Valentina
Estaba en la parte trasera del auto con mi amiga platicando, supuse que sabría lo de David así que evité ese tema, sobre todo porque es algo que aún me duele muchísimo.
Miraba por la ventana recordando los hermosos momentos que pasé con David. Las peleas que él ganaba cuando me callaba a besos.
Cuando veíamos televisión juntos toda la tarde, los baños que tomábamos por la mañana y los desayunos en la cama.
Los pocos "te amo" que nos dijimos. Pero que a pesar de eso a mí me eran suficientes para ser feliz.
Recordaba todos y cada uno de los momentos que pasamos y me parecía realmente increíble y doloroso que ya no se repitan. Que él ya no me despierte a besos en las mañanas, que no vuelva a sonreírme, no volver a escuchar su risa, su voz.
No abrazarlo por las noches cuando tenga miedo o invadir su baño cuando él estaba en la ducha sólo porque extrañaba sus besos.
El hecho de no estar con él era muy difícil, más de lo que pensé… ¿Quién diría que casi cuatro meses con alguien te marcarían de por vida?
Limpiaba mis lágrimas mientras recordaba, eso era lo único que tenía de él ahora, sólo recuerdos. Y los tendré que atesorar siempre.
Mi amiga me abrazó con una sonrisa triste en su rostro, me recosté en su hombro y sin darme cuenta me quedé dormida, llevábamos mucho tiempo de camino.
Cuando abrí los ojos aún estábamos en el auto, no sabía cuánto tiempo había pasado.
A lo lejos escuché como mi amiga y Alonso hablaban.
Abril: ¿Por qué no le dijiste Alonso? Ella debe saberlo - susurró mi amiga algo molesta.
Alonso: ya lo sabrá… - dijo viéndola por el espejo retrovisor.
Abril: ella está muy mal... le puede dar algo si se le planta en frente.
Alonso: así me lo pidió él, además no creo que eso pase Abril - dijo molesto.
Abril: son unos inconscientes - dijo furiosa y observó su ventanilla dando por terminada la discusión.
Me quedé pensando a que se referían ¿Quién era “él”?.
Horas después llegamos a una antigua ciudad, había algunos edificios pero aun así era muy pequeño.
Entramos a un camino de tierra y al fondo había una puerta de hierro que se abrió cuando Alonso presionó un botón del control que llevaba en el auto.
Entramos y la casa era enorme, con un gran jardín muy bonito, me recordaba tanto la casa en la que vivía con David. Cuando nos acercamos a la puerta alguien salía por ella.
No podía creerlo, mi corazón comenzó a latir desbocado, mi cuerpo comenzaba a temblar y las lágrimas comenzaron a caer sin control sobre mis mejillas, observé a mi amiga y a Alonso a través del retrovisor y ellos sonreían alegres.
Bajé corriendo del auto cuando apenas se detuvo y corrí a sus brazos... era él... mi secuestrador... mi David.
Corrí hacia él y lo abracé con fuerza. Lo besé y él me correspondió, ambos temblamos y no paramos de sonreír. Las lágrimas de felicidad caían por mis mejillas.
Estuvimos así algunos minutos, no lo podía creer, sentía que si me separaba de su abrazo lo perdería de nuevo
David: te extrañé mucho mi amor - dijo con la voz quebrada cerca de mi oído- perdóname por no regresar por ti.
Valentina: no puedo creer que estés aquí - dije y comencé a besar su rostro- te...- beso- extrañé...- beso- muchísimo - dije y nos besamos profundamente.
Después de minutos que a mí me parecieron microsegundos nos separamos y ambos giramos a ver a nuestros amigos.
Alonso tenía abrazada a Abril de la cintura y ella recargaba su cabeza en el hombro de él mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
Abril: ¡por dios! Son tan cursis- todos reímos, Alonso limpió sus lágrimas con su pulgar y depositó un tierno beso en su mejilla.
David y yo nos besamos de nuevo y nos abrazamos.
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