OCEAN
Digamos que las cosas no han cambiado mucho.
Ya llevamos algunas semanas en esta escuela y la dinámica entre Barrett y yo sigue igual, él y yo tenemos peleas diarias pero no son tan graves, es solo que es fácil pelear con él. A veces parece que él lo disfruta.
A veces me divierten a mí.
Como ahora mismo, en Literatura del mundo, donde tenemos que hacer un resumen con nuestro compañero pero él sigue quejándose por la forma en que yo estoy sugiriendo que lo hagamos. Según Barrett es más rápido escribirlo en su tableta pero para mí es más rápido en el cuaderno.
—Eres una anticuada —afirma empujando la barra de dulce que me regaló cuando llegó a la clase y se sentó a mi lado.
Empujo mi cuaderno hacia él. —Hazlo y veras que es más rápido —cubro mi boca fingiendo estar preocupada—. Espera, ¿no tienes alguien que escriba por ti? Claro que lo tienes, ¿Cuánto les pagas?
Rueda los ojos. — ¿Quieres que te pague para que escribas por mí? —sonríe.
Le doy una mirada enojada. —Toma tus billetes y comételos, niño rico.
Él se acerca deslizando su cuerpo y ahora nuestros codos se están tocando. Mueve su tableta para colocarla frente a mí. —Mira, de todas formas tenemos que enviarlo digitalmente, ¿Quieres trabajar dos veces?
—No es tan difícil —respondo cansada de esta discusión—. Eres un perezoso, no es tan difícil usar tus manos para escribir. De verdad que no entiendo a las personas como tú.
Barrett mira mi rostro por varios segundos, yo trago saliva y muevo la mirada hacia el frente. Es una desgracia admitir que la mirada de Barrett algunas veces me hace sentir “algo”. No quiero sentir NADA por él más que rechazo.
Pero después de ese día en el jardín, teniendo su rostro tan cerca sé que las cosas entre nosotros no son tan simples como queremos creer. Por ejemplo, Barrett tiene su brazo contra el mía y puedo sentir su piel. Eso debería causar repulsión en mis entrañas pero no, nada de eso.
En realidad, cuando uno de nosotros se mueve un poco y su piel acaricia la mía me hace sentir algo en mi estómago que no debería estar ahí.
Esto es difícil. Muy difícil.
Recuesta su cabeza sobre el escritorio usando el otro brazo como almohada para su frente dejando el que está cerca de mí en la misma posición. —Bien, ya que te gusta hacer cosas más complicadas, hazlo tú, voy a dormir.
Ahora sé un poco más sobre Barrett y su vida en esta escuela. Según lo que dicen las personas, él es un nadador muy bueno y ha participado en varias competencias ganándolas casi todas desde más joven. También sé que es parte de un tonto grupo llamado “los solteros codiciados” eso me lo explicó Whitney.
Ella dice que Barrett es inalcanzable. Según Whitney, quien parece ser la mejor fuente de información si quieres conocer sobre algún chisme de la escuela, me contó que Barrett jamás se ha dejado ver públicamente con una chica. No coquetea con nadie, ni con las más lindas de aquí quienes tienen miles de seguidores y desean formar parte del mundo del modelaje.
Puede que eso sea por quienes son sus padres, tal vez así como ellos, él mantiene su vida privada en secreto.
Pero mientras Whitney me ponía al tanto de todo sobre Barrett y su vida amorosa misteriosa, yo pensaba en como él no pasa mucho tiempo con otras chicas. Al menos, eso creo.
La cuestión es, tengo que confesar algo. Barrett y yo nos enviamos muchos mensajes todos los días. Nada relevante, la mayoría de las veces es solo para burlarnos del otro y pelear pero es así. Después de la escuela sé que recibiré un mensaje de Barrett y él suele contestarme rápido aunque yo lo dejo esperando varios minutos.
Las veces que no estamos discutiendo, él me envía fotografías de varias cosas. Ayer estaba viendo una película animada y le tomaba fotografías a la pantalla de su computadora portátil (me sorprendió que estuviera viéndola en una pantalla de muchas pulgadas).
Creo que Barrett y yo nos estamos volviendo amigos. Y quiero creer que en el peor de los casos, eso seremos. Prefiero terminar siendo amiga del enemigo a algo más.
¿Por qué siquiera pienso en ser algo más? ¡No!
Tomo mi lapicero y pico su cuello con él. —Dibujare algo en tu cuello si no te levantas y me ayudas.
—Hazlo —susurra sin verme—. Dibujas bien, hazme algo lindo.
Veo su cabello y odio sentir la necesidad de tocarlo, se ve suave. —Realmente lo haré, Barrett. —Respondo sonriendo mientras él no puede verme.
No levanta su rostro. —Ya te dije que lo hagas, siempre quise un tatuaje y debes practicar cuando vayas a la cárcel, he escuchado que les va bien a los tatuadores.
— ¿Por qué iría a la cárcel? —pregunto bajando la voz aunque la profesora no está prestando mucha atención a lo que estamos haciendo y nuestra mesa está hasta el fondo.
Sus hombros suben y bajan, está riéndose. —Porque eres mala, Palmera. No dudaría que en unos años terminaras en la cárcel.
Hago una mueca, su tonto apodo de nuevo, otro que tengo que agregar a la lista de apodos tontos que tengo. —Si voy a la cárcel será por asesinato —miro el brazo que tiene a un lado del mío—. Es una amenaza.
Sigue riendo. — ¿Quieres una orden de restricción? Podría pedir una para ti, ya me has amenazado muchas veces.
Miro su cuello, seguramente él va a esos lugares caros donde te cortan el pelo y hasta te dan capuchinos porque la línea donde acaba su cabello está sorpresivamente recta.
—Bien, prepárate —destapo el bolígrafo y acerco mi mano a su cuello, ni siquiera lo he tocado y mi corazón ya está acelerándose. Recuesto mi muñeca en él y dibujo una carita feliz pequeña—. Una obra de arte.
Barrett gira su rostro y junta sus cejas, yo retiro mi mano. — ¿Lo hiciste de verdad?
Niego intentando no reír. —No, no lo hice —golpeo su hombro con el bolígrafo—. Ahora terminemos esto.