Estocolmo

Capítulo 8

Valentina

Valentina: ¡no!- desperté agitada y empapada en llanto.

David: ¿Qué pasa?- despertó de golpe y me miró preocupado, me arrojé a sus brazos buscando protección- fue una pesadilla... todo está bien linda- dijo acariciando mi cabello y besó mi cabeza.

Valentina: fue horrible- me aferré más a él, levanté mi cabeza y lo vi fijamente- prométeme que vamos a estar bien- dije con lágrimas en mis ojos, él bajo la mirada triste.

David: no puedo prometerte eso, pero te juro que no dejaré que te pase nada

Valentina: tengo mucho miedo David.

David: tranquila mi niña, yo estoy contigo… - dijo y se recostó, yo apoye mi cabeza en su pecho y él rodeo mi cintura con sus brazos- duerme mi amor -  besó mi frente, y yo sonreí, era la primera vez que me llamaba así y de verdad se sintió bien.

El resto de la noche dormí sintiéndome protegida y con una sonrisa en los labios.

Cuando desperté los rayos del sol entraban por la ventana directo a mi rostro, traté de moverme pero unos brazos fuertes me lo impedían, sonreí y me giré con cuidado encontrándome con el rostro relajado de David, estaba dormido y se veía muy guapo, su cabello estaba desordenado y sus facciones estaban relajadas, su respiración era pausada.

Me acerqué a él y besé sus labios, él se removió un poco y suspiró profundamente. Abrió lentamente sus ojos y sonrió, yo hice lo mismo.

David: Buen día linda- dijo frotando sus ojos y después me volvió a abrazar por la cintura

Valentina: Buen día- dije sonriendo, él me besó lento- ¿Cuándo regresa Eva?

David: en tres días- dijo algo nervioso.

Valentina: la voy a extrañar- dije con melancolía- me aburriré mucho sin ella.

David: ¿y para que me tienes a mí?- besó mi mejilla.

Valentina: siempre te vas… - dije riendo.

David: hoy no - susurró en mis labios alegre- aunque también extrañaré a Eva- dijo con melancolía.

Valentina: ¿la quieres mucho cierto?- dije colocando mi barbilla sobre su pecho apoyada en mis manos.

David: sí, estuvo conmigo desde que era un niño, ella nos cuidó siempre cuando estábamos enfermos o tristes, nos ayudaba con la tarea, es como una madre para mí. Siempre ha tenido una sonrisa en sus labios… excepto cuando mi hermana murió y mi hermano se fue- dijo triste, no le quise preguntar nada, parecía un tema complicado para él por lo que tampoco le contaría la horrible pesadilla que tuve ayer. Solo le sonreí y besé sus labios rápidamente- ¿te encuentras bien? Ayer me preocupaste mucho.

 

Valentina: si, fue una pesadilla solamente- dije sonriendo- ¿te preocupaste por mí?

David: claro... te quiero y me preocupas- dijo algo nervioso. Me dijo que me quería, no puedo creerlo.

Valentina: gracias, yo… también te quiero David, en este momento no sé qué haría sin ti- se puso serio.

David: serias libre- susurró molesto.

Valentina: tal vez, pero eso ya no importa- le sonreí, no quería contarle mi triste vida en libertad, aunque él me contó un poco de su vida yo no me sentía bien contando esa parte de mi historia.

David: bueno, es hora de irnos… - se levantó de la cama y yo hice lo mismo colocándome frente a él- ¿qué pasa?- preguntó confundido.

Valentina: ¿a dónde vas? - pregunté sonriente.

David: a la ducha y después a desayunar.

Valentina: no te vayas- besé sus labios.

David: no puedo quedarme tengo...- antes de que terminará sonreí coqueta y cuando me miró confundido puse mis manos sobre su pecho empujándolo hacia la cama de nuevo.

Valentina: no te vayas David… - susurré a milímetros de sus labios. Él tragó saliva con dificultad.

David: tengo... asuntos pendientes Val - dijo con dificultad.

Valentina: aún es temprano - me subí sobre su abdomen y besé su cuello, él suspiró.

David: tenemos cosas que hacer.

Valentina: pueden esperar- besé sus labios- quiero estar contigo.

Él me miró sonriendo y besó mis labios. Sacó mi pijama por mi cabeza y paseó su mirada por mi cuerpo semidesnudo sobre él.

David: me encanta tu cuerpo- sonreí.

Valentina: ¿en serio?- él asintió- pues que bien… - besé su cuello- porque es todo tuyo.

David: ¿todo?- dijo sonriendo.

Valentina: todo, todito, todo- besé sus labios.

David: pues tendré que ocuparme entonces - me tomó de la cintura y se giró hasta dejarme debajo de él.

Besó mi cuello mientras desataba mi sostén.

David: juguemos hermosa - lo miré extrañada

Se acercó a la mesa de noche que había junto a la cama, abrió el cajón y sacó unas esposas para después levantarlas frente a mi rostro con una sonrisa traviesa en los labios.

David: ¿las recuerdas? - asentí sonriendo coqueta.

Eran las esposas con las que me ató a la cama el día que llegué aquí.

David: ese día las usaría, pero algo en ti me lo impidió... te prefería despierta- besó mis labios.

Valentina: ¿qué tal ahora?- le dije extendiendo mis manos hacia él.

David: ahora es diferente muñeca - colocó una de las esposas en mi muñeca y elevó mis manos hasta atarme a la cabecera de hierro- de cierta manera es más seguro para mí, así no desgarrarás mi espalda de nuevo.

Valentina: ¡oye!- él comenzó a reír y yo no tuve más remedio que hacer lo mismo.

David: agárrate fuerte.

Me tomé de la cabecera de metal y lo miré sonriendo.

Él pasó sus dedos por mis labios, mi cuello y por el centro de mis senos hasta que llegó a mi ropa interior. Se levantó y de un tirón la apartó de mí.

Acariciaba y besaba cada rincón de mi cuerpo. Yo suspiraba y gemía sin controlarme.

Él me miró y besó mis labios.

David: te quiero - me susurró y sonreí completamente feliz.

Valentina: y yo a ti… - besó mis labios.

Antes de que me diera cuenta entró en mí, una sensación de plenitud me invadió, me sentía completa junto a él. Se movía lentamente provocando en mí un placer tortuoso sumado a la frustración por no poder tocarlo con mis manos. Aumentó la velocidad de sus embestidas, rodee su cintura con mis piernas y gemía cada vez más fuerte.




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