BARRETT
— ¿Qué eso en tu cuello? —pregunta Tam moviendo su cabeza para ver—. ¿ES una cara feliz?
Toco mi cuello y automáticamente giro hacia Ocean quien parece realmente interesada en la lechuga de su ensalada. —Ocean —entorno mis ojos cuando pronuncio su nombre con un tono acusatorio—. Me dijiste que no lo hiciste.
— ¿Ocean? —Pregunta Tam confundida, la mira con el ceño fruncido—. ¿Tú le hiciste eso?
Finn levanta una ceja, también se ve sorprendido. — ¿Ocean?
Ella los mira, en especial a su hermano quien le da una mirada y niega suavemente con su cabeza. —No… solo… él no quería hacer el ejercicio y lo amenacé, no quiso hacerme caso y ya.
Junto mis cejas mientras que ella evita mi mirada. Aunque me sorprende que realmente dibujó algo, pienso que es divertido y un poco tierno. Después de aquí iré al baño para ver su dibujo.
Tam suelta una risa. —Interesante —patea suavemente mi pierna—. Así que ustedes ya se llevan mejor.
—Nunca —dice ella al mismo tiempo que yo digo: —Jamás.
Aunque claramente estamos mintiendo. Ocean y yo tenemos esta rara forma de convivir, nos peleamos pero al mismo tiempo, buscamos estar cerca. Sé que ella jamás lo admitirá pero estoy seguro que prefiere estar conmigo en las clases y los periodos libres que en otra parte.
Pensar en eso me hace querer sonreír como un tonto, tengo que morder mi mejilla para esconder mi expresión.
A decir verdad no entiendo porque lo ocultamos, o tal vez sí. Creo que una parte de mí no quiere aceptar lo que realmente está sucediendo porque podría terminar mal. Puede que Ocean no me odie realmente, no creo que lo haga, pero tampoco creo que ella me vea más que como… pues, el chico que discute con ella.
Aunque, esa vez, en el jardín de la escuela. Recordar ese momento cuando sentí que todos los nervios de mi cuerpo despertaron y mis ojos solo se podían enfocar en ella, me hace querer sonreír aún más.
Creo que estoy en un gran problema.
Tam aclara su garganta. —Em, ¿Barrett? ¿Estas sonrojado?
Me llevo las manos a la cara, ¿Por qué rayos mis mejillas son tan rápidas de exponerme? — ¿Qué? —Señalo al techo—. Tengo calor, sabes que me pongo así con el calor.
Es cierto, en parte. La verdad me sonrojo muy fácil, con y por Ocean. Le doy una mirada, ese suéter azul cielo que lleva le queda muy bien, hace que sus ojos resalten más.
Me obligo a dejar de verla y enfocarme en mi comida. Tengo que ser racional, tengo que dejar de verla como algo más porque no es nada más. No somos nada, creo. Supongo que no lo somos, ¿o sí?
Ella es complicada.
Miro su mano sobre la mesa, recuerdo las veces que nos hemos sostenido de la mano y respiro profundo. ¿Por qué de pronto no puedo sacármela de la cabeza? ¡Yo no era así!
¿Qué tiene Ocean de especial o diferente?
Bueno, mucho. Ella no es como nadie que haya conocido antes, ella es alguien que me reta todos los días y eso es entretenido pero también, me escucha hablar sobre libros y me hace preguntas solo para prestar atención a mis respuestas.
Escuchamos música cerca, compartimos sus audífonos con cables lo cual me parece perfecto pues eso evita que nos separemos. Tenemos que estar cerca, tan cerca que su hombro y el mío se toca.
Y ella no se queja.
Ahora sí tengo que dejar de pensar en todo eso, sé que el calor en mis mejillas no ha bajado y mi corazón sigue acelerándose. Puedo sentir las miradas de Finn y Tam sobre mí.
Subo mis ojos a él y Finn me observa serio. Hemos estado comiendo juntos estas semanas pero yo siento que no le agrado. No como con Ocean, que lo expresa sin ningún problema sino que él no lo dice. Incluso una vez que Tam le preguntó si le caía mal, él solo respondió que no. Pero no lo creo.
—Oye Ocean —mira a su hermana—. Chuck me preguntó por ti ayer cuando regresé de la tienda, quiere saber si estas libre mañana.
Ugh, Chuck.
Ella se inclina hacia adelante. — ¿De verdad? ¿Preguntó eso?
Bajo mi mirada, ¿Aun se emociona por su tonto vecino?
Asiente. —Sí, creo que quiere ir contigo al cine, no sé —sonríe de lado y sé que me miró por medio segundo—. Me pidió permiso para salir contigo y estoy de acuerdo, es hora que tengas novio.
Ocean se queja. —Finn, no digas eso —rueda los ojos.
— ¿Chuck? —pregunta Tam viendo a Finn.
Asiente cuando le contesta. —Es nuestro vecino, bueno, el sobrino de nuestro vecino —señala con su pulgar a Ocean—. Creo que le gusta mi hermana.
Tam sonríe ampliamente. — ¿Te gusta él? —le pregunta inclinándose hacia adelante, emocionada.
Yo finjo estar ocupado con mi comida pero presto atención a su respuesta.
Ella se tarda unos segundos en responder. —Um, bueno, creo que sí.
Aprieto mis dientes con esa respuesta. Claro, a Ocean no le gustaría alguien como yo. Lo ha dejado claro desde siempre, ni siquiera me ha aceptado como su amigo. Supongo que es libre que le guste su tonto vecino surfista.
Ahora quiero irme de aquí y dejar de escuchar esta conversación.
Tam cubre su boca. — ¡Tengo una idea! —Toca el brazo de Finn—. Cita doble, ¿Qué les parece?
Junto mis cejas, ¿cita doble? Eso me deja fuera de sus planes. Le doy una patada a ella y me fulmina con sus ojos, tal vez no quiere que yo vaya como mal tercio.
Aunque prefiero no ver a Chuck saliendo con Ocean.
—Suena genial —Finn le sonríe—. Así estarás más relajada, estaremos ahí —sugiere.
Ocean sonríe cuando asiente, ¿Por qué está feliz de salir con un tipo que se llama Chuck? Es un nombre muy extraño, ¿le gustan así como él? Aunque sin duda es mayor y no sé, no me da muy buenas vibras.
—Sí, suena bien. —Ocean acepta.
No suena bien.
Tam toma su mano por encima de la mesa. — ¿Vienes a mi casa para arreglarnos? Será divertido, ¿sí? Esto es genial, una cita doble.