Estrellas bajo tierra: la fe del pueblo libre

CAPÍTULO XVI: CONOCE A TU ENEMIGO, CONOCE A TUS HERMANOS

- ¿Falta mucho? - Preguntó Christie por el intercomunicador por enésima vez y riéndose por ello.

- Sigue así y te tiro sin paracaídas. - Respondió Nightwing al oro lado del altavoz.

- ¿Despresurizarías el avión para tirarla por la ventanilla? - Preguntó Uhura.

- Bueno, pues la ahogo en el mar en cuanto lleguemos. - Rectificó una de las pilotos.

No era un mal avión, pero no iría tan rápido como los más grandes, por ello tenían que tener paciencia y cada uno se entretenía como podía.

- Cómo envidio a Ripley. - Comentó Christie lanzando otra bolita de papel. - Puede dormirse en cualquier lado.

- Pues yo no la envidio por tener la boca llena de las bolitas de papel que estamos encestando. - Comentó Karras. - Sabes que cuando despierte te echará a ti la culpa.

- Vais a atragantarla y no tengo ganas de practicarle una traqueotomía con un bolígrafo. - Comentó Joy, como médico del grupo.

- Ag. Sangre. Qué asco. - Exclamó Christie sintiendo un escalofrío.

Por su parte Igneel y Grievous se distraían jugando a un videojuego online usando dos pantallas táctiles y gritando o quejándose cada vez que uno perdía o ganaba . Y mientras todos amenizaban el viaje con diferentes entretenimientos, Harley intentaba centrarse en el radar. Si les detectaba un caza, sería su fin.

- Habría sido mejor tener un avión militar. - Comentó Harley. - Así, si nos detectan tendríamos algo con lo que defendernos.

- A falta de pan... - Dijo Uhura dejando el refrán en el aire. - Además si un caza nos detectara no tendríamos oportunidad de escapar ni aunque tuviésemos un avió militar.

- Aún así, ¿cómo habríamos podido llevarnos un avión de una instalación militar? - Quiso saber Nightwing. - No. Es mejor un avión comercial, no atacaran un avión de pasajeros sin estar seguros de que es el avión que buscan. Además, la ruta que vamos a tomar no es la más indicada, con un poco de suerte ni nos buscarán por aquí.

- ¿Qué quieres decir con que no es la más indicada? - Preguntó Christie que se había aburrido de tirar bolitas de papel dentro de la boca de su amiga dormida y se había presentado en la cabina.

- Daremos un pequeño rodeo y nos ocultaremos bajo las nubes que se están acumulando en esta parte. - Explicó señalando una manchita oscura en su pantalla de control. - Así no nos detectaran con facilidad. Christie miró extrañada la pantalla, no entendía lo que estaba viendo.

- Siiii. Claaaaro. - Expresó al no comprender el dibujo de la pantalla. - Lo que tú digas. - Dijo Christie. Uhura se frotó los ojos cansada, llevaba seis horas sentada en esa silla.

- ¿Puedes tomar un momento todos los controles? - Le preguntó Uhura. - Volveré antes de que entremos en la tormenta.

- Si tengo algún problema te llamo. - Respondió Nightwing. Uhura se soltó el cinturón y levanto los brazos estirándose. Su camiseta sólo tuvo que levantarse unos centímetros para mostrar el tatuaje de su costado: una hermosa sirena sentada sobre una roca.

- Será mejor que comamos ya, antes de entrar en la tormenta. De momento no sabemos cuánto tiempo estaremos en ella y será difícil comer con las turbulencias. - Dijo Uhura entrando en la zona de los pasajeros. Ripley se despertó de repente y tosió las bolitas de papel que sus compañeros había encestado. Sé frotó los ojos sin saber muy bien que pasaba mientras algunos de los demás pasajeros reían o se escondían.

- Sois unos cabrones. - Anunció.

- Ha sido Karras. - Aseguró Christie sin que nadie la creyera.

- Sí hombre. - Se quejó éste.

Sacaron la comida que habían comprado en Esperance antes de subir al TCD. Embutido y pan para hacer bocadillos, lo más simple y rápido. Ya cocinarían algo más sano cuando llegasen a Tôlanaro.

- ¡Uhura! ¡Harley! - Llamó Nightwing. Al oír sus nombres no tardaron en llegar hasta la cabina. - Ese trasto a empezado a pitar como loco. - Dijo señalando al radar.

- ¡Mierda! - Exclamó Harley.

- Dime que no nos han detectado. - Pidió Uhura sentándose.

- No nos han detectado. - Contestó Harley. - ¿Ahora quieres que te diga la verdad? - Miró la pantalla donde se reflejaba el posible enemigo. Encendió el interfono. - Más vale que os pongáis los cinturones y os agarréis fuerte. - Comentó finalmente tras abrochar su propia correa de seguridad. - No es un caza, eso es seguro. - Harley estudió las imágenes y señales del radar con detenimiento. A cada segundo que pasaba los pasajeros se ponían más nerviosos, pero no merecía la pena demostrarlo, cualquier comentario sólo estorbaría en la concentración de Harley. - Demasiado pequeño para ser un avión de pasajeros grande como los que hacen una ruta como ésta. Debe ser un avión militar, pero no un caza, quizá un avión de transporte de tropas o algo similar.

- Con un poco de suerte no tendrá misiles que lanzar. - Imploró Uhura. De repente Harley puso algo por el altavoz. Una voz ronca proveniente de fuera del avión resonó por todos los rincones del aparato.

- Soy el capitán Sanders. Me veo en la obligación de comunicarles que van a ser escoltados al aeropuerto de Perth y detenidos en cuanto bajen del avión. - Notificó a los integrantes del avión. Todos se quedaron parados, aunque sabían perfectamente que es lo que iban a hacer. - Les agradeceré que colaboren conmigo. Si así lo hacen, de piloto a piloto y con mi autoridad como capitán, les prometo que serán tratados con respeto. - Podía prometer todo lo que quisiera, en cuanto se enteraran de quienes eran en realidad, les matarían sin dudarlo. Sus nombres y sus rostros fueron fichados años atrás y seguirían registrados como los de los primeros revolucionarios, no tardarían en atar cabos hasta llegar a la conclusión de que fueron ellos quienes crearon el CES. Una vez llegados a ese punto, había algo que todos sabían: no había vuelta atrás.

- En breves momento tendremos la oportunidad de meternos en la tormenta eléctrica, pronto la tenemos encima. - Anunció Harley. - ¿Qué hacemos? - Era una pregunta obligada, pero todos sabían cuál sería la respuesta. Ella cogió el comunicador para responder al capitán de forma evasiva, pero de repente alguien se presentó en la cabina y cogió el comunicador de la mano de Harley.




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