BARRETT
—Hola —Ocean baja las escaleras, el cabello medio recogido a un lado y su vestido rojo largo con plateado de mangas largas y los hombros descubiertos.
No sabía que mi color favorito era el rojo hasta que la vi con ese vestido.
—Pececito —su padre sonríe—. Te ves preciosa.
Sin duda se ve preciosa.
Su madre se acerca y cubre su boca. —De verdad te ves hermosa, hija, mírate.
Hermosa también, se ve hermosa.
Nick ríe y le da un abrazo, ella acaricia su cabello. Me gusta mucho más cuando es tierna con sus hermanos, cuando escucha a su hermano menor hablar sobre súper héroes y le pinte las uñas a su hermana Daisy, eso ocurrió ese día que me quedé en su casa por muchas horas.
Me gustaría que se repitiera.
Nick le muestra una sonrisa amplia. —Medusa te ves como una princesa.
Ella sonríe con ternura. —Gracias Nicky —mira a Daisy—. ¿Qué hay de ti? ¿No me dirás nada?
Daisy se encoje de hombros. —Bueno, guarda ese vestido para mí el próximo año —ríe—. Te queda bien, Calamar, estás muy bonita.
Ella le guiña un ojo. —Gracias hermanita.
Su padre le hace una seña hacia mi dirección, aun no me había visto y cuando lo hace me roba el aliento. Sus ojos detienen el tiempo y como cada vez que la veo, todo mi mundo deja de existir. No puedo creer que me sienta de esta forma.
Trago saliva nervioso, jamás me había sentido tan nervioso y menos por una chica. Pero Ocean no es una chica, ella es la chica.
—Hola —sonríe y se acerca a mí—. Otra vez estamos combinados.
Mi traje es de un rojo oscuro, un poco más que el de ella pues llevar rojo brillante me haría parecer un demente según Tam, así que escogí un tono más oscuro, como el color vino con una camisa negra.
Y no es casualidad, tengo varios para escoger así que cuando Tam le preguntó el color de su vestido presté mucha atención, quería que nos viéramos bien. Juntos.
—Debemos tomar fotografías —afirma su madre—. Por favor párense frente a la puerta.
Ella mira alrededor. — ¿Dónde está Finn?
—Fue por su cita —su papá avisa con una sonrisa—. Le prestamos nuestro auto después que nos rogara por una hora entera.
Sus padres también estarán en el baile, todos los profesores tienen que estar ahí pero parece que ellos se irán en el otro auto. Creo que entiendo un poco porque Finn no querría pasar por Tam en su auto de siempre pero también sé que a ella no le interesa, está enamorada de él.
Podrían ir en bicicletas y Tam estaría encantada mientras lo abraza por detrás.
Nos colocamos frente a la puerta pero no sabemos cómo posar, no es como si fuéramos a abrazarnos frente a su familia. Ella me mira un tanto nerviosa y quedamos uno al lado del otro.
—Ay vamos —su mamá sonríe—. Chicos, acérquense un poco más.
Yo tomo su mano e inclino mi cabeza hacia ella, sonrío y Ocean lo hace también. Le pediré esa fotografía después.
—Una conmigo —pide Nick y se coloca en el medio.
Coloco mi mano en su hombro y sonrío, Luego Ocean le pide a Daisy que se acerque también y su hermana menor la abraza rodeándole la cintura. Vaya, ellos sin duda son una familia real.
—Tomaré una de ustedes —sugiero viendo a sus padres.
Ellos sonríen y se acercan, tomo el teléfono de su madre y se unen mientras muestran sus rostros alegres. Mi corazón se siente un poco lastimado con esta imagen, no recuerdo la última vez que mis padres estuvieron presentes para un evento escolar que no tuviera que ver con la natación y una posible victoria de mi parte.
Aunque ni siquiera en esas ocasiones han estado tan presentes, suelen llegar por muy poco tiempo.
—Listo —aviso.
Su padre toma el teléfono y se lo da a Daisy. — ¿Cómo haces para que tome la fotografía por si solo?
Ella rueda los ojos. —Déjame hacerlo, hay que colocarlo en un lugar —se mueve a la mesa y acercando unos libros lo recuesta—. Ya.
Su padre me toma del brazo y me mueve al lado de Ocean. Todos miran hacia el teléfono y yo sonrío tímidamente, se siente bien formar parte de una fotografía familiar.
Querré esta también.
—Bien —Ocean me mira y sacude sus manos—. Hora de irnos, no más fotografías.
Nos despedimos de todos, sus padres nos desean suerte con el baile. Caminamos hasta mi auto, le abro la puerta y dejo que entre. Mis ojos se mueven a la casa de al lado, no quiero que Chuck la vea luciendo tan hermosa, preciosa y como una princesa.
En realidad no quiero que la vuelva a ver.
— ¿Qué pasó con Chuck? —le pregunto cuando estoy dentro del auto.
Ella bufa. —No mucho, se disculpó porque su tío lo obligó y el señor Hart prometió que no se acercaría a nuestra casa, se irá en un mes.
Asiento. —Más le vale, si llega a acercarse o algo puedes decirme.
Ocean me sonríe. — ¿Vendrás a salvarme?
Enciendo el motor y me acomodo. —Tu qué crees.
Mientras conduzco dejo que Ocean busque música para que escuchemos en nuestro trayecto. Ella selecciona una canción de Lindsay Arianne, realmente le gusta por como sonríe cuando la voz suave de esta cantante se escucha.
—En esta noche, acércate a mí, dime lo que sientes —Ocean está cantando suavemente, sus ojos están viendo hacia afuera y creo que se ha perdido en la canción así que no la interrumpo—. Chico, ven y mírame, quiero saber que sientes.
Su voz es muy linda, y no lo digo porque me guste, es porque canta muy bien. —Ocean —gira su rostro un poco sorprendida—. Oye, cantas muy bien.
Tengo que ver al frente pero siento su mirada sobre mi rostro. —Pero, ¿de verdad lo crees?
Asiento sonriendo. —Claro, sigue cantando.
—Yo no canto para nadie —ríe—. Creo que olvidé tu existencia un segundo.
—Si claro —contesto—. Es imposible olvidarse de mi existencia.
Da unas palmadas a mi brazo. —No eres tan asombroso, Barrett.
Conduzco un poco más sin hablar con ella, solo escuchando la música y su voz muy baja. Desde que entré al auto he sentido como mi sistema nervioso está más despierto que nunca, hoy quiero descubrir qué siente Ocean por mí porque no creo poder seguir un día más sin decirle lo que yo siento por ella.