Valentina
Estábamos en la carretera riendo y platicando, David era muy gracioso, me hacía reír mucho, hablábamos de todo lo que se nos cruzaba en el camino e incluso jugamos los típicos juegos infantiles de carretera.
De pronto se quedó en silencio a mitad del juego y observó el espejo retrovisor, me asusté cuando su cara cambió.
Valentina: ¿Qué pasa?- pregunté preocupada y traté de girar mi cabeza hacia atrás pero él me lo impidió.
David: esa camioneta negra nos está siguiendo desde hace unos minutos... creo que son policías - dijo muy serio, yo comencé a preocuparme, no quería que me separaran de él- trataré de perderlos…
Entró a un camino de tierra pero la camioneta aún seguía ahí y se acercaba cada vez más, prendió la sirena y efectivamente eran policías. Comenzaron a disparar al cielo ya que no podían dispararnos porque yo era “rehén”.
David manejaba a gran velocidad, los estábamos dejando atrás. Y en ese momento me sentí aliviada, lo miré y noté que él también sonreía.
De pronto el camino terminó y caímos por un pequeño barranco.
Algunos metros abajo nuestra camioneta chocó con un árbol, sentí el impacto y un dolor agudo atravesó mi cabeza, estaba muy aturdida y me dolía el cuello, miré a David y él estaba inconsciente con la cabeza sobre el volante, tenía una herida en la frente y comenzaba a sangrar.
Los policías se escuchaban a lo lejos, traté de moverme pero no podía liberar mis piernas.
Sacudí a David y comenzó a despertar, llevó sus manos a su cabeza y se quejó, de inmediato giró a verme preocupado.
David: ¿estás bien?- preguntó tratando de ocultar su expresión de dolor.
Valentina: si, pero no puedo mover mis piernas... tenemos que salir de aquí- dije preocupada.
David: te ayudo - salió de la camioneta con dificultad y abrió mi puerta, trató de liberar mis piernas pero era imposible, además de doloroso.
Las sirenas de la policía se escuchaban cada vez más cerca.
Valentina: es imposible David... debes escapar- dije viéndolo con los ojos cristalizados.
David: no te puedo dejar amor - dijo y sus ojos comenzaron a aguarse- no quiero dejarte.
Siguió tratando de liberarme. Coloqué mis manos sobre las suyas deteniéndolo, y noté que sus manos ya estaban sangrando por el esfuerzo que hacía.
Valentina: amor estaré bien... pero tú no puedes dejar que te atrapen - dije casi llorando igual que él- por favor vete...después nos encontraremos.
David observaba hacia todos lados, desesperado y preocupado.
Las sirenas estaban muy cerca.
Golpeó el auto frustrado y furioso. Limpió sus lágrimas y regresó conmigo.
David: muy bien, pero voy a volver por ti ¿ok?- dijo con su frente sobre la mía.
Valentina: te voy a esperar - dije llorando y él me besó.
Tomó la mochila que estaba en el asiento de atrás y se perdió entre los árboles no sin antes voltear a verme con lágrimas en los ojos
Le lancé un beso con mi mano y él se fue.
Las camionetas llegaron y los policías bajaron, unos se quedaron conmigo a ayudarme y otros fueron tras David, yo solo rogaba que no lo atraparan.
Lograron liberar mis piernas con un aparato especial y me llevaron al hospital.
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