algún tipo, pero no lo estoy haciendo.

A Jacob no le molesto que ella pensará en follar con otro hombre. La rabia burbujeante en sus entrañas, no tenía nada que ver. No le daría el gusto de verlo celoso. Porque no estaba celoso en absoluto. Estaba molesto. Sí. Molesto porque ella no paraba de entrometerse y arruinar su noche. ¿Cómo si fueras a hacer algo? Si Sol no hubiera llegado sería una de tus más aburridas 

—¿Eso a mí me importa por que...? 

La pelirroja lo fulminó con la mirada.—Por que me deseas, por eso te importa —aclaró levantando la quejada desafiándolo a que la contradijera.

Ella hubiera esperado que Jacob se enojara, que lo negara o que mostrará su simple rostro apático. Pero no. Él rio. Se rio de ella. Se estaba riendo de ella. No era una risa encantadora, no, era una risa molesta y burlona.

La pelirroja junto sus cejas, él debía parar de reírse sino quería una cachetada en su mejilla, en su lindo y arrogante rostro. Demonios.—¿De qué te estas...

—De ti, ¿En que momento...

—Lo siento Jacob —una voz los interrumpió, Jacob desvió su vista de la pelirroja para fijarlo en la mujer que hablaba, por un momento había olvidado que estaba ahí—. Pero... no quiero estar en medio de esto —los señalo con una mueca.

¿Esto? ¿A qué se refería con esto? No pasaba nada entre él y la pelirroja. A pesar no dijo nada, solo la miro irse sin protestar. Tampoco era como que haya perdido una gran oportunidad, después de todo no se sentía él mismo esa noche.

—No me echaras la culpa de eso —advirtió la pelirroja, si era sincera no tenía ni idea de lo que pasaba por la cabeza del rubio, pero el hecho que se enojara con ella la hacia sentir mal, disgustada—. Yo te hice un favor.

Jacob volvió la vista hacia ella. ¿Por qué le siguió la corriente? ¿Por qué simplemente no la ignoró? Bueno, él lo intento, pero era imposible cuando esa odiosa melena rojiza se negaba a salir de su mente. Ya era bastante malo verla 5 días a la semana, su cuerpo se estaba acostumbrando a ella. Debía evitarlo. Eso fue la razón de salir en primer lugar. ¿Quién diría que se encontraría con ella? Había más de 50 bares en la ciudad ¿Por qué precisamente en este?

—Hasta la vista Sol —murmuró dirigiéndose a la salida, necesitaba poner su mente a trabajar e idear algo para dejar de verla, era "solo sexo" ella debería cansarse pronto, por una misteriosa razón eso lo enojo en más de un sentido ¿Cansarse de él? Jacob era él que debía cansarse de ella, no al revés. Diablos ¿Por qué si quiera le importaba quien se cansará primero? "Solo sexo" una necesidad biológica que debía ser abastecida, nada más ¿Entonces porque parecía que esa necesidad bilógica solo se activaba cuando ella esta cerca?

—¿Te iras? —la voz de la pelirroja se hizo presente—. ¿Me dejaras hablando sola solo por que...

—Porque quiero paz —interrumpió en tono mordaz con las manos dentro de su abrigo, ya estaba fuera del bar, el clima era frío, ya debía ser de madrugada, lo mejor sería llamar a Benedict—. Y con tu voz no la voy a tener.

—¿Y con esa sí? —interrogó la ojiazul mientras apresuraba el paso, hacia frío, debió haber llevado algo más abrigador, saco algo de uno de sus bolsillo, lo encendió y comenzó a fumar, eso la calentaría por un tiempo además de calmar el sentimiento extraño que se apoderaba de ella.




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