Estoy dividida entre dos mundos, y me encanta.

Sucesión II

Capítulo 3: Sucesión II

—¿Y bien?— me pregunta Imri.

Nos ubicamos en el centro de la manada. Me dio sentimiento ver vacía la plataforma donde solía sentarse el alfa. Según tengo entendido, la ceremonia de sucesión tendrá lugar en quince minutos.

Imri regresó rápido. Lo encontré aquí cuando volví; él tiene a Ra cargado, mientras el niño recuesta la cabeza sobre su hombro y lo rodea con los brazos. Ya tiene sueño, ¿y cómo no? Está sobrepasado del horario de dormir.

No he visto a Ariangely, Onil ni Avys en ningún lado. Además, siento que faltan lobos; hay rostros habituales que no están.

—¿Qué te digo?— me rasco la nuca —Lo siento, no averigüé lo que querías. Me centré en otra cosa.

—¿En qué?

—Pues...— hago una ligera mueca —Digamos que Avys es peor de lo que pensé.

—¿De qué estás hablando?

—¿No fuiste a hablar con él?— Imri frunce el ceño al escuchar mi pregunta —Te referías a tu hermano cuando mencionaste que irías tras el origen de los susurros. ¿Verdad?

—Él dijo que le prometió al alfa que no interferiría en su decisión bajo una condición.

—¿Qué condición?

—Que todos lo acepten.

¿Cómo van a estar de acuerdo, si hablamos de quitar al mayor para poner al quinto hijo al mando de todo? La personalidad de Onil no le permite ser popular, y es comprensible. Antes de conocerlo bien lo consideraba un «pesado», y a veces continúo haciéndolo para ser sincera. Onil es el de la reglas, ¡el que acaba con la diversión una vez comienza! Su excelente memoria lo hace recordar cada detalle sin titubear, por lo que solo una persona que es buena con las mentiras, es capaz de competir en su contra.

Hasta a mí, que soy una máster, me la ha puesto difícil en varias ocasiones.

Huelo problemas, la verdad que sí. Tengo el ligero presentimiento de que todo se irá a la basura en aproximadamente nueve minutos con cuarenta segundos. ¿Que por qué tan específica? No puedo parar de mirar mi celular cada cinco segundos.

»Masita— Imri se me acerca al oído —Mantente pendiente, porque cuando te toque el brazo vamos a escapar.

¿Escapar?

¡¿Cómo que piensa escapar?!

—Imri, creo que hay algo que no me estás diciendo del todo— achico los ojos —¿De qué hablaste con Avys?

—No sé si se deba a la pérdida de papá, pero Avys no parece él. Está planeando algo, y no tengo el ánimo suficiente como para lidiar con lo que sea venga. Espero estar equivocado, pero es lo que siento.

—Pero, Imri...— seré directa con él —Oye— le agarro del brazo —Mírame a los ojos y dime a cuál de tus hermanos apoyarías si se tratara de una elección.

—No es una elección— y ahora se ha molestado —Los alfas tomaron una decisión. Te lo dije antes y te lo repito: no es una elección.

—Ya, pero no me hables así— no me gusta cuando usa ese tonito.

—Lo siento— me rodea con su brazo libre —Yo tampoco he sido «yo» en los últimos días.

—Verás que todo estará mejor— le estampo un beso en la mejilla —Eres mi corazoncito. Yo te seguiré por todas partes, porque dejaré de latir si no lo hago. Quiero que te sientas libre de tomar cualquier decisión. Prometo apoyarte— coloco las manos alrededor de sus mejillas —Escaparemos como un buen par de prófugos. De haberlo sabido antes, habría traído mi conjunto blanco de franjas negras. ¡Escaparemos de esta cárcel como un trío de agentes secretos que fueron apresados en un país ajeno por crímenes de espionaje! ¡Uuh! ¡Qué emoción!

Sacudo sus brazos con «diversión», sacándole una pequeña sonrisa en el proceso.

—En mi caso, mi corazón se detendrá si te alejas... ¿Un centímetro?

¡Oww! ¡Mi lobo lindo está siendo el doble de lindo! ¡Lo extrañé mucho! Este mes estuvimos más alejados que nunca por la situación, por lo que no tiene idea de lo mucho que sus palabras significan para mí.

—¿Está mal visto que te bese justo ahora?

Él contesta mi pregunta con un duradero beso en los labios. Si no fuera porque está cargando al pequeño, Imri no dudaría un segundo en comerme a besos delante de todos.

—El pequeño celosín está dormido— juguetea, apuntando a Ra con la cabeza. Él hizo una pequeña pausa para decir esto, volviéndome a besar después de —Todo estará bien siempre y cuando esté contigo— concluye su dosis de cariño.

—Verás que sí.

El momento de la verdad llegó. Todos los lobos se formaron en los alrededores de la plataforma de madera, en espera de que el próximo alfa se subiera a ella y se presente ante «todos sus lobos».

Ahora que lo pienso, Emre me hizo su lobata, ¿eso significa que yo también le debo dar mis respetos a mi cuñado?

Según me explicó Imri, todos los lobos deben de arrodillarse al alfa como una manera de ofrecer sus respetos. Si alguno no lo hace, es considerado automáticamente como un traidor, y su «insulto» se paga con la muerte o el exilio. Todo depende de cuán severo sea el juicio del nuevo alfa.

La alfa se apareció seguida de un escuadrón de lobos detrás de ella. No la había visto desde que anunció el fallecimiento de mi suegris, ¡y guao! Luce... hermosa.

Ella lleva un robusto abrigo de pelaje gris. Debajo, viste un vestido blanco de tirantes, cuya cola es tan grande que dos lobos la tienen agarrada para que no arrastre. Su largo cabello negro, y hasta la cintura, está adornado por varias flores de bisutería. Pasando a su rostro, un maquillaje de sombras carmesí sobre sus párpados se mezcla con una mirada afligida. Sus mejillas están teñidas de rubor, y sus labios, pintados de un rojo vino.

El sonido de unos tambores acompañan cada uno de sus pasos. No se detienen hasta que ella se posiciona en la plataforma, no sin antes pasarle su abrigo a Arissa.

—Buenas noches— se dirige a los lobos. Su expresión revela una profunda tristeza —No nos hemos visto en días, y me disculpo por esto. Lamento no acompañarlos en un momento tan difícil como este— respira profundo —Me alegra verlos bien, dentro de lo que cabe.




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