Estrellas Sobre Nosotros

52: BARRETT

BARRETT

Es hora de irnos y de abordar los buses de nuevo.

Me acerco a Ocean quien está hablando con Whitney. Están sonriendo y Ocean ya no parece estar tan afligida como hace un rato cuando le conté lo que pasó con Tam.

Después que saliera del comedor no regresó. No sé si fue un error contarle lo que me confesó Tam, es solo que no quería ocultárselo. No podía simplemente regresar el lunes y actuar como si nada hubiera ocurrido.

Whitney levanta la mirada y frunce el ceño. —Um, ¿Deseas algo, Barrett?

Rasco mi cuello. —Pues, solo quería saber si tú y yo nos iremos juntos —la pregunta va para Ocean.

Ella me mira y se encoje de hombros. —Supongo.

Cuando nos empiezan a llamar se repite el proceso de la escuela. Guardan nuestras maletas y esperamos antes de entrar a que los empleados del lugar revisen las habitaciones para confirmar que no hayamos olvidado nada.

Una vez que les informan a los profesores que todo está bien, nos dejan subir. Ocean va frente a mí y sube sin mi ayuda, camina hasta el fondo y se sienta viendo hacia la ventana.

Me siento a su lado y me siento raro, como esos días en la escuela donde no nos llevábamos bien y tenía que estar a su lado. Recuerdo que Tam me forzó a invitarla a la fiesta, ¿Por qué lo hizo si no quería que saliera con nadie?

También recuerdo cuando salió con Chuck, la forma en que me convenció para que yo no me rindiera con Ocean. Si no quería que eso pasara, ¿Por qué se esforzó para que los acompañara?

—Ocean —susurro—. ¿Estás enojada conmigo?

Ella recuesta su frente en el cristal. —Tengo sueño.

—Ocean —tomo su brazo pero ella no me deja que lo acerque a mí—. Ocean por favor, no hagas esto. No quiero que me odies de nuevo.

Gira su rostro y entorna sus ojos. —Ya te dije que no te odié nunca, y eso es justamente lo que debí hacer —se le quiebra la voz—. ¿Sabes qué Barrett? Creo que esto fue una mala idea, creo que ya no…

—No —no puede estar pensando en lo que creo que está pensando—. Ocean, no digas nada que no sientas.

Me mira y sus ojos están rojos, como si intentara no llorar. — ¿No quieres a Tamara? ¿Ni un poco? ¿No piensas que tal vez ustedes están destinados a estar juntos?

—No —contesto sin dudarlo—. Es mi amiga y la quiero pero no como te quiero a ti —me acerco más a ella, nuestros brazos están juntos—. Creo que debería decirte todo lo que hablemos para que me entiendas.

—No me digas nada —regresa su vista a la ventana—. De todas formas no creo que esto pueda seguir por mucho tiempo.

Siento un nudo en la garganta. — ¿De qué hablas?

No me contesta, sigue con la cabeza volteada.

—Ocean —tengo que hablar bajo para no llamar la atención—. ¿Por qué me dices eso?

Un autobús escolar es el peor lugar para tener este tipo de conversaciones pero no voy a esperar tres horas para resolver esto. Lo único bueno es que no hay forma que ella pueda huir, tiene que hablar conmigo. Tenemos que arreglarlo juntos.

—Barrett, solo estamos en secundaria —murmura—. Lo sabes, sabes que esto terminará, no duraremos.

Se parece mucho a las palabras de Tam. —No tiene que terminar.

Gira su cabeza y sus ojos siguen rojos. —Va a terminar —lo afirma con total seguridad, ¿Por qué me dice esto? La noche donde fuimos a la casa del lago fue perfecta, pensé que todo estaba yendo de la mejor manera entre nosotros.

—Estás molesta y estás hablando todas estas cosas porque estás enojada pero sé que no lo sientes —intento no sonar demasiado triste—. Sé que me quieres, me dijiste que estabas enamorada de mí, ¿Quieres que me crea esto ahora?

El autobús arranca y el lugar se llena de música, risas, pláticas de todo tipo y gritos espontáneos. Todos parecen estar satisfechos con toda la experiencia y ansiosos por regresar a descansar. Todos menos nosotros dos.

No quiero regresar si eso significa que al bajarnos de este autobús Ocean ya no volverá a estar tan cerca de mi como cuando nos dormimos sobre el césped. Tampoco quiero perder a Tam, la conozco desde siempre y en cada momento de mi vida ella estuvo ahí. No quiero dejar ir a ninguna pero es probable que tenga que soltar a una de ellas.

—Que te quiera no significa que tengo que estar a tu lado —susurra viendo hacia abajo, algo cae y comprendo que está llorando—. Puede que te quiera por siempre pero no vamos a estar juntos, Barrett. Es mejor que lo aceptemos antes que esto avance.

— ¿Estas terminando conmigo? —Las palabras saben amargas en mi boca—. Pero, ¿Por qué? Mira, no voy a dejar que Tam intervenga. Voy a hablar con ella.

—Barrett —se cubre el rostro—. Por favor, déjalo así.

¿Eso es todo? ¿Es así como acaba mi historia con Ocean? Ella es la primera y única chica que me ha hecho sentir no solo algo sino muchas cosas. No puedo dejarla ir. No quiero dejarla ir.

Sé que no ha pasado mucho tiempo, sé que esto se puede interpretar como dos chicos con las emociones al límite pero no lo es. No quiero volver a quien era antes de Ocean. No quiero permanecer con el corazón a su ritmo normal. No quiero que las mariposas en mi estómago mueran.

Y sin duda, no quiero estar lejos de ella.

—No, Ocean —digo firme—. Si vas a romper mi corazón, hazlo bien. Dame más besos para que sea difícil olvidar tus labios —me acerco a su rostro, por suerte aquí no nos están viendo—. Déjame tenerte cerca por más tiempo.

Mueve su rostro y niega. —Basta Barrett, sabes que esto…

—Tú basta —mi corazón está acelerado—. No me importa lo que digan los demás, no me importa si creen que esto va a acabar, yo no quiero que acabe. Yo te quiero a ti, Ocean. Estoy cansado de vivir para los demás, eres la única que me ha hecho sentir bien, en mi lugar seguro.

Ella mira mi rostro. —Yo te quiero a ti pero, si seguimos las cosas se complicaran.




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