Un inesperado nuevo integrante
Recuerdo que esa mañana de sábado había sido la primera en abrir los ojos, gracias a que Cala me empujó de nuestro pequeño catre hacia el suelo. Fue el despertar más doloroso que he tenido hasta ahora, creo que sigo teniendo algunos moretones de esa caída.
Lo importante fue que al incorporarme, y luego de insultar a Cala por lo bajo en español, lo vi allí, sobre nuestra mesa multiuso. No podía creerlo, Amapola sí que cumplía sus promesas. Un grito se escapó de mi garganta, provocando que todos, o la gran mayoría, se despertaran asustados.
Sin importarme los insultos en coreano que recibí, me precipité hacia la mesa y coloqué mis dedos en el cuello del cuerpo inerte que descansaba allí. “Tiene pulso” la vocecita de mi mente buscaba tranquilizarme. Su pecho subía y bajaba. No tenía ningún rasguño, ninguna cicatriz, ningún indicio de que lo hubieran golpeado. “Esta sedado” pensé.
Lo zarandeé levemente para evaluar su respuesta. Él no reaccionaba a mis estímulos. Noté cómo la mano de Elián se posaba en mi hombro, al tiempo que los demás llegaban junto a nosotros.
–Está dormido, no tienen que temer- Eli trató de que todos nos tranquilizáramos– ¿Quién es él?
–Leader, era el último que le faltaba– admití suspirando.
El joven que yacía frente a mí poseía un rostro redondeado y un cuello largo. Sus labios eran delgados, junto con una nariz respingona y unas cejas pobladas. Tenía los ojos rasgados, como todos los asiáticos en esa habitación, pero a diferencia de los demás, en sus parpados inferiores había unas pequeñas bolsas que lo hacían aparentar mayor que al resto. Sus cabellos estaban alborotados, pero se podía apreciar un corte más occidental, el mismo estilo que Dancer.
Deslicé mi mano por su mejilla y lo miré con tristeza. Ordené sus cabellos, deposité los dedos sobre su frente y comprobé que no sufría de fiebre. Alcé la vista, todos estaban en estado de shock. Angel Face se tomaba el rostro entre sus manos, mientras que Smart y Joker inclinaban sus rostros con pesar. Por otro lado, The Older solo miraba a un punto fijo en la habitación y Romantic negaba con la cabeza, a la vez que se cubría la boca con las manos…
Grumpy se acercó a la mesa y dijo algo en coreano. Todos salieron de su ensoñación para acto seguido acercarse a donde estaba y alzar a Leader. Lo movieron a uno de los catres y lo acomodaron allí. Luego todos se dispersaron.
“Dancer” una voz en mi mente encendió la alarma. “¿Dónde se encuentra?” No estaba en la habitación. Fui hasta la puerta del baño y la golpeé con delicadeza. Como no oí repuesta, la abrí muy lentamente e ingresé. Si estaba desnudo o en alguna situación escandalosa, lo resolvería luego. Sentía que él me necesitaba; no sé por qué, pero esa idea no dejaba de rondar por mi cabeza.
Con la mirada, recorrí el baño, que era bastante grande. Estaba dividido en dos instancias: en la primera había un lavabo, un espejo junto a una mesa de mármol llena de productos para el aseo masculino y, enfrente, se encontraba el retrete. Allí lo encontré a Dancer, sentado sobre la tapa.
Una inmensa arcada de madera, que indicaba que en algún momento hubo intención de colocar una puerta, lo separaba de la segunda instancia. Al lugar lo conformaban el yacusi para varias personas una ducha con paredes de cristal, que no dejaría mucho a la imaginación si alguien entraba por error cuando se estuviera utilizando, y una gran tina.
Imágenes de Dancer inconsciente en esa tina invadieron mi mente. Recordar el día que llegaron y cómo se encontraba él, provocaba que mi pecho sufriera una fuerte opresión.
Alzó su vista, pero al notar que se trataba de mí solo volvió a bajarla. Sus manos cubrieron su rostro, parecía que se estaba dando por vencido, se estaba rindiendo. No lucharía contra sea lo que sea que necesitara luchar.
—Sé que es una pregunta estúpida, pero… ¿Te encuentras bien?— Sabía que me había comprendido sin necesidad de utilizar mi teléfono a modo de traductor. Con esas dos semanas que habían pasado notaba que todos los integrantes de la banda comprendían las palabras básicas del inglés, lo que era útil para estos casos. Él solo asintió, pero no me dirigió su mirada— ¿Necesitas algo?
— ¿Por qué?— Pensé que mi mente me estaba jugando una mala pasada. Estaba intentando comunicarse conmigo en mi idioma, sin embargo volvió a repetirlo— ¿Por qué? ¿Por qué?
Me acerqué muy despacio a su lado, era como si fuera un cachorrito maltratado que necesitaba que alguien lo protegiera, pero por sus heridas sentía que no podía confiar en nadie. “Bienvenido a mi mundo” pensé en el momento en que noté la situación.
Al llegar a su lado, me incliné entre sus piernas entreabiertas y lo tomé de las muñecas, para separarle las manos de su hermoso rostro. Él simplemente dejó que le hiciera lo que deseara. “Realmente se ha rendido” mi mente volvió a una de las frases que Elián me había dicho hacia unos días para que yo volviera a encargarme de ellos. “¿Sabes que en el pasado Dancer ha sufrido de depresión? Tuvo que ser tratado y todo”.