Estoy dividida entre dos mundos, y me encanta.

Camino solitario

Capítulo 11: Camino solitario

Regresamos a los niños al centro de la manada. Lo gracioso (y al mismo tiempo, penoso) es que Fabio no sabía que su hija estaba conmigo, por lo que se volvió loco buscándola por todas partes hasta que nos vio. Su cara de alivio no tuvo precedentes.

¿Mi opinión acerca de mi breve experiencia cuidando cachorros? Hmm, complicado. Debería buscarme otra cosa qué hacer para encajar. Lo peor es que sabía que nada más tenía paciencia con Ra, pero de todos modos he confirmado lo obvio.

—Imri— le susurro al oído. Hemos estado en una cueva desde hace un buen rato.

Cuando dije que quería ser rellenada de amorsh, no lo hice con doble sentido, pero él se lo tomó literal y no me quejo.

¿Cómo podría?

—Hum— contesta con los ojos cerrados.

Tsh, siempre se pone vago después de la acción.

—Oye, ya vámonos. Quiero saber en qué está Ra— le muevo los hombros —Además, quiero que me respondas una pregunta.

Me pareció raro que decidiera quedarse después de conversar con Onil. ¿Y si pasa algo malo y por eso necesita su presencia? ¡No puede ser! ¡¿Qué tal si le declarará la guerra al traidor de su hermano?! Debo saber, porque dependiendo de la respuesta, tomaré la decisión de que huyamos o no.

Sí, qué mal y bla, bla, bla. Pero primero nosotros.

—Ra está bien— refunfuña apretando los párpados —Dame unos minutos más— bosteza volteándose. Él se arropa hasta los hombros con toda la desgana del mundo.

—¡Ay, Imri!— golpeo suavemente su espalda —¡¿Por qué siempre te pones así después de tener sexo?! ¡¿Acaso te aburro tanto que te dejo cansado?!

Sé que no, pero estoy siendo dramática. A ver si así se levanta.

—¿Pero qué dices, Lúa?— me mira con los ojos achicados —Oye, ¿tienes fiebre? ¿Porque, por qué dices algo así?— me toquetea la frente.

—Quiero que te levantes y salgamos de acá.

—Hmmp, nop.

¿Cómo que no?

—¡Imri!

—De que me dejas cansado, lo haces. Pero sabes muy bien la razón.

Bueno, a él nadie lo manda a repetir rondas con una muy pequeña brecha tras otra. Soy mujer, no necesito «descansar» como tal.

»Me drenas la energía— comenta como si fuera una especie de súcubo —Y luego te quejas de que esté cansado después de.

—Ay, no lo estás.

—¿Cómo no? Claro que sí.

—Imri, no me mientas.

—¿Pero cómo así?

—¿Seguro de que estás cansado?— me posiciono sobre su vientre, haciendo que él se acueste bocarriba —Yo ya «descansé» lo suficiente, ¿no quieres otra más?— jugueteo deslizando la mano en su pecho —Ya que no quieres salir de aquí, hagamos el rato bien aprovechable.

—Jum— sonríe entrelazando las manos alrededor de mi cintura.

Y dizque estaba cansado, y mírenlo; me está besando, mientras que con sus manos va bajando poco a poco.

—¿No dijiste que te drenaba la energía?— cuestiono entre besos.

—Pues me la has devuelto.

—Es lo que quería escuchar— río separándome de él. ¿Dónde aventó mi ropa interior? —Vamos, levántate.

—Mi masita es una tramposa.

—¿Y mi brasier?— no encuentro nada —Imri, a la próxima que te emociones, procura tirar mi ropa en el mismo lugar.

—Aquí está— se encontraba debajo de su abrigo. Él me lo pasa, quedándose viendo su pieza por unos segundos —Hum— baja las cejas con una mirada melancólica.

—Ra está creciendo mucho. ¿Qué pasará con su abrigo?

Eveling no está. En el futuro, él no podrá utilizar su abrigo porque le quedará pequeño.

—Cuando se le haga otro abrigo, se juntará las partes del que tiene— antes se escuchaba coqueto, pero ahora se ha puesto serio.

Imri se está esforzando mucho por mostrarse bien, pero la forma en la que mira su abrigo, dice mucho.

—Te amo— lo abrazo, mientras él apoya la cabeza en mi pecho —Eres mi novi-lobo lindo. ¡El mejor del mundo! ¿Quieres que inicie las porras? ¡Porque...!

—Estoy bien— me da un beso en la mejilla —Oye, admito que no quiero salir porque no soporto el ambiente. El alfa nada más hizo partir, para que todo cambiara.

—¿Por qué cambiaste de opinión sobre marcharnos?

—Me preocupa Onil— suspira —Él era el más cercano a papá, y ahora es el alfa. Además, la mitad de la manada lo rechaza. Temo que sea demasiado para él. Mi hermano no es tan fuerte como parece.

—¿Cómo lo viste?

—Está mal. Y me hace sentir peor, el hecho de que he sido ambiguo con él desde la sucesión. A partir de hoy, me inclinaré hacia un alfa. Ya no seré más tibio.

—¿Y qué harás con Avys?

—Iré al territorio que invadió y le reclamaré por sus acciones.

—Pues a Avys no es como que le importe mucho la opinión de ustedes. Tú mismo lo has dicho, él los ve como chiquillos.

—Si Avys no atiende mis reclamos, tendremos que pasar a la siguiente maniobra— suspira —Lo que está haciendo es una falta grave, y si Onil no puede con él, será la burla de todo el bosque. Nadie lo respetará como alfa si acepta que otro lobo se apropie de la mitad de su territorio y de sus lobos.

»Como el primero de la segunda camada, debo proteger a mi hermano, por más que signifique hacerle daño a otro... En estos días he pensado mucho.

—Imri, ¿nos quedamos porque piensas entrar al conflicto?

—¿No querías que me hiciera cargo de Onil? Lo haré.

No tan así. Solo quería que dejara su indiferencia de lado, pero lo que dice va más allá.

—¿Qué tienes en mente?

—Empezaré a actuar serio respecto a Avys. No seré compasivo, tampoco blando. Ahora, no podré hacer nada mientras tú estés por aquí. Me pediste tres días, ¿no? Bueno, en tres días voy a regresarte a la ciudad.

—Espera, espera— no me gusta por dónde va esto —¿Y por qué tendrías que regresarme? ¿Qué vas a hacer?

—Eres humana. Mientras más lejos de los asuntos de lobos estés, mejor. No quiero arriesgarte.

—Te falta una pregunta por responderme. La más importante: ¿qué vas a hacer?

—Trataré a mi hermano mayor como lo que es: un traidor— suspira —Y aceptaré a Onil como mi alfa. Nadie atenta contra mi alfa, por lo que deberé ser frío.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.