Estocolmo

Capítulo 1

Estaba caminando por las calles de San Francisco con mi amiga Abril, íbamos hacia su casa después de una buena fiesta.

No quería llegar a mi casa, era muy tarde y seguramente mi madre ya está ahogada en alcohol, por lo que, como siempre, me quedaría en casa de mi amiga hasta el amanecer.

El camino estaba desierto y hacía mucho frío, sobre todo cada que un auto pasaba junto a nosotras. Hablábamos de las conquistas que tuvimos en la fiesta y de cómo pasaríamos lo que queda de la noche, que básicamente era escabullirnos en su casa para que nadie note lo tarde que llegamos y después dormir profundamente hasta que el sol salga.

Estábamos tan enfocadas en lo nuestro que no notamos que un auto se acercaba, hasta que nos emparejó.

&&&&: ¿Las llevo muñecas?

Valeria: púdrete imbécil- dije sin ni siquiera voltear a ver el auto.

Teníamos cerca de veinte minutos caminando y ya era el quinto auto que mandábamos al cuerno. Él nos dijo algunas obscenidades más y después arrancó desapareciendo por la autopista.

Seguimos caminando cuando escuché que un auto se acercaba a gran velocidad y frenó justo a un lado de nosotras. Volteé para ver de quien se trataba pero apenas y tuve tiempo para darme cuenta que tres hombres bajaban de esa camioneta.

Hombre1: ¡es ella! Súbanlas rápido- gritó un hombre alto y con el rostro cubierto.

Los tres hombres corrieron hasta nosotros y nos tomaron de los hombros con rudeza lanzándonos dentro de la camioneta, yo trataba de escapar, gritaba y pataleaba cuando el miedo se apoderó de mí.

Mi terror aumentó cuando vi que ponían algo sobre el rostro de mi amiga y ella cerró los ojos perdiendo la consciencia lentamente.

Hombre2: hora de dormir muñeca… - dijo uno de ellos poniendo un pañuelo que olía horrible en mi cara, traté de evitarlo pero fue inútil,  me sentía cada vez más débil hasta que todo se tornó negro.

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Desperté con un dolor inmenso en la espalda y el cuello, traté de moverme pero mis manos y mis pies estaban atados, me di cuenta que estaba boca abajo y una venda cubría mis ojos y otra mi boca, tengo mucho miedo, sobre todo de no saber lo que pasaba.

La puerta se abre y escucho pasos acercarse.

Xxxx: bien, éstas son las chicas, esas de ahí son nuevas, de ayer y esas ya trabajan para nosotros.

####: Me gusta ésta.

Sentí que se acercó a mí y mi cuerpo comenzó a temblar.

Xxxx: esa ya está apartada, fue un encargo especial del mexicano... la rubia se coló, ya veremos qué hacer con ella.

De inmediato pensé en mi amiga y supuse que estaría en la misma habitación pero no lograba escucharla.

Entonces todo esto era por mí, ella está aquí por mi culpa. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

####: Carajo...entonces quiero la morena.

Xxxx: primero paga, la última vez la dejaste muy mal y no quisiste pagar. Nos tuvimos que deshacer de esa y era una de las mejores.

####: Está bien. Pero si el tipo ese no viene rápido quiero también a la pelirroja.

Xxxx: si si lo que sea... pero paga.

Al escuchar eso comencé a llorar en silencio, fingía dormir para que no me hicieran algo.

Escuché que se cerró la puerta, y segundos después el grito de una mujer.

####: Levántate ricura, nos vamos a divertir.

Escuché el grito y el llanto de una chica mezclado con asquerosos gemidos y gruñidos masculinos, de vez en cuando escuchaba golpes y la chica lloraba aún más.

Agradecía tener la venda sobre mis ojos y no presenciar lo que seguramente es una horrible escena.

La chica comenzó a suplicar y gritar más fuerte.

####: ¡Cállate!

Escuché varios golpes y después todo se quedó en silencio, apreté mis labios con fuerza para evitar un sollozo.

Los gemidos se escucharon de nuevo pero la chica ya no se escuchaba, moría de miedo.

De pronto escuché un grito masculino de satisfacción y el sonido de unos pantalones abrochándose, minutos después sentí que se volvían a colocar frente a mí, sentía una mirada fija en mi cuerpo, pero yo me concentraba en hacer creíble que estaba dormida.

####: Maldito mexicano- dijo entre dientes.

Acarició mi pierna y cerré los ojos con fuerza, reprimiendo el reflejo de alejarme.

Dejó de tocarme y segundos después se escuchó la puerta y todo fue silencio de nuevo.

Suspiré y liberé las lágrimas que retuve todo este tiempo… quería salir de aquí.

 

No sé cuánto tiempo llevo aquí, ésta posición ya me lastimó.

Me dolía la cabeza y cada vez me preocupaba más por Abril, espero que esté bien.




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