Capítulo 6: El hogar prometido
Ariangely tiene cuarenta y cuatro años. Muchas humanas de su edad todavía pueden concebir, y parece que una loba también. Se suponía que Cristal y Rem serían los últimos por el tema de que se cree que cuando una loba posee una variación anormal al número de lobos que tiene usualmente, lo recomendable es que no tenga más por problemas que se puedan presentar en futuros embarazos.
Es decir, hasta la camada de Samuel y Aria, ella había tenido un trío de cachorros en dos partos. Al ver que en la penúltima camada nada más nacieron dos, por lo que tengo entendido, los alfas tomaron la decisión de no tener más.
Fue así hasta que cuatro años después, Ariangely quedó embarazada por accidente. Mi hermano me contó que no fue planeado en absoluto.
Y por lo visto, mi nuevo cuñado tampoco, considerando que pasaron dieciocho años desde su último parto. Además de que no creo que ella haya planeado tener un bebé que nunca conocerá a su padre.
Oh, Dios. No puede sonar más raro. ¡Ra será mayor que su tío!
—Amor— llamo a Imri.
Él no ha dejado de dar vueltas alrededor de la sala. Estoy mareada de solo verlo ahí, caminando de un lado a otro con los brazos cruzados y una expresión pensativa.
El hombre se encuentra inmerso en un profundo dilema: por un lado, no quiere regresar al bosque después de que haya evadido toda la situación, pero por el otro, hablamos de su mamá. No conforme con estar triste y tener que lidiar con el conflicto de su manada, tenía que estar embarazada.
»Im— vuelvo y lo llamo. Lo está pensando tanto que ni siquiera me escucha.
—¡Papi!— me ayuda Ra —¡Pa!
Hasta él está siendo ignorado.
—Lúa, quiero saber tu opinión— frena de repente —¿Qué debo hacer?
Ay, está difícil.
Son las horas de la noche. Larimar tiene rato que se fue, por lo que nada más estamos los tres. Si no hubiera sido por la mujer, nosotros ni enterados de lo que pasaba.
—Tus hermanos te tienen entre la espada y la pared...— y eso empeora la situación —Onil está molesto contigo, por lo que no sabemos si te recibirá en su territorio... Ahora bien, no podemos ignorar el estado de Ariangely. No sabremos nada si nos quedamos aquí.
—No quiero ir al bosque— suspira —Mucho menos llevarlos a ustedes.
—Aceptaré cualquier decisión que tomes. Sin embargo, ninguna que involucre nuestra separación. ¡Somos uña y mugre! Si te vas, ¡iremos contigo!
Para ser sincera, preferiría que fuéramos allá y observemos el panorama. Imri no es un lobo solitario, por más que esté actuando como uno. Él le tiene que dar cuentas a la persona que considera su alfa. ¿Por cuánto tiempo seguirá así? Me preocupan las consecuencias.
Se supone que Imri es el consciente de ambos, pero ahora mismo no lo está siendo. Es él quien debería estar pensando en las consecuencias.
—¡Boque! ¡Chí!— Ra es el único motivado por el asunto —¡Boque, papi!
—Hmm— se lo piensa por un par de segundos —Saldremos temprano y regresaremos mañana mismo. Nada de maletas o bultos— vaya —Masita, sé que te gusta probarte varios atuendos en un solo día, pero no llevaremos nada más que la ropa que tengamos puesta.
—¿Y si llueve?— pestañeo un par de veces.
—No lloverá.
—Estamos en plena temporada ciclónica. Ha llovido en las dos últimas semanas.
—Nada de cambios de atuendos— sentencia —Quiero dar la impresión de que no nos quedaremos, cosa que no será posible si te ven cargando con ropa.
—¿Y qué hay de Ra?— no soporto verlo sucio después de jugar con tierra.
—¿Cómo que Ra? El niño puede andar hasta desnudo si quiere— cosa que no acepto —Es más, Ra. Deberías transformarte— aplaude dos veces —Ya estás grande, tienes que transformarte más a menudo.
—¿Eh?— levanta las cejas.
—Vamos, sal de los brazos de mami— lo agarra y coloca frente a él —Quiero ver tu forma lobuna. Transfórmate.
—No quielo.
¿Qué?
—Ra, ¿cómo que no quieres transformarte?— pregunto —¿Por qué?
—Yo mejo' así.
—¿Cómo que estás mejor así?— se extraña Imri.
—Mira.
Y ahora... ¿Está bailando?
Ra se queda en una posición fija, a la vez que mueve el cuerpo de un lado a otro con una sonrisa y los puños cerrados.
¿Qué nos quiere decir con esto?
—De acuerdo, es gracioso— por más que Imri lo esté mirando horrorizado —Mi tesorito será bailarín— río aplaudiéndole.
—Y eto. Mami eto.
Y ahora hace como que se va a caer, tirándose de espaldas hacia atrás, pero colocando su pie de soporte en el último momento.
—¡Guao! ¡Mi bebé tiene mucho equilibrio!— siguen mis aplausos, a lo que él se carcajea satisfecho.
Creo que comienzo a entender. Él nos quiere hacer ver lo ágil que es con su aspecto humanoide.
—No lo apoyes— reprocha Imri —Oye, muy bonito y todo, pero nunca te he visto manteniendo tu transformación por más de quince minutos. Tienes que transformarte.
—Ti, ti, ti— dice bailando de nuevo —Ti, ti, ti, mami— ríe agitando los brazos.
—Ra.
—Baila, papi— le da varias palmadas en la cabeza —Mami, ti, ti, ti— me invita a seguirlo.
Ay, no debería...
—Tranquilo, Imri— me levanto, tomando a mi bebé de las manos para que bailemos juntos —Oww, a mi cachorrito le gusta bailar— sonrío dando varias vueltas con él. Es la primera vez que bailamos —No puedo esperar cuando estés más alto que yo— le doy una vueltita sobre su propio eje, que él completa despacio para no tropezar.
—Lúa, el que Ra encuentre apoyo en ti, me pone las cosas más difíciles— dice con los ojos achicados.
—Es que míralo— chillo aun bailando —Está todo chiquito mi gordito. ¡Y ahora es bailarín!
En la sala nada más se escucha la risa de nosotros dos mientras bailamos. Imri al principio se quiso mostrar serio y como «papi estricto», pero al vernos divertirnos, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. Él tomó asiento en el sofá.
#135 en Fantasía
#103 en Personajes sobrenaturales
hombres lobo, hombres lobo mate bebe, fantasía amor personajes sobrenaturales
Editado: 18.06.2025