Estrellas Sobre Nosotros

33: OCEAN

OCEAN

¿Qué rayos pasó anoche?

Por unos segundos pensé que todo lo de la noche anterior había sido solo un sueño, uno donde Chuck se comportó como un idiota, Barrett me defendió y comimos tranquilamente mientras me hablaba de sus viajes con su familia, regresamos a casa y me hizo prometerle que hablaría con mis padres.

¡Ah! Y una cosa más, ¡Acepté a ir al baile con él!

¿Por qué hice eso? Una cosa es tener que bailar con él por culpa de la profesora Queens y otra muy distinta es ir al baile con quien debería ser mi enemigo. No puedo ir al baile con alguien que odio, desprecio y no soporto.

Excepto que no odio a Barrett, no lo desprecio y ya lo soporto más que antes. En realidad, anoche me la pasé muy bien con él, no es un tonto sin cerebro lleno de egocentrismo como solía pensar.

Estoy mal de la cabeza, muy mal. Anoche pasaron muchas cosas a la vez, él se veía tan guapo como siempre y me gustó sostener su mano. Barrett no debería ser el chico que me hace sentir así, especial.

Porque sí, desgraciadamente Barrett me hizo sentir especial anoche. Me hizo sentir linda, protegida y muy bien. Barrett se ha colado dentro de mí como veneno, esto tiene que parar pero me siento como si el freno ya no sirve y es demasiado tarde para retornar.

Bien, hoy no pensaré en Barrett Andrews.

Me obligo a salir de la cama y camino hasta el baño para tomar una ducha rápida. Hoy es domingo, normalmente me despierto tarde y me visto con mi ropa cómoda para pasar el día sin hacer mucho, tal vez algunas tareas y ayudar a mis hermanos con las suyas.

Termino de vestirme con los pantalones deportivos sueltos y mi blusa de algodón favorita, una azul con delfines que la he lavado tantas veces que ha quedado muy suave. Luego de eso voy a cepillarme los dientes, me aplico desodorante y dejo mi cabello mojado detrás de mi espalda. Me siento en la cama para revisar mi teléfono.

Escucho que llaman a la puerta. — ¿Ocean? ¿Podemos pasar? —es la voz de mamá.

—Sí —respondo y ellos abren la puerta.

Mis padres tienen una expresión seria, ambos se quedan de pie frente a mí. —Ocean, ¿Cuándo pensabas decírnoslo?

Oh no.

Mi corazón se detiene y se me corta la respiración, ¿ya saben que Barrett es el hijo de los Andrews? —Ah, ¿De qué hablan?

Papá cruza los brazos. —Lo sabemos, ¿Por qué no nos dijeron nada?

¿Saben que el hijo de Nolan y Blair es con quien hablo todos los días? ¿Qué he tomado la mano de un Andrews? ¿Qué soy una traidora?

Niego lentamente. —No… yo no…

Mamá chasquea su lengua. —Sabemos todo Ocean, ¿Por qué no hablaste con nosotros?

¿Qué querían que les dijera? ¿Cómo les explico que siento muchas cosas por el hijo de las personas que ellos odian?

Muerdo mi labio. —No sé de qué están hablando. —Tengo que fingir que no sabía nada, ¿Finn se los dijo? ¿Por qué no está aquí conmigo? No puedo lidiar con esto sola.

Papá suelta un suspiro. —De todo eso, Barrett…

Me paro rápidamente. —Yo no quise ocultarlo, no sabía cómo decírselos —me siento culpable ahora mismo, muy culpable—. De verdad, yo solo quería protegerlos y no quería que se sintieran mal y no sé cómo pasó, de verdad que yo no quería pero sucedió y...

Mamá toma mi mano. —Hija, esto es serio, debiste decirnos lo que pasó con Chuck.

¿Chuck?

¿Qué?

Un momento, no saben de Barrett y su familia, están hablando de lo que pasó anoche.

Abro mi boca y comienzo a sonreír. —Ah —suelto una carcajada—. Ah, eso.

Papá niega. —No es gracioso pececito, esto es serio.

Claro que lo es pero pensé que estaban a punto de echarme fuera de la casa por traicionera. —Sí, lo siento, yo… —tomo una respiración larga—. Um, ¿Cómo lo saben?

Papá coloca su mano sobre mi hombro. —Tu amigo nos lo dijo.

¿Mi amigo? — ¿Quién? —mis ojos se abren y toso—. ¿Barrett?

Mamá asiente con una sonrisa. —Vino a hablar con nosotros, estaba preocupado por ti —aprieta un poco mi mano—. Nos contó sobre lo que pasó, nos aseguró que no te había hecho nada más que eso y que te defendió.

Papá niega suspirando. —Por suerte él estaba ahí, ¿Cómo se atreve? El señor Hart es un caballero, no imaginé que su sobrino fuera así.

—Ah —mi cerebro se reinició—. Bueno, sí, él me ayudó pero, ¿Cuándo vino?

—Está abajo —mamá afirma.

¿Qué? Barret está aquí, en la misma casa que mis dos padres y mis tres hermanos. No creí que iba a vivir tanto para ver a los Palmeres cerca de un Andrews sin insultos de por medio. — ¿Abajo? —Niego muchas veces—. ¿Por qué está aquí?

Papá resopla. —Porque nos contó todo, también nos dijo de un lugar donde nos pueden ayudar legalmente si eso quieres —afirma—. Y ahora se ofreció a preparar Omelettes para todos, es muy amable, me agrada.

Suelto una carcajada. — ¿Esto es una broma? Tiene que ser una broma, Barrett no puede estar aquí.

Y no puede agradarte.

Mamá me da un empujón suave. —No seas mala, ese chico parece preocuparse genuinamente por ti y es muy educado.

ES EL HIJO DE LOS ANDREWS.

—Pero…

Papá toma mi mano —Vamos abajo, veamos qué está haciendo ahora —ambos me obligan a salir de mi habitación—. Parece que se lleva bien con Nick.

Mamá ríe. —Y Daisy sin duda está impresionada.

Por supuesto que Daisy está impresionada, él es muy guapo pero si supiera que es hijo de los enemigos de nuestros padres lo empujaría fuera de la casa.

Junto conmigo, ambos seriamos baneados de este lugar.

Barrett no tiene idea que es como si él fuera una pequeña oveja en medio de leones que se están distrayendo por su disfraz de león. Él es una presa en esta casa, él jamás seria llamado “educado” “Buen chico” si supieran quienes lo trajeron a este mundo.

Cuando bajamos veo que todo está demasiado callado y tranquilo, tengo tres hermanos y ninguno parece estar aquí. Hasta que escucho unas risas provenientes de la cocina, ¿todos están ahí con él?




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