Estrellas Sobre Nosotros

43: OCEAN

OCEAN

— ¿Creíste que no lo iba a descubrir? —me cruzo de brazos cuando veo a Barrett el viernes.

Eleva una ceja. — ¿De qué hablas? —me mira y lentamente sonríe—. ¿De mi lunar con forma de corazón?

Junto mis cejas. — ¿Tienes un lunar en forma de corazón?

Señala su espalda. —Si, en esta parte, cerca de mi cintura —afirma.

Yo ruedo mis ojos. —No Barrett, no hablo de tu lunar —que nunca he visto—. Hablo de otra cosa.

Rasca su mentón mientras se acerca a mí, coloca sus brazos sobre mis hombros. —Pues no sé, tú sabes todos mis secretos.

Resoplo. —No creo que sepa todos tus secretos —me acerco a su cuerpo y él coloca su barbilla sobre mi cabeza—. ¿Pensaste que jamás me iba a enterar?

—Sigo perdido —responde y se separa un poco de mí para verme a los ojos—. Digo, no tengo antecedentes penales, nunca me he casado o divorciado y soy bastante honesto, ¿Qué es lo que te oculté?

Tomo su rostro con mis manos, me gusta sentir su piel contra las palmas de mi mano. — ¿Pensaste que con dos padres que trabajan aquí no me iba a enterar que el campamento no es gratis?

Él me sostiene por la cintura y ríe. —Ah, eso —besa mi frente—. En mi defensa nunca he visto cuanto se paga o si se paga algo, puede que sí pero no lo sabía.

—“En mi defensa” —le hago burla—. ¿Ibas a pagarlo por mí?

Él hace un gesto triste. —Solo quería que fuéramos juntos, en mi mente ya planee todo.

Eso me saca una sonrisa. Barrett es muy lindo, hablo de sus sentimientos y sé que él haría algo así por mí pero no quiero que use su dinero para pagar mis gastos. No salgo con él por su dinero, es lo que menos me interesa y no quiero que las personas piensen cosas malas sobre nosotros si esto se llega a saber.

—Pero no quiero que pagues nada por mí —afirmo, no dejaré que haga algo así—. Aun si me gustaría ir también prefiero no ir a que tú me pagues un viaje.

Hace un puchero. —Pero Ocean, será divertido, la casa de mis padres está cerca y podremos escaparnos un rato allá, te lo dije —Barrett tiene todo un plan sobre eso, está muy emocionado.

Yo también.

Niego. —No iré, no puedo pagármelo. —En realidad ya hablé con mis padres, ellos no estaban muy seguros de pagar dos viajes pero yo les prometí que les devolvería todo el dinero cuando trabaje a medio tiempo en vacaciones. Ellos finalmente accedieron.

Únicamente estoy jugando con Barrett ahora.

Barrett sigue viéndome triste. —Déjeme pagarlo, puedes tomarlo como un préstamo si quieres —me atrae hacia él—. Luego me lo pagas con besos, muchos.

Estoy resistiendo mis ganas de darle un beso en esos labios rosados que tiene. —No, no te pagaré con besos.

—Por favor —me insiste—. O puedes… no sé, pagarme cuando quieras, en veinte años o en uno, como sea.

—No, Barrett —sigo con la farsa—. No voy a aceptar dinero tuyo.

Barrett entorna sus ojos. —Por favor Ocean, no es un regalo, es un préstamo. Tu imagina que soy un desconocido y ya, ¿sí? Será divertido, quiero estar contigo ahí.

Bien, ya no puedo seguir con esto, es demasiado adorable verlo así y quiero besarlo pero en su lugar, acaricio por encima de su oreja derecha. —En realidad estoy mintiendo, sí iré.

Él abre los ojos. — ¿De verdad? —Asiento—. Entonces solo querías que te rogara, ¿no?

—Sí —lo abrazo y él me envuelve entre sus brazos—. Sí iré, tendré que vender un riñón pero iré.

Él suelta una carcajada. —Oye te va a sobrar dinero del riñón, guárdalo porque faltan viajes escolares —besa mi cabeza—. Estoy tan feliz, será divertido —afirma—. Por cierto, ¿Cuánto pagan por un riñón?

Aprieto su cuerpo. —Que gracioso eres —afirmo sarcásticamente—. Sin duda tu gran sentido del humor me conquistó.

—A mí me conquistó tu amabilidad —responde también con sarcasmo—. Cada día que me saludabas con educación y palabras suaves.

Me despego de su cuerpo y tomo sus manos para que vayamos al césped, nos gusta sentarnos aquí a pesar que después tenemos que sacudirnos el pantalón y corremos el riesgo de ensuciarnos un poco.

Pero a mí no me molesta y me agrada que a Barrett tampoco le moleste. Tengo que admitir que él no es tan complicado como antes creía. Por supuesto crecer entre todos esos privilegios y oportunidades lo ha desconectado de algunas realidades de las personas comunes pero usualmente es bastante normal.

Algo que me gustó de él fue cuando conoció a mi familia, no se veía aterrorizado por ellos. No le molestaba la presencia de Nick y su insistencia con sus superhéroes, no se irritó con Daisy y su obvio interés por él ni con mis padres, quienes pueden ser un poco cursis y su humor está algo roto.

El domingo pasado también estuvo en mi casa mientras que Finn salió con Tamara. De nuevo cocinó para nosotros, preparó una ensalada y pollo bañado en crema de hongos. No sé cómo logró que hiciera todo eso con los pocos ingredientes que había en mi cocina.

Jamás había llevado a un chico para que conociera a mis padres y supongo que en este caso no fue planeado, Barrett conoció a mi mamá por accidente esa vez que llegaron con Tamara. Luego conoció al resto de mi familia y se han llevado bastante bien.

Mamá me pregunta por Barrett, papá me ha asegurado que él “uno de los buenos” pues según él, Barrett no se ve como un presumido y pretencioso niño de papis con dinero. Todos parecen estar bien con que Barrett esté cerca de mí, con excepción de Finn.

Porque él sabe la verdad.

Barrett es un Andrews y eso está clavado en mi cerebro. Me estoy adentrado en un laberinto sin salida, cada día que pasa estoy entregándole más de mi corazón a Barrett. No solo las partes lindas, sino todo lo que pensé jamás mostrarles a otras personas.

Aun así, me esfuerzo para marcar los límites. Puedo divertirme y disfrutar esto por ahora, pasar tiempo con él y salir pero un día tendré que pisar el freno.




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