El sonido de la puerta cerrándose y unos llantos desgarradores fueron la prueba de que al menos la tercera parte de su trabajo estaba echo.
Por fin dejaría de venir a ese espantoso apartamento. Por fin sus días eran libres, por fin no más coartadas estúpidas para explicar donde había estado.
No más.
¿Por cuanto tiempo? Era una buena pregunta. Pregunta a la cual no hallaba respuesta.
Se encontraba deambulando por las calles, si bien no era el lugar donde quería estar, dudaba poder ir en Jacob. Si no era un problema era otro, pero su conciencia jamás la dejaría ser feliz. Su mente estaba atormentada y hasta no ponerle solución no la dejaría en paz. ¿Qué haría? Tendría que pensar en algo y pronto. Los constantes "Lo resolveré luego" su mente no lo compraría más. ¿Hacer qué? La única vía que ella podría optar sería manipular a su padre para que acepte que Jacob se vaya con ella. De por sí esa idea ya era descabellada. Primero, eso significaría aceptar que falló con su misión, de por sí su padre no era nada agradable en condiciones normales, no se lo quería imaginar teniendo motivos; segundo, ¿Cuáles serian las posibilidades en las que Jacob aceptará?; y tercero, si de por si Dakota no estaba nada segura que su padre aceptará que Jacob saliera ileso, mucho menos creía que su padre pudiera aceptar que el hijo de su enemigo viviera bajo su mismo techo.
Algo se le tendría que ocurrir. A lo mejor si seguía caminando se le ocurría algo. A lo mejor si seguía pateando esa piedra se le ocurriría algo. A lo mejor si dejaba de perder el tiempo y ponía manos a la obra se le ocurriría algo.
***
Jacob no dejaba de escribir en su laptop. Un sonido exasperante empezó a salir de su móvil. Trató de ignorarlo las primeras 5 veces, para la cesta había perdido toda esperanza que aquello sucediera. Aparto la vista de la pantalla para coger el maldito aparato de en sus manos y tan pronto como vio el nombre en la pantalla algo agrío se marchito dentro de él.
Tenía un ligero presentimiento acerca del motivo de la llamada de Nicolás. No mentiría. Dakota le había contado algo. Jacob no estuvo muy entusiasta con el tema. Hablar de su ex mejor amigo y actual novio de Dakota, no era uno de sus temas favoritos. Ojala no hubiese preguntado. Ojala le hubiese dado igual. Pero al verla tan nerviosita y ansiosa fue inevitable. Jacob no era empático. Nunca antes había tenía tanta necesidad de serlo.
—¿Qué te sucede? —interrogó Jacob con la vista fija en la suela de aquel zapato que no dejaba de tamborilear contra el suelo, el sonido en si no era molesto, lo molesto era la sensación de vacío al sentirla tan inquieta.
Dakota exhalo profundo y lento. Alzo la vista un segundo y luego la volvió a bajar.—¿Prometes que no te enojaras?—preguntó aumentando el ritmo de su tamborileo.
—Solo dilo —ordenó sin apartar la vista de ella, el tamborileo se detuvo.
—Promételo —pidió levantando la vista hasta conectar sus ojos con los de él.
Solo una mirada basto para que él accediera.
—Es que... no lo puedo retrasar más, mi padre esta sobre mí —aclaró—. Sino es hoy empezará a sospechar, tengo que ver a Nicolás.
Decir que el rostro de Jacob se volvió como piedra era poco.
—Tengo que destruirlo, volverlo miserable, a mi no me importa —aviso enseguida—, pero si eso te afecta a ti de algún modo... —su voz sonó estrangulada—. Tendría que encontrar otro modo.
La pelirroja esperó a que Jacob dijera algo. No lo hizo. El silencio reino por un momento antes de preguntar.—No estas enojado ¿Verdad? Si es...
Un buen amigo le hubiera defendido. Un buen hubiera alegado por que Dakota no fuera tan dura. Un buen amigo la habría convencido para que cambiara de idea. Jacob no sería hipócrita, de haber sido un buen amigo nunca se habría follado a Dakota, si no fue un buen amigo en ese entonces mucho menos lo sería ahora. Si el rubio hubiera sentido solo indiferencia no hubiera estado tan mal. Pero el hecho que tuviera que esforzarse para no sonreír ante la mera imagen de Dakota despreciando a Nicolás, era alarmante. Jacob no era una mala persona. Hasta donde Jacob sabía no era una mala persona. Pero si alguien hubiese tenido acceso a sus pensamientos habría sabido que aquella idea le era más que atractiva.
Su ceño se frunció. Él no tenía derecho a ser tan rencoroso. No tenía derecho a querer lastimar a todas las personas que la tocaran. No tenía el maldito derecho a ser una bestia posesiva. Se negaba a serlo.
—Jacob —un débil hilo de voz lo descoloco de sus pensamientos.
La miro de reojo.
—Prometiste que no te eno...
—No estoy enojado —interrumpió levantándose del sofá.
—Jacob. —La pelirroja lo imitó.
Mejor se habría quedado callada. No quería arruinar los momentos que estaba con él. Pero menos aún quería mentirle. Dakota conocía su suerte, de seguro si no le contaba nada, de algún modo Jacob se enteraría, le gustará o no a Dakota, Nicolás era él mejor amigo de Jacob. Al entender de Dakota, Nicolás fue la piedra en el zapato que impidió que Jacob aceptará lo que sentía por ella.
Dakota se acercó.
—Si te...
—No estoy enojado —repitió arrepintiéndose al instante de sonar con tanta rudeza, Dakota se detuvo con una mueca en el rostro.
Esto no estaba saliendo como ella quiso.
—No estoy enojado contigo —aclaró pero esta vez en tono más suave.
—¿Eso que significa? —preguntó con los brazos a cada lado de su cintura, colocándose delante de Jacob.
—Significa que estoy molesto conmigo —respondió clavando su mirada en la de ella—. Estoy molesto porque si me importa lo que le pase a Nicolás. —Hasta pronunciar ese nombre le daba asco—. Pero no del modo que te imaginas, no quiero pelear —advirtió—. El problema es mío, no quiero... —Un abrupto beso interrumpió su monologo.
Era difícil poder pensar con ese sabor tan exquisito que desprendían los labios rojos carmín de la pelirroja. No. Esos labios no le pertenecían a Dakota. Dakota era suya. Por ende, esos labios le pertenecían a él. Talvez si estaba convirtiendo en una bestia posesiva. Más tarde se preocuparía. Más tarde.
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Editado: 11.06.2022