Sorpresas, sorpresas y más sorpresas
A la mañana siguiente, todo fue demasiado normal para mi gusto. Comimos el desayuno que Grumpy había cocinado como si la noche anterior no hubiera sucedido nada. Mejor dicho, como si nunca me hubiera ido.
Como era domingo por la mañana, no debíamos acudir a ninguna clase en particular. Sin embargo, teníamos que estudiar para los exámenes que se aproximaban. Si algo hay que admitir es que en nuestra universidad, sin importar a qué facultad pertenecieras, los profesores amaban evaluar a sus alumnos. Las semanas anteriores al receso de invierno se acostumbraba a tomar exámenes de todo lo que se pudiera evaluar. Solo odiaba eso de mi facultad.
Salí de la habitación utilizando solo una camiseta, que me llegaba a cubrir la mitad de mi muslo, y mi ropa interior. Jamás lo había hecho antes de que Amapola me “despidiera”, pero en esa ocasión no lo analicé demasiado. Estaba hambrienta hasta el punto de que mi estómago gruñía como un león implorando por algo para comer, y muy cansada tanto física como mentalmente. No tenía ganas de pensar en cosas que no fueran a aparecer en mis próximos exámenes.
Crucé la habitación dirigiéndome hacia el refrigerador, sin recibir ninguna mirada. Era como si nunca me hubiera ido. Algunos de los miembros de la banda seguían dormidos, mientras que otros colocaban sobre la mesa los platillos que Grumpy había cocinado.
Abrí el refrigerador y una gélida ventisca me dio la bienvenida. ¿Por qué no hacía frío en ese sótano? Ahora que lo recordaba… La noche anterior todos ellos me recibieron vistiendo prendas que se acostumbraban a usar cuando nos encontrábamos en verano y no en invierno, como era la verdadera estación en la que estábamos. Amapola debía de haber solucionado el problema.
De pronto, alguien se aclaró la garganta detrás de mí. Me encontraba arrodillada frente al interior del refrigerador, intentando tomar la botella de leche que se encontraba en el fondo. El sonido provocó que diera un pequeño brinco, lo cual me llevó a golpear mi cabeza contra la puerta del electrodoméstico.
—Auch… Esto duele —Solté deslizando mi mano sobre la parte de mi cabeza que había recibido el golpe.
—Sé que aquí está más cálido que hace unas semanas atrás, pero… no deberías ir así vestida en una habitación que está llena de hombres... —Leader tomó mi mano y me ayudó a incorporarme como si fuera una dama de la alta sociedad. Su mirada jamás abandonó la mía. Cerró el refrigerador por mí y me arrebató la botella de entre las manos—. Y sobre todo si estos hombres han sido forzados a estar en celibato por más tiempo del que están acostumbrados. Tu-tu be-so…—Se aclaró la voz que comenzaba a fallarle—. El beso… No sé si hablar de esto contigo, pero… Dancer me matará —diciendo esto último se apartó de mi lado para dejar la botella sobre la encimera de la pequeña cocina, a la vez que apoyaba su cintura contra ella, dándole la espalda.
—Puedes decirme lo que sea. No me ofenderé… siempre que lo digas con respeto —Agregué sonriéndole. La pequeña en mi interior estaba horrorizada de que hablara con Leader sin haberme cepillado los dientes y arreglado mi cabello. Lo tenía suelto y se había crispado de tal forma que parecía un peinado que utilizaría una cantante de disco de los ‘80. En otras palabras, mi peinado junto a mi amplia camiseta podrían hacer malpensar a cualquiera que me viera… si entienden a qué me refiero—. Adelante —Lo animé.
—Parece que recién sales de haber estado en cama con alguien —su sinceridad me dejó atónita por un instante. ¿Ese era el mismo Leader que había conocido hacía algunas semanas? ¿Dónde había quedado el chico educado que reprendería a Joker por decirme algo de ese estilo?
—Oh my God, te han poseído —Bromeé conteniendo el aliento. Lo sujeté por sus antebrazos mientras le daba pequeños zarandeos antes de agregar:—. Joker, deja el cuerpo de Leader. No es gracioso —Lo observé intentar contener una risa con todas sus fuerzas. Lo cual generó una sonrisa en mi rostro.
—He sido sincero. Espero que no te moleste —Negué con mi cabeza y le sonreí—. Seré más directo entonces…, deberías cambiarte.
—No veo el inconveniente de que vista así. Soy una mujer… —Al pronunciar estas palabras me acerqué lentamente a Leader y comencé a deslizar mi dedo índice por su pecho. Iba a terminar mi frase con un “libre” pero me interrumpieron.
—Comprometida —La voz de Dancer me hizo dar un brinco y me aparté rápidamente de Leader. A diferencia de este último, él sí me recorrió de arriba hacia abajo con su mirada. Al llegar a mi rostro, sentí que un repentino calor invadía mis mejillas. Estaba segura que me había sonrojado. Apartó su mirada al instante, como si lo que estuviera haciendo fuera incorrecto—. Disculpa…
Se acercó y se colocó frente a mí. Alcé mi mirada para encontrarme con la suya. En ese momento, la tensión en el ambiente hizo que el aire se volviera denso, lo cual provocó que ambos respiráramos más rápidamente. Podía sentir una fuerte comezón invadiendo mis manos al recordar cómo se habían deslizado por su firme torso cuando nos besamos. Al recordar ese beso, una cálida sensación me invadió mientras que un escalofrío recorría mi espalda. Pude percatarme que su mano se alzaba, pero se detenía antes de llegar a mi cabello. Lo oí contener el aliento, como si se estuviera conteniendo de hacer algo y la vida se le fuera en ello.
Su mano pasó junto a mi cadera, rozándola levemente, para llegar al picaporte del refrigerador. Tiró de él, lo que hizo que la puerta se abriera de improvisto y me empujara contra su pecho. Alcé mis manos para no chocar de lleno contra él. Mala idea número dos de ese día… Mi acto reflejo provocó que las pequeñas descargas eléctricas se despertaran entre nosotros. Un cosquilleo familiar se deslizó por mi espalda hasta zonas que será mejor no detallar.
—Necesito… —Se aclaró la garganta, intentando contener la poca paciencia que le quedaba. No pregunten como lo sé… solo lo intuí—. Necesito… Naneun uyuga pil-yohae, ije gala (나는 우유가 필요해, 이제 가라) —Esto último lo pronunció alzando la voz. Había perdido la paciencia y yo era incapaz de moverme. Mis pies estaban atorados en ese lugar, no podía apartarme de su lado.