Se detuvieron a unos pocos metros de la playa y se mantuvieron alerta. No sabían lo que iba a encontrar. Antes de marchar comprobaron que la medicina de Pólux había hecho efecto y así había sido. Miraron alrededor, las armas bien amartilladas contra el vientre. Un recoveco ocultaba levemente la playa, aquel lugar estaba tan inusualmente desierto y silencioso que parecía una trampa. ¿Y si "Los mitológicos" con los que habían logrado ponerse en contacto eran unos impostores? De pronto vieron algo colocado sobre una toalla en un lateral de la playa, si no fuera imposible jurarían que alguien había dejado abandonado sobre aquella toalla un bazuca. Toda clase de ideas pasaron por sus cabezas y entonces divisaron a tres chicas jóvenes en la orilla de la playa. Iban en traje de baño y su melena se mecía con la brisa del mar. De repente una de ellas gritó. Haciendo aspavientos se levantó de la toalla de un salto y se alejó asustada de algo que, desde esa distancia, era invisible. Acto seguido sus compañeras la acompañaron en su jaleo incorporándose velozmente.
- ¿Dónde está? ¿Ya se ha ido? - Dijo una de ellas un poco más calmada.
- ¡Cómo odio las avispas! - Exclamó la primera sentándose de nuevo en la toalla. Con el ajetreo no se fijaron en que las tres lucían tatuajes, así que dedujeron rápida y equivocadamente que esas jóvenes no podían pertenecer a "Los mitológicos". Quizá dieron la sensación de ser demasiado delicadas para ser revolucionarias. Dann, uno de los más adelantados del grupo torció la cabeza y se dio cuenta de algo. El bazuca ya no estaba, sólo quedaba la toalla sobre la que estaba con anterioridad.
- ¿Hay buenas vistas? - Preguntó una voz de hombre a sus espaldas. Cuando Dann y los demás se giraron vieron a tres hombres y una mujer en su retaguardia. Todos ellos debían tener más o menos su edad, incluso eran más jóvenes que algunos de ellos. El que había hablado sostenía el bazuca en su hombro, pero no parecía tenerlo listo para disparar. Sin embargo, otro de los chicos y la chica sostenían armas cargadas. El cuarto, en cambio, sostenía un animalito en las manos. Todos ellos en bañador, algo que no se consideraba muy decoroso en ese tiempo. - ¿Sois los de Toulouse? - Preguntó amablemente el hombre del bazuca.
- Sí. - Contestó rápidamente Rosalind. - Soy Antares y él es Cas. - Dijo señalando a su compañero. - Somos los líderes de la División Armada de Toulouse.
- Yo soy Grievous de "Los mitológicos". Un placer. - Dijo sonriendo. Luego se fijó en una de las chicas del grupo. - ¿Qué tal Samara? - Preguntó a la joven con el árbol tatuado en la nuca y que les había acompañado hasta allí.
- Muy bien. Gracias. - Contestó ella. Si ambos se conocían y ella había demostrado, para ambos bandos, ser de confianza no había motivos para que desconfiasen los dos grupos. Al final su presencia había hecho de intermediario calmando la situación.
- ¿Qué has hecho con tu pañuelo? - Le preguntó la chica del grupo que les había asaltado. Ella se tocó la cabeza.
- He olvidado ponérmelo. - Sacó rápidamente un pañuelo de su mochila y se lo colocó en la cabeza con mucha destreza ante la mirada de los presentes. Todo el grupo se quedó sorprendido, quizá era una costumbre suya, pero ¿para que se iba a poner un pañuelo en la cabeza?. - Soy musulmana. - Explicó ella. - Es una tradición en mi religión llevar el pelo cubierto. Pero si lo llevo cubierto por ahí y alguien me ve, seguro que me encierran. - Ya estaba mal visto no ir todos los domingos a la iglesia, era un delito ser rebelde y ser homosexual estaba considerado una enfermedad. Pero ser de otra religión era posiblemente lo más peligroso en el mundo, incluso más que ser ateo o agnóstico. Tras la sorpresa del grupo Cas se dirigió hacia el hombre con el bazuca.
- ¿Eres el líder? - Preguntó lleno de seriedad y curiosidad.
- No. - Dijo sin más acomodándose la enorme arma en el hombro y avanzando calmadamente, siendo seguido por sus compañeros. - Venid. - Les animó. Los cuatro desconocidos que decían ser miembros de "Los mitológicos" les adelantaron, entonces pudieron entender la razón del nombre de aquel misterioso grupo. La espalda del chico que tenía en sus manos a aquel pequeño animal estaba cubierta casi por completo por un enorme tatuaje que representaba un feroz dragón sin alas envuelto en llamas. Les condujeron a través de la ardiente arena hasta las tres chicas que habían visto anteriormente. Poco a poco fueron viendo los tatuajes de las jóvenes, en los que no habían reparado antes: Un hada, una ninfa del bosque y un centauro arquero. Una de ellas se levantó alegremente y se presentó. - Son los de Toulouse. - Comentó Grievous.
- Soy Harley Quinn. - Anunció una de ellas sonriendo amablemente.
- ¡H. Quinn! ¡Tú eres quien nos envió el mensaje! - Exclamó Herby de repente muy emocionado. Ella asintió. - Yo soy Altair. Soy el informático del grupo. - Comunicó presentándose formalmente. Pero no pudo mantener mucho tiempo su curiosidad. - ¿Vosotros sois "Los mitológicos"? ¿Los de verdad? ¿Los que formaron el CES? - Preguntó de seguido como si no se lo creyera de verdad.
- Sí. - Afirmó Christie. - ¿Por qué lo preguntas?
- No sé...- Empezó Altair algo tímido. - Yo os imaginaba más...
- Creo que estoy empezando a sentirme insultado. - Confesó Grievous.
- Yo no estudié Telecomunicaciones para dejar que me insultara un informático ¿eh?. - Afirmó Harley fingiendo sentirse ofendida sin dejar de mostrar una sonrisa en el rostro.
- No pretendo insultaros. - Afirmó rápidamente Herby.
- En el mensaje decía que una bala te atravesó la rótula. - Comentó Joy sin venir a cuento. Matt titubeó un instante ante el repentino comentario, así que no le dio tiempo a decir nada. - Vamos a la montaña, allí podré echarle un vistazo. - Entonces todos cogieron sus cosas y se encaminaron en los coches montaña arriba. Había una puerta de cemento pintado que se camuflaba bien con el ambiente, casi podían no verla si no la buscabas bien y menos ahora que ya casi había caído el Sol por completo. Entraron todos y bajaron una escalera hasta llegar a una habitación donde había una mesa de comedor. En una de las paredes se podían leer lo siguiente: