Estrellas Sobre Nosotros

22: BARRETT

BARRETT

 “¿Vamos a la fiesta?”

“Te espero”

Veo los mensajes de Ocean, ¿Cómo que ahora si quiere ir a la fiesta? Esto es extraño, ella es extraña.

—La voy a llamar —afirmo.

Tam llegó a mi casa después de la escuela, me dijo que vendrá Carl, su chofer, por ella para después pasar por Finn. Tam tiene ropa en mi closet, suele guardar algunas prendas ahí en caso necesite cambiarse, como hoy. —No lo hagas, tal vez se arrepentirá si lo hace.

Niego con el teléfono en la mano. —Pero… esos mensajes.

No entiendo a Ocean. Ella misma dijo que no quería ir cuando estábamos en la cafetería y sabía que yo tampoco quería hacerlo. Luego nos peleamos, como siempre, pero yo dije cosas que no eran del todo ciertas. No somos amigos pero digamos que me arrepentí un poco por haber dicho cosas como que no me gustaba estar cerca de ella.

Se encoje de hombros. —Solo llévala, no es la gran cosa —afirma Tam intentando tomar mi teléfono, yo muevo la mano—. Como sea, me voy —se acerca y me da un abrazo rápido.

Yo me separo. — ¿Por qué me abrazas de pronto?

Me empuja el hombro. — ¿Qué tiene de raro? Nos hemos abrazado siempre y tal vez estoy feliz, iré con Finn.

Es cierto, nos hemos abrazado pero no solo porque sí. No nos damos un abrazo cuando nos estamos despidiendo, es más en ocasiones especiales o cuando alguno de nosotros logra algo importante. Tal vez realmente está feliz por su nueva historia romántica.

Ruedo los ojos. —Bien, adiós.

Tam sale de mi habitación, yo vuelvo a leer los mensajes. Algo está mal, Ocean no me diría algo así de la nada, no tiene sentido. Suspiro y le escribo:

“¿De verdad quieres ir?”

Se tarda como dos minutos en responder:

“YA TE DIJE QUE SÍ. ERES RARO”

¿Yo soy el raro? Rasco mi cabeza, tendría que bañarme y vestirme… pensé que hoy podría quedarme en casa, tal vez preparar algo en la cocina. Pero mi abuela salió hoy a comer con unas vecinas, es más divertido cocinar recetas nuevas con ella.

Muerdo mi labio, ¿De verdad iré con Ocean? ¿A otra fiesta? ¿CON OCEAN? Pero, ¿Qué le hizo cambiar de opinión? ¿Y si es una trampa? ¿Y si es alguna broma o algo?

Escribo otro mensaje y antes de recibir su respuesta, voy al baño para ducharme rápidamente y vestirme. Me tardo unos diez minutos, paso la rasuradora por debajo de mi barbilla y seco mi cabello con la secadora. Veo la colonia que suelo usar, me aplico un poco en el pecho y en cuello, cuando termino de hacer eso me siento estúpido, ¿Por qué intento verme bien?

Que idiota.

Voy a mi closet, paso la mano por mis camisetas. Tomo una blanca pero no la saco, es probable que ella use algo de ese color, lo presiento. Así que tomo una de color azul oscuro de manga larga y decido que esta usaré. Me cambio rápido y mi teléfono vibra, ¿Todo este tiempo se tardó para contestarme?

Tomo el teléfono sin ver la pantalla, salgo de mi habitación y bajo hasta la sala donde dejé mis cosas. Me siento en el sofá un segundo, las luces de las demás habitaciones están apagadas y el cielo está oscureciéndose. Mi abuela está con sus amigas, mi abuelo está dando un paseo. ¿Por qué tenemos esta casa tan grande cuando hay tan pocas personas aquí?

Miro la fotografía de mis padres, en su boda. Lucen como lo que son, estrellas de cine. Mamá perfectamente peinada con su vestido de miles de dólares. Papá con ese rostro fresco y joven, sus hombros anchos y su sonrisa blanca. Se ven perfectos.

Pero no hay nada de perfecta en esta vida que le han dado a su hijo. A su hijo que ni siquiera recuerdan. Su hijo que, mientras siga haciendo todos lo que ellos quieren, seguirá siendo “su orgullo”

Veo las llaves y mi cartera, las tomo y pienso que estar en otro lugar menos aquí es una gran idea.

No es hasta que llego a la casa de Ocean que decido tomar el teléfono y revisar su último mensaje. Yo le envié un mensaje preguntándole porque había cambiado de opinión y ahora quería ir, ella me respondió:

“¿Cómo que yo? Tú fuiste quien me dijo que fuéramos”

Leo tres veces el mensaje para intentar comprender lo que está diciéndome. Yo nunca lo propuse, fue ella quien envió esos dos mensajes. Ella fue la que cambió de opinión a última hora, por ella me vestí y vine hasta aquí.

Un momento, ahora que lo recuerdo, mi teléfono estuvo perdido dentro de mi casa por una media hora antes de los mensajes de Ocean.

Y fue Tam que lo encontró.

¡¿Qué hizo?!

—Tamara —susurro enojado, ¿es enserio? ¿Me está jugando una broma?

La puerta de la casa de Ocean se abre, me siento como un tonto estando aquí y me siento aún más idiota cuando noto que ella está vestida con la misma ropa de la escuela mientras que yo me arreglé. Creo que pensó que ya no quería ir por no responderle.

Ocean me mira y ya no puedo huir, se está acercando al auto. Bajo la ventana del lado del pasajero e intento permanecer calmado. —No fui yo —es lo primero que digo.

Ella se detiene frente al auto. — ¿Qué?

Levanto el teléfono. —No sé qué hizo Tam pero no fui yo, lo siento… pensé que tú me habías enviado eso, los mensajes… para ir a la fiesta.

Parpadea dos veces e inclina un poco su cabeza. —Entonces tú… no quieres ir.

Miro su rostro, pensaba que no quería ir pero ahora, creo que podría hacerlo. Si ella quiere. —Pues… la verdad no pensaba hacerlo pero ahora que salí de mi casa no tengo ganas de regresar, ¿Quieres ir? ¿Tu hermano ya se fue?

Asiente. —Hace como quince minutos —coloca su cabello detrás de su oreja—. Espera, ¿Entonces esos mensajes fueron de tu amiga?

—No sé qué mensajes —contesto sinceramente.

Ella saca el teléfono de su pantalón, busca algo y acerca la pantalla hacia mí inclinándose por la ventana.




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