Estocolmo

Día 02 (Parte II)

La mañana siguiente

Estaba soñando que una mano se deslizaba delicadamente sobre mis cabellos, luego esa mano muy suavemente pasaba a delinear mi rostro. Era suave como la seda. Su caricia se sentía relajante, en mi estómago varias mariposas revolotearon provocando que sintiera calor de repente. Si mi sueño se tronaba erótico seguro que me moriría al despertar, pero no. Siempre era lo mismo, primero se deslizaba por mis cabellos y luego pasaba a mi rostro. Una y otra vez. Era la sensación más placentera que había sentido hasta ese momento, quería quedarme allí por siempre.

Sin embargo, la realidad me golpeó… ¡Y cómo dolió!

De pronto, un ruido muy estridente comenzó a sonar. Seguido de un dolor muy intenso que me invadió en la zona de la mano. Más específicamente, mi mano izquierda.

Auch–Me quejé en voz baja mientras abría mis ojos repentinamente.

Tardé en adaptarme a la luz. Pestañeé varias veces para poder enfocar la mirada en algo o mejor dicho en alguien. Romantic junto a Angel Face me observaban con miradas preocupadas. Me apresuré a incorporarme y a limpiarme los restos de baba que tenía en mi rostro. Quería morir... Era esos momentos en los que quieres que la tierra que te rodea se abriera a tus pies y así saltar para esconderte de esa situación.

Sin embargo, al pasar mi mano izquierda por mi rostro sentí un dolor muy agudo en esta. Ignorándolo, busqué a tientas el sonido y comprendí que la alarma de mi celular era la que estaba sonando. ¿Lo peor? Que la canción de mi despertador era una que les pertenecía a ellos. Sentí como el calor subía por mi rostro cuando comprendí lo que sucedía: Alguno de los integrantes de la banda habían intentado quitarme mi celular mientras dormía para pagar la alarma y mi mano me había despertado. Pero… ¿Y la mano que había acariciado mi mejilla? ¿Realmente había sido un sueño?

Con mi celular en mi regazo pasé mis manos por mi rostro intentando despertarme del todo. Sentí el dolor otra vez en mi mano y una lágrima se deslizó por mi mejilla hasta mi mentón. Me apresure a limpiarla mientras oía como ellos hablaban en coreano.

–Ellos quieren saber si estás bien. ¿Te encuentras bien?–Smart tenía en su rostro una mirada preocupada.

–Lo estoy– Respondí intentando convencerlos. Todo iba bien hasta que Dancer tomó mi mano dañada entre las suyas. Una intensa corriente eléctrica recorrió mi brazo desde la punta de mis dedos hasta mi codo. Entonces percibí que las mejillas de Dancer adquirían un tono rojizo. ¿Se había ruborizado?–. Auch, no toques– Dije intentando soltarme de su agarre sin mucho éxito, la mano no me respondía muy bien.

naega boja (내가 보자)– Dancer, con su hermosa voz, me sostuvo la mirada desafiante.

El momento me pareció eterno y repentinamente sentí, otra vez, como si en la habitación solo estuviéramos nosotros dos y nadie más. Más y más calor me invadió. Llegué a pensar que necesitaría una muda de ropa nueva.

–Si terminaron con su jueguito de miradas asesinas, ¿qué tal si desayunamos?– La voz de Cala se oyó a lo lejos y en ese instante fuimos invadidos por un intenso olor a café–. Deja que revise tu mano, Tany.

–No, estoy bien. Tengo que ir a clases– Logré soltarme de su agarre para luego tomar mi mochila junto con mi celular. Había estado cerca. ¿Qué habría sucedido si ellos hubieran logrado quedarse con mi celular? ¿Habrían llamado a alguien? ¿A quién?–. Cuida de Dancer por mi, ¿si?

–Tengo que ver esa mano. Creo que te la has roto–La voz de Cala sonaba demasiado preocupada.

–Si eso hubiera sucedido no la podría usar como lo hago. Seguro es un esguince, nada grave. ¿Tienes las llaves del auto?– Extendí mi mano sana, pidiéndoselas. Ella me las dio, junto a un café–. No, gracias. Ya desayunaré algo en el camino. Volveré al mediodía– Mientras decía esto me ocupé de quitarle las esposas a los demás integrantes que estaban atados. Un rápido The Older corrió para apropiarse del cuarto de baño, seguido por Joker pisándole los talones, que se encontró con la puerta cerrada. Lo que hizo que The Older se ganara una reprimenda. Todos rieron, salvo Cala y yo que no entendimos qué había dicho–. Hasta pronto– Saludé volviendo a colocar la llave en mi collar.

–¡No olvides de pasar por un hospital por tu mano!– La voz de Elián sonaba enojada.

–No prometo nada– Respondí cerrando la puerta a mi espalda.

 

¿A dónde fui esa mañana de sábado? Se podría decir que sí fui a un hospital, pero mi mano no fue el motivo.

Como estaba en el último año de mi carrera, algunos días tenía que trabajar como pasante de algún hospital o clínica psiquiátrica, pero por alguna extraña razón el profesor que estaba a cargo de los pasantes me había pedido ese día que fuera con él a una entrevista con un recluso.




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