Estocolmo

Día 023 / Día 024 (Parte I)

En el ojo del huracán

Luego del “no-beso”, como había decidido nombrar a la situación que había vivido junto a Dancer el día anterior, traté de evitarlo a toda costa. Esto incluía esquivar cualquier situación en la cual ambos nos encontráramos sin previo aviso solos.

Al principio me recluí en mis libros, sin prestarles atención. Sin embargo, rápidamente comencé a aburrirme y mi cerebro siempre regresaba a ese momento. Necesitaba dejar de pensar, por eso realicé una lista con las cosas que creía que ellos podían querer. 

Primero pregunté a los que hablaban inglés y estos preguntaron, a su vez, a los demás. Lo que produjo que no me viera forzada a tener que sostener una conversación con Dancer.

Me sentía avergonzada por mi comportamiento en el cuarto de baño. Siempre he odiado ese sentimiento de vergüenza que me invadía al dejarme llevar por mis instintos sin pensar en las consecuencias. Solía ser de las personas que analizaban todo varias veces antes de tomar una decisión. A veces, lo sigo haciendo.

El día siguiente, mientras volvía de mis clases, me detuve a comprar los ítems de mi lista. Algunas de las cosas de la lista eran difíciles de conseguir. Aun así me esforcé lo más que pude para lograr obtener todos artículos, y así fue.

Recuerdo que en el camino hacia el sótano me tropecé con Amapola, o mejor dicho, ella me atropelló a mí. No habíamos logrado tener una charla “normal” luego de sus nuevas indicaciones. 

—Ten cuidado o caerás por las escaleras —A.M. me recorrió con la mirada mientras decía eso— ¿Por qué estas así vestida? ¿Sabes que ellos te juzgarán por cómo luces? —Al parecer, según ella, unos jeans combinados con una sudadera con capucha era algo sin estilo que debía ser quemado y eliminado de mi guardarropa. A veces, solo a veces, Ama me recuerda a mi madre… Ambas comparten las mismas opiniones sobre mi estilo al vestir. ¿Qué puedo decir? Amo los abrigos deportivos, ¿eso es un delito?— ¿A dónde te diriges con tantas cosas? ¿Qué llevas?

—Solo artículos que necesitan y me han pedido. ¿Por qué sigues allí parada? Esto es demasiado pesado. ¡Ayúdame! —Vi como ella negaba con su cabeza.

—No bajaré allí. Mi tío me ha prohibido relacionarme con ellos. Además… —Tuve que esforzarme para no soltar una carcajada ante la ironía. ¿Su tío le prohibía bajar a relacionarse con ellos? Ama era una cobarde cuando necesitaba, o eso pensaba.

—Tú vendrás conmigo —Solté con determinación mientras le tendía algunas bolsas con las compras. Vi la duda reflejada en sus ojos, así que me apresuré impidiéndole pensar más de la cuenta— ¿Dónde está tu tío ahora?

—Tuvo que salir por negocios, pero sus zhǎoyá siguen aquí. Puedo sentir cómo me vigilan… —Ama, que en ese momento se hallaba descendiendo por la escalera, al arribar al último escalón, tropezó—. Aaaaay…

Pude ser testigo de cómo Dancer, a una velocidad alucinante, tomó ambas bolsas en el aire a la vez que Grumpy impedía que A.M. cayera de bruces al suelo. Todos contemplamos la hazaña en silencio, de pronto la habitación se llenó de tención.

Smart junto a Leader, que habían estado conversando momentos antes, se acercaron a la escalera para arrebatarme las compras al mismo tiempo que Angel Face me extendía su mano para impedir que cayera. Le sonreí ante su gesto innecesario. La causa de que Ama tropezara eran sus tacones altos, los cuales jamás vestiría ya que no sabía cómo caminar con ellos. Siempre he amado las zapatillas y el día que muera sé que me enterrarán con ellas.

Al percatarse del gesto de Angel, Joker corrió a nuestro lado,  me extendió su mano y ambos me hicieron descender como si fuera una reina. Los tres comenzamos a reír con ganas. 

Ama seguía en los brazos de Grumpy cuando llegué a su lado. Parecían absortos en la mirada del otro. ¿Grumpy se había sonrojado? Eso era nuevo. Aunque no lo culpaba: Amapola era dueña de una belleza tan deslumbrante que hasta las reinas de belleza la envidiaban. Sus rasgos angelicales y su físico delicado la hacían lucir como una criatura que debía ser cuidada, como una pequeña hada. Recuerdo que su padre acostumbraba a llamarle Tinkerbell cuando era niña.

Los observé por un momento para luego dirigirme hacia la mesa multiuso y comenzar a distribuir los elementos que había comprado. Esos dos podrían hacer lo que quisieran… Quizás Amapola necesitaba a alguien más gruñón que ella para que la exorcizara de sus demonios. 

—¡Has conseguido todo! —Oí cómo la voz de Romantic me quitaba de mis pensamientos—. Eres buena en esto.

—Me deben varias libras —Suspiré al ver como se abalanzaban hacia la mesa. 

Entre los objetos de la mesa se encontraban: maquillaje para Angel, dulces para todos, algunas película extrañas que Joker me pidió, una bebida alcohólica llamada soju, algunas cervezas, elementos de higiene personal, ropa de todo tipo, barniz de uñas para Older, unos cuadernos y lápices de colores para Romantic y Joker, algunas verduras y especias extrañas para Grumpy, una pesas para hacer ejercicio para Smart y tinte para cabello para algunos de ellos, ya que comenzaba a crecerles el cabello y su color natural resalta en contraste con el tinte anterior. Como dije: me debían algunas cuantas libras, sobre todo Grumpy y Angel.

—Tú nos secuestras, tu paga —la respuesta de Joker produjo que una risa irónica se escapara de mis labios.

—¿Has oído, A.M.? Me debes unas libras —Solté de pronto mientras robaba un extraño dulce de los que estaba comiendo Dancer para luego escupirlo al sentir su horrendo gusto. No logro comprender cómo pueden ingerir eso. 

Mi mirada recayó en Ama al no oír una de sus respuestas hilarantes. Aún se encontraba entre los brazos de Grumpy. Ambos al oír mi comentario se separaron. ¿Me engañaban mis ojos? ¿Ama se había sonrojado? Era raro que eso sucediera.




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