Capítulo 10: Una faceta que desconozco
Después de la reunión con los alfas y que Emre comunicara su estado de salud, muchos optaron por mantener distancia con la manada. El primero, y para sorpresa de todos, fue Raviv, quien disminuyó sus visitas de manera exponencial.
En medio de nuestras pláticas, Imri y yo llegamos a la teoría de que el hombre dejó de visitar a Cristal por temor de que Emre decidiera asesinarlo antes de partir. Igualmente, los conflictos políticos en el territorio se veían de lejos, por lo que nadie estaba interesado en quedarse en medio de esto.
¿Cuándo fue la última vez que vi a Raviv? No lo recuerdo. Como él siempre se la pasa con Cristal, porque es obvio, ya que no le permiten más, soy indiferente de su presencia.
Mi cuñada y yo no nos llevamos mal, pero tampoco somos amigas, por lo que no tengo idea de su vida más allá de lo que me ha comentado Imri o lo que he escuchado por ahí. Es debido a esta razón que desconozco la frecuencia con la que se han juntado en las últimas semanas, pero sé que es muy baja.
Creo que, poco a poco, ella ha dejado de tener sentimientos románticos hacia él. ¿Sobre si es lo opuesto con Raviv? No estoy segura, pero le interesan sus hijos, y algo que he aprendido por mi convivencia con los lobos, es que los alfas no acostumbran a recibir un «no» como respuesta.
Y eso lo convierte en una persona peligrosa. Tengo suficiente con el cuñado mayor como para aguantar a otro cara de mosquita muerta. Por lo menos tengo la seguridad de que Avys no me haría daño, ¿pero este? Por favor, no le podría importar menos.
No me agrada que esté por aquí, y lo peor es que se ha detenido a vernos. Por algún motivo, él se puso de cuclillas y ha permanecido allí desde hace varios minutos. No entiendo qué tanto mira y cuál es el motivo de su presencia.
O sea, no lo conozco. Hasta donde recuerdo, nada más hemos intercambiado palabras una sola vez, y bueno, fue cuando lo amenacé entre líneas.
Tomando esto en cuenta, ¿por qué no se va? Me pone los vellos de punta el solo tenerlo detrás de mí. Es más, ni debería darle la espalda, pero estos Pous se mueven demasiado y no quiero descuidarme.
—Interesante— dice desde la orilla.
¿Y ahora qué?
Lo ignoré cuando dijo reconocerme, y lo estoy ignorando ahora. No me interesa hablar con él, y nunca ha sido lo contrario. ¡La única vez que le dirigí la palabra fue para defender a Cristal, porque estoy segura de que es un abusivo!
»Ooh.
Esa pequeña exclamación fue suficiente para hacerme girar. No está sucediendo nada fuera del otro mundo. Solo soy yo, encargándome a refunfuños de tres cachorros nadadores, mientras que un hombre de quien desconfío no deja de mirarme.
—Umh...— lo miro con los ojos achicados para luego regresar a lo mío.
Voy a ignorarlo. No le pienso preguntar por qué está aquí, ni mucho menos volveré a mirarlo. Si él se sentó allí sin ninguna razón aparente, y solo murmura cosas sin sentido, es porque me está molestando.
Lo cual es raro, porque como no me he cansado de repetir, no lo conozco.
—Tía Luna, él te está mirando— me señala Lina —¡Oye, vete!— grita con las mejillas infladas –¡Estábamos aquí primero!
—¿El río no era libre?
¿Se va a poner a discutir con una niña?
—¡Pues no!— frunce el ceño —¡El río es de mi abuelo y a él no le gustan los lobos de fuera! ¡No puedes estar aquí!
—Tu abuelo ya no está.
—Hmp— si para los adultos no es sencillo, no me imagino lo difícil que es para los niños dejar de hablar en presente cuando se refieren a Emre.
—Sigue jugando, mi amor— le digo a la pequeña —El mejor golpe que le puedes dar a alguien, es ignorándolo— sonrío como si nada, haciendo que la niña le dé la espalda y siga compartiendo con los demás.
—Interesante— vuelve a decir.
—¿Pero qué tienes con esa palabra?— ya, me enojé. ¡Me está incomodando!
—¿Hum?— arquea la ceja —Creí que era invisible. ¿Podías escucharme todo este tiempo?
—¿Qué quieres? Cristal está por allá— señalo sabrá Dios, cuál dirección –¿Por qué estás aquí?
—Te estudio.
—¿Disculpa?
—No es usual ver humanos en el bosque, y tú estás cuidando a cuatro lobos— se acomoda en el suelo —Me pareció curioso y por eso decidí detenerme. Además, a menos que haya más humanos y uno de ellos sea tu gemela, tú eres la humana del otro día, ¿no? Te recuerdo muy bien.
—Oh, te felicito por conocer a mi hermana. Es tan preciosa como yo— le corto la mirada, regresando con los niños. Es suficiente, no seguiré hablando con él.
—¿Qué te inspiró a involucrarte con lobos?— cuestiona curioso —¿Los hombres humanos no te han sabido cumplir?
¿Qué?
—No es de tu incumbencia.
—Solo quiero saciar mi curiosidad, no te molestes— sonríe cínico.
—A tu «mujer» le falta poco para dar a luz, ¿qué tal si vas con ella y nos dejas en paz?— como siga aquí, me pienso marchar con los niños. No me da buena espina.
—Se supone que nacerán dentro de tres a cuatro días, por lo que no tengo nada que hacer hasta que suceda.
¿Entonces los lobos no les suelen dar apoyo?
»Prefiero buscar entretenimiento mientras tanto, como ahora que me tienes con muchas preguntas— me mira de arriba hacia abajo —La ciudad queda lejos de aquí, y eres la primera humana que veo metida en una manada. ¿No te da miedo? Te han de satisfacer mucho más de lo que lo han hecho los humanos, como para que estés aquí.
¿Pero por qué todos sus comentarios giran en torno a sexo? Cree que es la única forma por la que estaría aquí.
Y sí, Imri es un buen amante. Cuando lo conocí nunca creí que fuera tan bueno llevándome a las nubes como lo hace, pero esa no es la única razón por la que estoy con él y es obvio.
El que sea el mejor con el que he estado, solo es un complemento; independientemente de que sea un lobo o no.
—¿Te entretiene molestar a la gente haciéndoles preguntas subidas de tono, o solo lo haces porque soy mujer?
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Editado: 13.08.2025