El resto del día fue calmado. Hubo gente que tomó la decisión de irse nada más terminar el pequeño discurso de Antares. Otros tardaron más y no se marcharon hasta el último momento. Aquella noche Antares pidió a Dann que hiciera un recuento. En total, contándose a ellos mismos quedaron sesenta y siete personas. No podía culpar a nadie por irse, quizá ellos no lo hacían simplemente porque no tenían esa opción, hacía demasiado tiempo que ya no la contemplaban dentro de sus planes.
En la mañana todos los que quedaron fueron trasladados a la habitación donde habían instalado el comedor. Ninguno sabía muy bien a quien pertenecían esos lugares o quienes eran las personas que les ayudaron a instalarse en su llegada. En ese estado de confusión y descontrol sencillamente estaban dejándose llevar por las pocas y lejanas instrucciones que "Los mitológicos" les daban.
Antares vio que en las paredes de la sala había dos pantallas de grafeno que no estaban el día anterior. Una persona conocida pasó por su lado.
- Al final has decidido quedarte. - Observó. Gris se dio la vuelta y la miró con media sonrisa.
- No estaba dispuesto a huir. - Contestó el muchacho. - A pesar de que muchos me lo han sugerido. - Admitió. - Yo no soy mi padre. - Afirmó en un volumen muy bajo y cabizbajo.
- Es cierto. No lo eres. - Aseguró Antares sin conseguir que Gris levantara la cabeza. - Pero si lo fueras no permitiría que te fueses. Tu padre era un buen hombre, Gris. ¿Quién no entraría en pánico al ver a los suyos en peligro?
- Pero nos traicionó. - Añadió él.
- Resulta mucho más fácil tomar decisiones cuando tu familia está lejos del peligro. Créeme, lo sé. - Dijo poniendo una mano sobre su hombro. - Tu quédate cerca y prometo cuidar de ti lo mejor que sepa.
- Antares. - Se escuchó la voz de Matt llamándola. Ella golpeó un par de veces el hombro de Gris y llegó hasta donde estaba su compañero. Éste señalaba el fondo de la sala donde halló a "Los mitológicos" en círculo. Parecían estar discutiendo algo importante, así que se dirigió hacia ellos.
- Yo no voy a subirme ahí. - Dijo Christie señalando a una mesa vacía.
- Puff. Pues yo tampoco. - Aseguró Nightwing.
- A mí no me apetece nada, pero si tengo que hacerlo... - Afirmó Uhura resignándose.
- Voy yo. - Dijo finalmente Karras ante la mirada de pasmo de todos.
- ¿Vas a hacerlo tú? - Dijeron casi al unísono varios de ellos. - ¿En serio? - Karras se limitó a encogerse de hombros y dirigirse hacia la mesa que Christie había señalado anteriormente.
- ¿Hacer qué? - Preguntó Antares al llegar a su lado.
- Sólo mirad. - Aseguró Harley. Karras se subió a la mesa y pidió atención. Pero en un principio nadie le hizo caso. Grievous se dirigió a una de las pantallas y, pulsando un par de botones, ambas se encendieron. Al otro lado de las pantallas aparecieron varias personas, era una video conferencia. Al ocurrir esto todos se quedaron en silencio, y acto seguido miraron a Karras como pidiendo explicaciones, algo que él no se esperó por lo que se sintió algo sorprendido y permaneció callado mientras todos le miraban. - Esto... no quiero alargar mucho esto... yo... - Antares reconoció a dos de las personas que se reflejaban en las pantallas, pero no muchos otros a su alrededor parecían hacerlo.
- Empieza por presentarte. - Le sugirió Christie.
- Está bien. Está bien. - Se dijo a sí mismo. - Como algunos sabéis me llaman Karras. Soy uno de los nueve... - Se paró en seco al decirlo pero rectificó tan serenamente como pudo. - ...ocho integrantes de "Los mitológicos". Pero ese no es mi nombre real. En realidad me llamo Miguel. - Admitió. - Pero los pocos que me llaman así...bueno, hace mucho que no los veo. - Cogió aire para seguir hablando. - Creamos el CES con un sólo objetivo, proveer de conocimiento a la gente corriente para que pudieran tomar decisiones propias, guiar su propio camino sin que Hatefiel controlara sus vidas a voluntad. Basamos la organización en un concepto sencillo: El conocimiento es libertad. Conocer cómo funciona el mundo es el primera paso para conocernos a nosotros mismo, para pensar por nosotros mismos. Por eso decidimos llamar a la institución Cogito ergo sum. - Explicó. - Pero cuando esto se volvió más grande de lo que nos sentimos capaces de dirigir tomamos la decisión de dejar al General Blanco al mando. Y sigo pensando que no fue una mala decisión.
- ¡Blanco nos vendió! - Exclamó uno.
- Eso ya no importa. - Dijo una de las personas al otro lado de la pantalla. - Él dirigió muy bien nuestra organización durante muchos años. Pero ahora ya está muerto. No hay motivos para que sigamos echándole en cara lo ocurrido. No tendría sentido.
- ¿Y vosotros quiénes sois? - Preguntó otra persona de la sala.
- Ellos... - Empezó Karras captando de nuevo la atención de todos. - ... son los altos cargos de las Divisiones Armadas y de Inteligencia de los campamentos de Notre Dame y Moscú que quedan con vida. - Al igual que en el de Toulouse en cada campamento había dos altos cargos de la División Armada y uno de la División de Inteligencia. En total tres dirigentes, pero en cada una de las pantallas sólo se reflejaban dos personas. Como había dicho Karras, ellos eran los dirigentes que quedaban con vida. - A vuestra derecha las dos líderes de Notre Dame y en la pantalla de la izquierda esos dos hombres son los dirigentes en Moscú. Ellos también están retrasmitiendo esto al resto de sus tropas.
- ¿Dónde están los altos cargos de Toulouse? - Dijo uno de los hombres de Moscú, al que Antares no reconoció, así que debía ser líder de la División de Inteligencia. Ella había pasado bastante tiempo con los líderes del GG al que se conocían como los veinticinco altos cargos, dirigidos por el difunto Capitán Sendler. Ahora por lo visto sólo quedaban uno en Moscú, una en Notre Dame, Matt y ella misma. Antares y Cas levantaron la mano hacia la pantalla y la gente se apartó para que pudieran verles. - Supongo que ya estáis al tanto, pero al conocer lo ocurrido "Los mitológicos" nos pidieron que trasladáramos a un grupo de los nuestros a Toulouse para buscar a vuestros miembros extraviados de la División de Inteligencia. - Antares miró a "Los mitológicos" anonadada. - O quizá no estabais al tanto. - Observó el hombre. - La cuestión es que tras una ardua búsqueda les encontramos y ahora están con nosotros, escuchando también. - La felicidad embargó a Antares y a sus compañeros, pero no era el momento para ser realmente efusivos.