10 años después
Valentina
Vivimos tranquilamente en una pequeña provincia de Brasil, hace tiempo compramos una hermosa casa a las afueras de Rio de Janeiro, con un jardín enorme.
Me encontraba en la cocina, mi parte favorita de la casa, desde ahí podía observar el jardín y el comedor donde siempre pasábamos hermosos momentos.
Estaba preparando algo para mi hermosa familia mientras Eva me estaba ayudando. David logró traerla con nosotros cuando llegamos aquí.
&&&&: Mamá Miguel no deja de molestarme- dijo mi hijo pequeño entrando a la casa.
$$$$: ¡eres un mentiroso! Eso no es cierto mamá, él empezó.
Mis hijos entraron corriendo a la cocina, eran la copia en miniatura de su padre aunque también tenían algo mío.
Miguel era el mayor, tiene 9 años. Mi pequeño accidente, llegó inesperadamente pero lo amamos muchísimo y Diego mi guerrero tiene 6 años, nació cuando apenas tenía 7 meses, tenía problemas para respirar y digerir la comida por lo que pasó varios meses en la incubadora del hospital, pero él se aferró a la vida y ahora es un niño alegre, juguetón y muy travieso al igual que su hermano.
Valentina: chicos ni siquiera nos han saludado y ya están peleando - ambos giraron a verse.
Diego: ¡Hola mami!- dijo mi pequeño dándome un beso en la mejilla- hola nana… - saludó a Eva. Miguel hizo lo mismo.
Valentina: vayan a lavarse las manos... cuando llegue su padre comeremos- ambos subieron corriendo las escaleras chocando entre sí, yo los observé mientras negaba con la cabeza sonriendo.
Eva: son idénticos a mi niño David - yo asentí haciendo una mueca y ella rio.
David y Alonso tienen una empresa de licores, la más importante de Brasil y pronto también de Colombia, mi esposo viajó junto a Alonso a cerrar un trato con un inversionista colombiano que quiere abrir una sucursal allá.
Estoy tan orgullosa de David, logró terminar una licenciatura y sacar una familia adelante, con mi ayuda claro.
Alonso y Abril fueron y son un pilar fundamental para nosotros, son como nuestros hermanos a lo largo de los años hemos fortalecido los lazos que nos unen.
Por mi parte también terminé la licenciatura, fue muy complicado estudiar, trabajar y cuidar un bebé pero logramos salir adelante. Por ahora me dedico a mis hijos porque aún son pequeños y no quiero perderme ni un momento de su infancia, pero de vez en cuando apoyo a David en la empresa mientras los niños están en la escuela.
La puerta de la entrada se abrió y yo corrí hacia el recibidor mientras Eva reía.
Valentina: ¡Mi amor!- dije corriendo hacia sus brazos, él soltó todo lo que llevaba en las manos y me abrazó- te extrañé mucho.
David: y yo a ti amor - dijo besándome.
****: 10 años y siguen igual de cursis no lo puedo creer.
Me separé de David y pude ver a mi amiga abrazada con Alonso
Chris: invité a comer a unos amigos…
Saludé a mi amiga, a Alonso y a sus traviesos hijos. Ellos vivían en la casa de a lado, tenían dos niños que eran gemelos Esteban y Mateo, además de la pequeña Sofía que tenía apenas un año.
Apenas entraron a la casa corrieron hacia la planta alta en busca de mis pequeños. Cuando los cuatro niños se juntaban era un peligro público, no dejaban de hacer travesuras.
Pasamos la tarde como una gran familia, estar con ellos me hace muy feliz, y saber que mi mejor amiga es igual de feliz que yo me llena aún más.
Miré a David que escuchaba atentamente a Alonso y reía con cada broma que hacía, amaba a ese hombre, mi secuestrador. Él y mis hijos lo eran todo para mí.
Observaba a todos felices y sólo esperaba el momento ideal para comunicarle a mi familia y sobre todo a mi David que alguien más se uniría a la familia ya que pronto tendríamos un bebé en casa, otro pequeño de los dos, fruto del gran amor que nos tenemos.
Y así fue como me enamoré de mi secuestrador... un hombre que es ahora el mejor esposo y sobre todo el mejor padre que pude elegir para mis hijos.
El hombre que más amo.
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