BARRETT
—Aquí está su camiseta —Nelson me entrega una bolsa cerrada—. Escogimos tres, para que decida, puede ir a cambiarse mientras lo esperamos así nos encargaremos de la lavandería.
Miro hacia abajo. —Olvídalo —siento el líquido contra mi piel—. Ya se arruinó.
Nelson asiente mientras examina el desastre, está de acuerdo en que ya no hay solución. —Con gusto, ¿desea algo más?
Niego apretando mi mandíbula. —No, creo que no —levanto la bolsa—. Es todo, puedes irte, la tiraré por ahí.
Nelson me hace un gesto positivo y se aleja de la entrada, regreso con Tam quien está recostada en los casilleros esperándome. Le hago una seña para que me acompañe a que me cambie, caminamos hasta el baño de los hombres más cercano.
—Eso fue gracioso —dice ella viendo mi camiseta y coloca la punta de su dedo por encima de la mancha roja—. Espera, quédate quieto, voy a tomarte una fotografía —se mueve frente a mí, saca su teléfono y antes que tome una foto de este momento vergonzoso, levanto la mano para bloquear el lente.
Abro la bolsa, tomo una camiseta roja y suspiro. —Ya vengo —le doy la bolsa con las otras dos camisetas y la toma.
Me quito la camiseta blanca arrugando la nariz, la veo y la dejo en el basurero. Tomo una toalla de papel y dejo que el agua corra sobre ella, paso el papel sobre mi abdomen. No me ensució mucho pero dejó la sensación pegajosa sobre mi cuerpo. Tiro el papel y deslizo la camiseta por encima de mis brazos, la acomodo y me veo en el espejo.
“Fue un accidente” es todo lo que dijo esa chica Ocean. Sé que fue un accidente, me di cuenta cuando su pie se dobló así que no necesitaba que me lo dijera pero esperaba que mínimamente se disculpara. En lugar de eso, salió corriendo.
Paso mi mano por mi cabello, acomodándolo y salgo con Tam. —Ten —me da la bolsa tirándola contra mi cuerpo—. Por tu culpa no comeré nada.
Ruedo los ojos. — ¿Por mi culpa? ¡Fue esa chica que me hizo esto! Yo tampoco comeré nada.
Aunque tendré que hacerlo más tarde, no puedo entrenar con el estómago vacío.
Ella hace una mueca. —Hablando de ellos… Finn, su hermano me había enviado una solicitud, lo acepté y todo pero ahora dejó de seguirme —rasca su cabeza—. No entiendo, ¿será un error y le da pena volver a enviarme la solicitud?
La miro irritado, no tengo ganas de hablar sobre nada que tenga que ver con esa chica. —Olvídate de él, su hermana es molesta, él no debe ser nadie bueno.
Bufa y me coloca su mano sobre mi brazo. —Ey, no lo conocemos, ¿Cómo puedes estar seguro que no es bueno? —Señala mi abdomen—. Además eso fue un accidente, la pobre chica salió corriendo asustada, se reían de ella, seguramente jamás volverá a estar cerca de ti.
Me encojo de hombros. —Pues no le iban a aplaudir, ella me hizo esto y prefiero que permanezca lejos de mí.
Tam me da un golpe en el brazo. —No seas un bebé, Barrett. Mides todo eso pero te la pasas quejándote, no sé porque sigo siendo tu amiga.
—Porque no tienes otros amigos —respondo molestándola. Aunque Tam es mucho más amigable que yo y conoce a varias personas, ella prefiere pasar tiempo conmigo y yo con ella. Hemos sido así desde muy pequeños.
Tam me empuja con fuerza. —Escucha tonto, Finn me gusta y no dejaré que tú me arruines mi romance adolescente porque una chica te lanzó un poco de jugo, supéralo y dame consejos para atraer a un chico lindo.
Chasqueo mi lengua. —Ya tuviste como diez romances adolescentes, ¿no puedes arreglártelas tu sola para conquistarlo?
Sacude su cabeza. —No, necesito que mi mejor amigo me ayude para conquistar a mi próximo novio —rasca su barbilla con su uña blanca—. ¿Por qué no te acercas a él? Si es tu amigo me lo puedes presentar.
Bueno él parece mejor que su hermana pero no estoy de humor para hacer nuevos amigos solo porque Tam quiere salir con él. —No quiero hacerme su amigo.
Entorna sus ojos. — ¿Por qué no? ¿De nuevo tienes miedo que pase más tiempo con él que contigo?
Me muevo frente a ella. —Jamás he tenido miedo que eso pase, me da igual si sales con alguien y dejas de juntarte conmigo.
Digamos que no es totalmente cierto, pero ella lo sabe. Al final Tam y yo somos como hermanos, y a veces los hermanos pasan tiempo lejos del otro pero siguen siendo tan importantes para ellos como siempre. Incluso si Tam tiene un novio y sus tardes ahora son ocupadas por él, sé que nuestra amistad no cambiará.
—Si te vuelves su amigo puedes convencerlo de salir conmigo —ella insiste.
Pero yo tengo una mejor sugerencia que no requiere mi esfuerzo. — ¿Por qué no te haces amiga de la chica? Creo que se llevarían bien, ambas son gruñonas.
Ella coloca sus manos sobre mis hombros y acerca su rostro. —Barrett Tanner Andrews Smith, eres un genio —sonríe—. ¡Me haré su mejor amiga! Será más sencillo tener la bendición de su hermana y así saldremos juntos y tendremos lindos bebes.
Me quejo con un gruñido. —Siempre es lo mismo contigo.
Siempre que sueña con su siguiente conquista involucra el matrimonio y bebés. Será interesante cuando finalmente se case con alguien en el futuro, le recordaré todas esas veces que habló de casarse con un chico.
—La fiesta de Whitney, tenemos que ir —chasquea sus dedos—. ¡Tienes que ir!
Niego varias veces, voy a fiestas pero si involucran a Whitney no es una buena idea, Whitney suele acercarse a mí demasiado e intenta que pasemos tiempo juntos aunque debo admitir que no parece tan interesada en mí como aparenta pues cuando la aparto, se va sin hacer dramas. —Olvídalo.
Ella aprieta sus puños. — ¡Ven conmigo! Tienes que ayudarme, hicimos un pacto que nos ayudaríamos en todo.
— ¡Cuando teníamos nueve años! —Le recuerdo—. Además tú nunca me ayudas en nada.
Me fulmina con la mirada. —Te ayudo en todo, lo sabes. —reacomoda su cabello—. Como sea, este es el plan, vamos a la fiesta pero tenemos que hacer que ellos vayan a la fiesta también, al menos la chica por ahora así puedo volverme su amiga.