Estrellas Sobre Nosotros

25: OCEAN

OCEAN

—Medusa, dime la verdad —Finn no ha dejado de interrogarme desde ayer—. Sabes bien que…

Yo paso la mano por mi cabello. — ¡Santo Cielo, Finn! No me gusta Barrett, ¿Por qué sigues insistiendo? ¿Cómo crees que me va a gustar alguien como él? Es molesto y nos odiamos, si tan solo escucharas nuestras conversaciones.

Él niega inclinando su rostro hacia el lado izquierdo. —Porque ustedes dos… vamos, Medusa, algo sucede entre ustedes —mi corazón se detiene un segundo—. No soy un experto en eso pero, ¿Crees que no me doy cuenta de cómo te mira?

Volteo bruscamente a verlo. — ¿Cómo me mira?

Rueda los ojos. —No sé, solo… es como si algo cambiara en sus ojos cuando te mira y si le gustas a Barrett puede ser que a ti también.

Toco el cuello de mi blusa. —No Finn, Barrett no me mira de ninguna forma, él me ha dicho que le desagrado y yo también, ni siquiera creo que le guste alguien más que su reflejo.

Finn chasquea su lengua. —Bien, pero Tam me ha dicho que Barrett no se toma enserio a las chicas, ¿sabes? No quiero que seas una tonta y te enamores de alguien que te lastimará, ¡No repitas la historia!

Aprieto mi puño. —Finn, no estoy enamorada de Barrett y Barrett no está enamorado de mí, ¿Puedes dejar el tema?

Levanta un dedo. —Pero…

Tengo que tragar saliva antes de hablar. —No sucede nada entre nosotros, Barrett me desagrada y yo a él, mucho. ¿Crees que si me gustara le hubiera tirado pastel en su ropa? Claro que no. En este tiempo que llevamos de conocernos solo hemos tenido malos momentos juntos, tendría que estar loca para que alguien así me gustara.

Mi corazón está un poco acelerado, sé que no me gusta Barrett. Él no me puede gustar y no me va a gustar. No hacemos nada más que pelear, nos desagradamos mucho y somos tan diferentes. No hay forma que sienta algo positivo por él.

Sin embargo sé que he mentido cuando le he dicho a Finn que Barrett y yo solo hemos tenido malos momentos juntos. Eso no es necesariamente verdad. A veces Barrett no es tan tonto como siempre y a veces, solo por unos instantes, no me desagrada.

Finn suspira. —Bien, está bien, tienes razón —baja la mirada—. Solo quiero recordarte que es un Andrews, es probable que mienta y engañe, seguro sus padres le han enseñado todos sus trucos.

Asiento pero, por alguna razón, no estoy tan de acuerdo. A ver, sí, Barrett es molesto pero, ¿Por qué quiero decirle a Finn que él no es tan malo como pensábamos? Debe serlo, él no es buena persona.

¿Verdad?

—Ya vete —le pido sabiendo que ahora estoy a punto de verlo—. Tienes clase y yo… también, tengo clases —No es cierto, ahora es mi periodo libre.

Ayer Barrett me pidió que pasara el tiempo con él en este periodo libre, no sé si lo decía por bromear o realmente piensa que si no me tiene vigilada voy a conspirar para hacerle algo en su contra.

Finn me mira con una pequeña sonrisa. —Bien, nos vemos después.

Camino hasta mi casillero y me odio por ver el de Barrett varias veces, esperando que aparezca ahí. Que tonta soy, ¿Por qué me estoy comportando de esta forma? Yo odio a Barrett Andrews, ¡Tengo que odiarlo!

Mi teléfono vibra, es un mensaje de él:

“Ve a la puerta de atrás, cerca de las escaleras”

Podría ignorarlo y no ir, seguir mi vida como si jamás hubiera leído ese mensaje. No le debo nada a Barrett, no somos amigos y no nos llevamos bien. No quiero pasar tiempo a su lado. No quiero hablarle.

Cierro el casillero con fuerza y recuesto mi frente contra él, ¿Por qué quiero ir? ¿Por qué no puedo dejarlo plantado? ¡No nos llevamos bien!

Lo odio. Yo odio a Barrett, es natural en mí odiarlo. Es fácil para mí hacerlo, no me agrada, no quiero pasar tiempo con él. No me gusta en lo más mínimo.

¿Lo odio?

Tomo una respiración y, soltando insultos internos para mí misma, camino hasta donde me indicó. Pienso en la posibilidad que sea una broma, que al llegar no haya nadie o que haya otras personas ahí para que se burlen.

Pero cuando llego, Barrett está sentado en las escaleras con una bolsa de papel marrón a su lado mientras lee un libro con la cara de alguien en la portada. Como no puede verme lo observo un momento y respiro profundo, ¿Por qué Finn dijo que Barrett me mira de una forma diferente?

Es imposible que Barrett sienta algo por mí. Primero, nos conocemos desde hace unas semanas. Segundo, no nos llevamos nada bien, eso está más que claro. Tercero, y siendo realistas, ¿Por qué habrá de gustarle yo? No es que me ponga en el papel de víctima ni tampoco soy insegura pero en esta escuela hay muchas opciones mucho mejores que yo.

¿Cómo le podría gustar la chica que discute con él, que le ha hecho la vida más complicada y que le ha dicho lo mucho que le desagrada?

Me acerco lentamente. — ¿Qué quieres?

Eleva sus ojos a los míos. —Ya te dije, tenerte vigilada —se levanta y se inclina para tomar la bolsa, dejando el libro bajo su brazo. Saca algo, es una lata de Coca Cola, me la entrega—. También traje tu comida favorita —saca un paquete de galletas con formas de animales.

Tomo las galletas y oculto mi sonrisa. — ¿Gracias?

—Ven aquí —pide caminando hacia la puerta al fondo del pasillo. Pensé que no podíamos abrirla pero él solo la empuja, supongo que conoce los secretos de esta escuela.

Salimos a un área con césped, caminamos al fondo y hay algunos árboles, arbustos y flores de varios colores. Hoy hay un poco de frio pero no parece que vaya a llover, el sol sigue ahí detrás de unas nubes blancas. No veo a nadie más por aquí, seguramente él ya ha pasado otros periodos libres por aquí.

Barrett se sienta bajo un árbol, coloca la bolsa a su lado y se recuesta en el tronco. Yo también lo hago, me siento a su lado pero no tan cerca. — ¿Y ahora qué?

Gira su rostro para verme. —Ahora tú comes y yo leo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.