OCEAN
Hoy es miércoles.
Han pasado solo dos días pero la presencia de Barrett Andrews me ha drenado unos veinte años de vida. Seguramente moriré pronto gracias a él. Es un tonto.
Por suerte mis padres no parecen saber que el hijo de los Andrews está estudiando en esta escuela. No es como si nosotros pudimos predecirlo, cuando buscas imágenes en internet no hay mucho sobre su hijo solo un par de fotografías borrosas, como si fueron tomadas de un lugar muy alejado y algunas de él cuando era un bebé, en la portada de un revista con Blair y Nolan sonriendo. Seguramente cobraron millones por esas fotografías.
Cuando entras al perfil privado de él dice que solo tiene cincuenta seguidores, probablemente sus amigos más cercanos. Solo sigue a cinco personas, me pregunto quienes serán.
Espero que las cosas de ahora en adelante sean normales, que la vida se encargue de separarme de Barrett Andrews.
Ayer si comí en la cafetería con Finn, él no estaba tan feliz de pasar tiempo con su hermana pero le rogué que no me dejara sola. No estaba dispuesta a cometer otra torpeza, necesito que alguien me vigile. Aunque no me arrepiento del todo por haberle tirado la comida a Barrett, sentí mucha pena todo lo que pasó.
Espero dejar de auto sabotearme en esta nueva escuela, no quiero que las personas se vuelvan a burlar de mí.
Así que aquí estamos, él y yo, sosteniendo nuestras bandejas con unas crepas simples de fresas y azúcar en polvo sobre ellas. Un pequeño batido de vainilla con chocolate y uvas cortadas en forma de flores.
Finn me señala con su cabeza una mesa al fondo, está vacía y vamos en esa dirección cuando escuchamos una voz llamándolo. Ambos volteamos y nos encontramos con Tamara, la amiga rubia del enemigo. Ella está sonriendo. —Hola chicos —se acerca y juega con su pendiente izquierdo—. ¿Quieren sentarse con nosotros?
Oh no, sabemos que “nosotros” involucra a un Andrews. Nunca te sientas a la mesa con el enemigo. ¿Por qué nos está invitando? ¿Es por Finn? Recuerdo la clase que llevamos juntos, ellos dos parecían divertirse.
—Um, bueno… —empiezo yo a decir, buscando la manera más amable para rechazar su invitación. No vamos a sentarnos en esa mesa, con Barrett Andrews, ¡No hay forma!
Pero ella mira a Finn, coloca su mano sobre el brazo de mi hermano y se acerca a él. —Vengan, somos compañeros de todas formas.
Finn la está viendo, se le está olvidando que ella es la amiga del enemigo. Tamara no es el enemigo pero es una aleada, no debemos estar cerca de ellos ni de su grupo cercano. —Bueno… —comienza a decir, quiero gritarle para que recuerde que también Barrett estará ahí pero es demasiado tarde, mi hermano está sonriendo—. Sí, está bien.
¿Cómo que está bien?
—Finn —le llamo la atención, voltea y abro un poco los ojos intentándole comunicar mis pensamientos—. ¿No íbamos a comer solos?
Creo que está teniendo una guerra en su mente. Conozco a mi hermano, le gustan mucho las mujeres y Tamara es muy bonita, en su mente masculina el pensamiento de estar cerca de una chica linda está ganando.
Finn asiente y se acerca a mi oreja. —Solo por ahora, veamos qué pasa.
¡Tiene que estás bromeando!
Se separa y es demasiado tarde para que yo discuta con él, está siguiendo a Tamara a través de las mesas. Yo arrastro los pies, sintiéndome como si estuviera a punto de tirarme dentro de un volcán activo por mi cuenta. Finn es definitivamente un tonto.
Llegamos a la mesa, el tonto de Barrett Andrews está sentado viendo hacia el lado contrario, por lo que no nos ve llegar hasta que estamos a un lado de la mesa y Tamara sonríe. — ¡Traje nuevos amigos! —celebra.
Creo que Barrett no estaba enterado de esa invitación pues junta sus cejas, mira a mi hermano, luego a su amiga y finalmente a mí. — ¿Qué hacen ellos aquí?
Al menos no oculta su desagrado.
Tamara lo fulmina con la mirada. —Son nuevos, Barrett, tenemos que ser amigables —mueve una silla y le sonríe a mi hermano—. Ven Finn, siéntate aquí.
¡Ay no!, eso significa que me toca sentarme al lado de Barrett. No voy a hacerlo, prefiero comer sola en algún rincón que sentarme a su lado una vez más. Él tampoco se ve feliz con mi presencia, mueve su rostro hacia el lado contrario y suspira.
Es tan maleducado pero, ¿Qué importa? El desagrado es mutuo. Yo no quiero estar aquí, son las hormonas de mi hermano que nos dirigieron voluntariamente aquí con el chico más odioso de toda esta escuela. No tengo que conocer a todos los chicos de la escuela para asumir que lo es.
Mi intuición me lo ha confirmado.
— ¡Siéntate! —Tamara sonríe cuando me habla—. Le estaba diciendo a Barrett lo lindo que es tu nombre, Ocean es un nombre muy lindo.
¿Estaban hablando de mí? Puede que no, tal vez solo está intentando ser amable. Al menos ella lo intenta.
Finn ríe. —No lo es tanto.
Miro la silla y me siento sin mucha emoción, voy a vengarme de Finn más tarde, ¿Cómo se le ocurre venir aquí con el hijo de quienes mis padres odian? ¡Fue él quien me dijo que deberíamos mantener la distancia!
—Entonces —Tamara se mueve más cerca de mi hermano, seguramente él está muy feliz—, hay una fiesta el viernes, es una tradición que haya alguna fiesta la primera semana, ¿porque no vienen chicos?
—No —respondo inmediatamente, ella levanta sus cejas—. Bueno, no creo que podamos ir, nuestros padres no suelen dejarnos ir a fiestas.
Ella arruga la nariz. —Ay, vamos, será divertido —mira a Barrett—. Así conocen a más personas y todo eso, ¿sí? Incluso podemos pasar por ustedes si quieren.
—No —Barrett afirma—. Digo, no creo que pueda pasar por ellos.
Resisto la necesidad de rodar los ojos. —No importa, de todas formas no vamos a ir.
Incluso su voz me irrita, ¿Cómo Finn puede soportar quedarse en esta mesa? Esto no está nada bien.