Estocolmo

Día 27/Día 28  

La llegada del huracán 

Pasaron algunos días desde que A.M. había soltado la bomba de que las empresas ya habían sido notificadas de sus desapariciones, lo que despertó sentimientos encontrados en todos nosotros. 

Por un lado, estábamos felices de que los estuvieran buscando. Pero por el otro, teníamos miedo de quedar comprometidos con las acusaciones de secuestro. Teníamos miedo de ir a la cárcel. Ahora que lo pienso, era una idiotez, porque de todas formas, todos terminaríamos procesados y enjuiciados. Desperdiciamos energías en eso cuando podríamos haberlos ayudado a escapar.

Sin embargo, de algo estábamos seguros: los medios de comunicación no habían sido notificados. Parecía que las disqueras querían mantener el secreto bajo siete llaves. Y eso nos ayudaba a nosotros con respecto a nuestro plan de liberarlos e implorar su perdón. Si ellos no nos denunciaban y fingían haberse tomado unas vacaciones o un descanso, nosotros podríamos seguir con nuestras vidas.

Durante los días que pasaron, Ama se encontraba iracunda todo el tiempo. No se acercaba a ellos. Cada intento de que eso sucediera, era inútil. Parecía que algo había cambiado en ella. De a poco La Madrina volvía a realizar su aparición, por momentos, y no era aleatorio.

Para ese entonces, el señor Chan había vuelto, y al enterarse lo que Ama estuvo haciendo, la insultó y maltrató. Además, le prohibió relacionarse conmigo, o con Cala o Elián, como así también le puso guardias las 24/7. Es decir que Ming debía perseguirla a todos los lugares a donde ella fuera, excepto el baño.

Por su parte, los miembros de la banda comenzaron a tratarme con demasiado respeto. Las bromas sobre compartir baños o camas se habían terminado. No permitían que los abrazara o les hiciera alguna caricia que demostrara mi afecto hacia ellos. Eso era extraño, pero no quería creer que la situación que habían presenciado con Elián fuera la culpable de sus cambios. 

Algunos de ellos no me dirigían la palabra, como sucedía con Angel Face o Dancer. Otros me ignoraban completamente, como Joker o Smart. Luego estaban Leader y Older, que se dirigían hacia mí si la situación lo demandaba. Y por último, se encontraban Grumpy y Romantic, que eran con los que más tiempo pasaba. Dancer me fulminaba con la mirada cada vez que me acercaba a Grumpy, pero como este último lo ignoraba, solía hacer lo mismo. Me había vuelto la reina en cuanto a ignorar a Dancer se trataba.

Tres días habían pasado cuando volví a hablar con Amapola, aunque nuestra conversación fue todo lo contrario a placentera.

Me dirigí a su encuentro en la cocina para poder hablar de la posibilidad de liberarlos. Creía que se comenzaban a sentir incomodos allí abajo. Todo se estaba tornando extraño.

Me prometí a mí misma alejarme del mobiliario de la cocina, por mi propio bien y el de ellos. Más que nada por la barra sobre la cual en ese momento Ama se encontraba sentada. Su atención estaba centrada en la ventana y en cómo el viento soplaba derribando las últimas hojas secas que quedaban en los árboles. Si no hubiera estado tan nerviosa, habría apreciado la vista. Era hermosa.  

Ama tenía una taza con café entre sus manos. Podía oler el grandioso aroma por toda la estancia. Ese era el más delicioso que alguna vez había probado. No era cualquier café, sino que era uno extranjero…, de las tierras de donde sus padres son originarios. Los míos provienen más del sur.

—Buen día —La saludé esperando alguna respuesta por su parte. Sin embargo, nunca llegó. Por eso busqué otra táctica—. ¿Tienes más de eso? —Inquirí deseando con todas mis fuerzas que así fuera. Ella solo negó con la cabeza— Está bien. ¿Qué es lo que sucede? —Volvió a negar con la cabeza—. A.M…

—Creí que éramos amigas —Mi mirada se dirigió hacia ella. Tomé asiento sobre la barra a su lado. Le arrebaté la taza y le di un sorbo. Luego se la devolví. 

—¿De qué hablas? —Entrecerré mis ojos mientras inclinaba mi cabeza. ¿A qué se refería?

—¿A caso lo negarás? —Ella bebió su café. Que por cierto se veía tan delicioso como su gusto lo era.

—No negaré algo que no se si sucedió o no. ¿A qué te refieres? —Suspiré buscando su mirada. Pero ella no quería verme.

—¿Quizás de Joker y tú? Mi tío me ha enseñado las grabaciones… Veo que has disfrutado una noche agitada.

—Ama, no sé de qué hablas. Sí, Joker tuvo una pelea por mi culpa con Angel. Y sí, durmió en mi habitación, pero no sucedió lo que crees. Jamás le haría eso a Cala —Suspiré.

—Sin embargo… ¿A mí sí? ¿Me traicionarías? —Mi mirada atónita la alarmó. Depositó su taza en la barra y brincó para aterrizar majestuosamente en el suelo. Cuando éramos pequeñas, ambas solíamos practicar gimnasia artística; pero al crecer cambié de disciplina, mientras que Amapola siguió en ello hasta terminar la escuela— ¿Cala es tu mejor amiga ahora? ¿Cala no está “loca”?

—Amapola, ¿qué sucede? No comprendo. Cala es mi amiga, como tú. No tuve nada con Joker, como tampoco tendría nada con Grumpy o Romantic… Mierda A.M., no tendría ninguna relación con ninguno de ellos. Están aquí en contra de su voluntad. No podría obligarlos a estar conmigo. Eso sería patético y repulsivo —Sentí arcadas de solo pensarlo. No era mi estilo obligar a las personas a relacionarse conmigo. Y no me atraía la idea tampoco.

—Creo que prefieres a Cala por sobre mí. Estos últimos meses… No importa. ¿Qué necesitabas? —Me sorprendió su repentino cambio de tema. ¿Qué sucedía realmente allí? ¿Por qué quería conversar acerca de nuestra relación? Eso era extraño, pero casi todo lo que se relacionaba con ella era extraño en aquella época.

—Quería hablar de ellos. Creo que sería una buena idea dejarlos libres. ¿No crees? Ama, se cumplirá un mes desde que llegaron y no están reaccionando bien al estar encerrados.

—¿Has perdido la cabeza? Mi tío me mataría si lo hiciera —Deslizó sus manos por su rostro, en signo de impaciencia—. ¿Eso es todo?




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