Estrellas Sobre Nosotros

12: BARRETT

BARRETT

No me había dado cuenta que mi casillero estaba cerca del de esa chica, Ocean.

En realidad, es mi vecina del frente de casilleros y mientras me voy acercando, me detengo a observarla más detalladamente. Su pantalón tiene un aspecto desgastado pero no como los que venden en las tiendas sino parece que realmente lo ha usado mucho, su camiseta es blanca con unas líneas delgadas negras y lleva dos brazaletes negros.

Si tengo que agregar algo a la pregunta de Tam sobre cosas que me agradan de ella sería la ropa que usa. Parece que no le interesa mucho qué está usando en la escuela. No es como Tam quien puede pasar dos horas escogiendo su atuendo una noche antes, me envía fotografías para que escoja y cuando lo hago ella elige la opción contraria.

No me importa que las personas se vistan como quieran, me da igual si se tardan tres horas para escoger su ropa o solo dos minutos pero al menos en mi caso, no lo pienso tanto. No creo que verse siempre como si fueras a caminar una alfombra sea tan importante.

Pero bueno, cada quien hace lo que quiere.

Camino más cerca al mismo tiempo que está guardando su suéter pero se le cae sobre los zapatos, me acerco y lo tomo para dárselo. Sus ojos se abren, cada vez que estamos cerca me mira como si fuera un fantasma. —Ten —digo.

Mira su suéter, no lo toma enseguida, suelta un suspiro —Gracias —me lo quita de la mano y lanza dentro del casillero.

Y ya. No tengo nada más que decirle. No es como si pasamos cuarenta y cinco minutos cerca del otro en la clase de Queens, tomados de las manos y bailando lento.

Entonces, lo intento de nuevo, no sé porque lo hago cuando es claro que no le gusta estar cerca de mí o que yo me acerque a ella. —Eh, oye, ¿tan mal te desagrado? —Pregunto aclarando mi garganta, normalmente me da igual lo que hagan las personas a mí alrededor o lo que piensen de mí pero aquí estoy, insistiendo—. ¿Es porque soy así? — ¿Rico? ¿Hijo de dos celebridades?

Suena mal preguntar eso pero, incomprensiblemente, no puedo dejar de preguntarme porque Ocean, la chica nueva a quien jamás había conocido antes, me trata de esta forma.

Y hay una interrogante aún más grande, ¿Por qué rayos me importa?

Ella me mira como si acabara de preguntarle algo muy estúpido, tal vez lo hice. —No lo entenderías.

Bien, eso debería ser todo pero no, sigo preguntándole: — ¿Qué no entendería? ¿Por qué no me explicas?

Siento algo dentro de mi estómago, la misma sensación que tengo cuando estoy a punto de lanzarme a la piscina. La forma en que me mira es mucho más severa que cualquier entrenado, cualquier tutor o, increíblemente, más severa que como me miran mis padres cuando los decepciono.

—No creo que pueda explicártelo —afirma, pero como si no quisiera que lo escuchara—. Creo que es mejor si no pasamos más tiempo cerca que el necesario.

Bien, ¿Dónde rayos está mi amor propio ahora? Esta chica rara me está apartando sin ningún motivo pero yo sigo aquí, exigiendo que me diga porque rayos me está rechazando sin siquiera conocerme.

No quiero que me conozca realmente, no quiero ser su amigo o algo parecido pero quiero comprender sus motivos para que actúe de esta forma. Pensaba que era por las clases sociales pero ella no se comporta de esta manera con los demás, ¿Qué le hice?

—Bien, no quiero ser tu amigo. —Se lo dejo claro, no busco nada de ella—. Pero no entiendo porque tienes que ser grosera conmigo, ¿sabes?

Recuerdo lo que su hermano dijo, eso sobre “tienes que ser un verdadero idiota para no caerle bien” ¿soy un verdadero idiota? ¡No lo hice nada!

Rasca su brazo. Cerca de donde acaba la manga de su camiseta, ahí tiene un pequeño lunar. —No quiero ser grosera pero es como, algo natural.

Eso no tiene ningún sentido. ¿Es natural para ella ser grosera conmigo solo porque sí?

— ¿No quieres ser grosera? —Señalo mi camiseta—. ¿Recuerdas que me tiraste comida encima y nunca pudiste disculparte?

Entorna sus ojos pero por un instante, su mirada se suaviza. Solo por un instante. —Bueno… fue un accidente, de todas formas no creo que vayas a extrañar una camiseta blanca, debes tener muchas —rueda los ojos—. O puedes comprar muchas.

Otra vez con esa actitud despreciativa hacia mí por mi clase social, no es como si yo escogí a mi familia. —Bien, supongo que jamás te vas a disculpar por algo así, creo que te falta aprender a asumir tus errores y tomar responsabilidad de tus actos.

No puedo creer que repetí las palabras de mi padre, él suele decir eso constantemente cuando alguien a su alrededor falla.

Ocean bufa. —Ay si, ¿tú me vas a dar una lección de buenos modales? ¿De valores? Claro, seguramente tú, Barrett Andrews eres la persona más indicada para eso.

Levanto mis manos, estoy cansándome de esta conversación pero tercamente, sigo aquí. — ¡Lo haces de nuevo! ¿Por qué actúas como si me conociéramos? ¿Te rechacé o algo?

Puede que la haya visto en alguna fiesta o algo así. Tal vez ya nos habíamos cruzado y no le presté atención, por eso su actitud amarga.

Ella suelta una carcajada cargada de enojo. — ¿Realmente eres tan egocéntrico para pensar que alguien puede no querer ser parte de tu vida solo porque la rechazaste? ¿Acaso todos tenemos que sonreírte y ser tus admiradores? Vaya, creo que tu deberías aprender algo sobre la humildad.

Tomo aire y lo expulso lentamente. —Bien, me rindo —señalo su casillero— vine aquí a ayudarte con tu suéter y me insultas, tu hermano debe estar delirando cuando dijo que eres genial.

Se encoje de hombros. —Mi hermano no mintió, dijo únicamente verdades.

Sé que está hablando sobre esa parte de “ser verdaderamente idiota” —Bien, ya entendí, no te rechacé a ti pero si a una de tus amigas o algo, ¿no? —Ella vuelve a poner los ojos en blanco—. De lo contrario no entiendo tu actitud irracional.

Se recuesta en los casilleros y me mira con los ojos entrecerrados. — ¿Terminaste? Si no te molesta, tengo que ir a clases.




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