Estrellas Sobre Nosotros

31: OCEAN

OCEAN

Cuando llegamos a la sala de cine nosotros nos movimos hacia el lado izquierdo y Tamara junto con Barrett caminaron hacia el lado derecho. A las salas de cine VIP. Las salas que son tres veces más costosas y la comida es mucho más cara que la ya-costosa comida del cine.

Nos detenemos un par de metros después de darnos cuenta lo que acaba de pasar, giramos los rostros y todos nos miramos confundidos. Claro, ellos son chicos adinerados y pagar esos boletos no es nada para ellos.

Regresamos al punto medio, un poco incomodos y sin saber qué hacer. Digo, no espero que Chuck pague mi boleto y mucho menos que pague un boleto mucho más caro que el de siempre. Mi hermano tampoco puede gastar tanto, puede que le guste mucho Tamara pero no estoy segura si ha salido de la casa con suficiente dinero.

—Um, supongo que es por allá —dice Tamara nerviosa señalando la dirección a donde nos dirigíamos, estoy segura que nunca ha entrado a las salas regulares.

Finn rasca su cabeza y da un paso al frente. —No, vamos allá, tienen mejores asientos, ¿no?

Ella niega con una sonrisa amable. —No, está bien, no tenemos…

Finn toma su mano y sus ojos se abren. —Vamos, yo invito —sonríe—. Eh, supongo que veremos una aquí y ustedes, no sé, pueden ver otra allá.

Chuck me mira. — ¿Vamos a la normal?

Asiento tres veces. —Sí, está bien —veo a mi hermano—. Los vemos más tarde.

Él asiente. —Claro, nos vemos.

Barrett me mira y luego a Tamara, sin agregar nada más solo gira y los sigue a las otras salas. Yo voy con Chuck para comprar los boletos de la película que está de estreno, es de fantasía y aunque no soy fanática de esas películas, no me importa. Lo importante es que estoy aquí con Chuck, esto es genial.

Creo.

Miro hacia el lado opuesto, ya no puedo verlo por las personas que hay en el medio. Debería sentirme muy emocionada, Chuck es guapo y es, um, agradable. Es mi primera cita real, todo será genial.

—Vamos por palomitas —me dice tomando mi mano de pronto.

Intento actuar tranquila, pero sé que mis mejillas están rojas. Él me suelta la mano cuando nos entregan nuestras palomitas y nuestras bebidas, yo me esfuerzo en mantener el equilibro cuando caminamos hasta la sala 9, una del fondo.

No hay muchas personas hoy, eso es algo bueno. Nuestros asientos están a mitad de la sala, casi al centro. Subimos las escaleras únicamente iluminadas por unas luces en el techo muy tenues, cuando llegamos a la fila F nos sentamos cuidadosamente en los asientos.

El olor a mantequilla y salsa de tomate y queso para nachos llega a mi nariz, este olor peculiar de las salas de cine. Me pregunto si las VIP tienen este mismo aroma o ahí te sirven salmón y cangrejo. Bueno, tampoco es como si solo los muy adinerados pueden pagárselas, supongo que cualquiera que ahorre y quiera desperdiciar el dinero puede asistir también.

Dejo mi bandeja frente a mí, colocándola en el círculo de las bebidas y empujándola un poco hacia el frente. Chuck hace lo mismo, y toma unas palomitas para masticar algo mientras empieza la película.

—Entonces, ¿Qué tal tu día? —me pregunta con la mirada hacia abajo.

Yo asiento. —Bien, un poco aburrido… bueno, no ahora, ahora no estoy aburrida.

Él sonríe y se inclina hacia mí viéndome. —Oye, te queda bien ese color en los labios —lleva un dedo hasta mi boca y luego lo observa—. Um, interesante, no me quedó tu labial en mí.

Claro que no transfiere, el maquillaje de Tamara es el mejor de todos. Ella me dijo que este me duraría toda la noche sin importar que comiera o bebiera. O besara.

Bueno eso de “besara” no lo dijo ella, lo estoy pensando ahora mismo. ¿Por qué estoy pensando esto? ¿Quiero besar a Chuck? No lo sé, no estoy segura. Me gusta tanto como te puede gustar alguien con quien has interactuado unas pocas veces pero también creo que sería algo un poco apresurado besarnos en la primera cita, ¿no?

Además nunca he besado a nadie, ¿quiero que mi primer beso sea en una sala de cine?

Aunque tal vez solo debería relajarme, esto es normal. Las personas vienen a estos lugares para besarse, ¿no? Además Chuck es lindo y piensa que me veo bien.

Chuck estira su mano y coloca un rizo detrás de mí oreja. —Si estás aquí conmigo supongo que no tienes un chico, ¿no?

Trago saliva. —Um, no… no tengo un chico.

Barrett.

¿Por qué pienso en él ahora? Él sin duda no es “mi chico” pensar en eso es absurdo.

Chuck lame su labio inferior. —Qué raro —sus ojos se mueven hacia debajo de nuevo—. Alguien como tú debería salir con alguien —se acerca  mi oreja—. ¿O eres de las chicas divertidas que prefieren ser más relajadas?

Él se reincorpora en su asiento con una sonrisa.

—Chuck —aclaro mi garganta—. Um, yo no…

No pude terminar mi oración pues a mi lado se sienta alguien y ese alguien resulta ser nada más y nada menos que Barrett Andrews. —Hola —saluda alegremente.

Yo volteo confundida. — ¿Qué haces aquí?

Se encoje de hombros. —Vine a ver la película, la que estaban dando allá es de amor y odio esas —levanta una mano hacia Chuck—. ¿Interrumpo algo?

Él junta un poco sus cejas. —No, aún no ha comenzado nada.

Sé que habla de la película pero literalmente aún no ha comenzado nada con Chuck. Eso que acaba de decir sobre si soy “más relajada” fue un poco intenso pero tengo que recordar que estas situaciones son normales. Soy yo la que no tiene experiencia en esto, no quiero lucir como una niña con Chuck.

Aunque ahora Barrett ha venido a arruinar todo.

No. No dejaré que lo haga, no voy a dejar que sus comentarios fastidiosos y su presencia molesta, me arruine mi cita con mi atractivo vecino.

Me inclino hacia Chuck para ignorar a Barrett. — ¿Cuál es tu película favorita?

Él sigue comiendo palomitas. —Creo que El Padrino.




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