BARRETT
— ¿Qué haremos para el almuerzo? —le pregunto a Ocean, recostada en mi hombro.
Me abraza por la cintura. —No lo sé, seguiré con Whitney.
Recuesto mi cabeza sobre la suya y cierro los ojos. —Tú y Whitney… no lo entiendo, jamás lo haré.
—Es divertida, es mi amiga —defiende—. No hables mal de ella, ¿bien?
Sonrío. Tengo mucho sueño, no dormí por pasarme la madrugada hablando con Ocean en mi auto. Me contó todo lo que sabe sobre la historia de sus padres con los míos. Fue muy extraño enterarme de algo así.
No dudo que sea verdad lo que ella cuenta pero, ¿realmente harían algo como eso? No estoy seguro. Pero ahora comprendo porque las cosas con ella y su hermano fueron ásperas al comienzo.
Sus padres son personas amables, me cuesta trabajo creer que sienten algún tipo de resentimiento por mis padres. Tampoco puedo creer que jamás hayan visto ninguna producción donde mis padres participaron, o entrevista. O algo.
Realmente les desagradan.
Mis padres me hablaron sobre esos años trabajando con sus mejores amigos y ya. Nunca mencionaron lo que sucedió después ni me dieron detalles sobre quienes eran ellos. Ocean me explicó que sus padres usaban apodos y que dejaron completamente el mundo del entretenimiento, por eso no se les asocia con ellos.
—Entonces —tomo su mano—. ¿Ya no comerás conmigo?
—No lo creo, al menos que quieras sentarte con Whitney —afirma y sé que está sonriendo.
—No, no quiero —siento como mi cuerpo se relaja más—. Oye, ¿Se lo dirás a tus padres?
—No —responde automáticamente—. Al menos no ahora, necesito pensar qué decirles, no es tan fácil… ellos realmente, um, pues, sienten emociones negativas por tus padres.
Básicamente, los odian.
—Pero, ¿Crees que se enojen por esto? —Trago saliva—. Digo, yo no fue quien hizo algo contra ellos, yo no te he hecho nada a ti tampoco.
Sus padres me agradan mucho, su familia entera lo hace. No puedo creer que esas personas amables y cordiales sean capaz de apartarme de su hija solo por algo que pasó hace mucho tiempo atrás.
—Lo sé —responde—. No tenemos la culpa pero sabes que están muy heridos. Ha pasado el tiempo pero no lo olvidan, no creo que les guste mucho la idea que salgo con el hijo de los Andrews.
Siento una presión en el pecho. —No quiero perderte, Ocean.
Ella se mueve para estar más cerca, su mano acaricia mi brazo. —No lo harás, yo tampoco quiero eso.
Ambos queremos seguir juntos, espero que la vida nos ayude con nuestros deseos.
—Duerme un poco —le digo—. Puedes recostarte en mis piernas para que estés más cómoda.
Suelta una risita. —En realidad, estoy cómoda aquí.
—Yo también.
Mi respiración es más y más lenta. Los dedos de Ocean se pasean por mi brazo. Mi corazón se siente más calmado y todo mi cuerpo se siente mucho más ligero. Estoy sintiéndome muy relajado y tranquilo.
Abro los ojos y parpadeo varias veces.
Bostezo y muevo mi cabeza para acomodarme un poco. Veo hacia Ocean, tiene los ojos cerrados y sigue abrazándome. Luego me doy cuenta que nos quedamos dormidos.
Tomo mi teléfono que estaba a un lado, por suerte solo pasaron veinte minutos. Aún tenemos diez minutos libres. Me muevo lentamente para no despertarla y rodeo sus hombros con mi brazo, acaricio su mejilla con mi otra mano.
Y estoy sonriendo, me alegra que estemos bien de nuevo.
Ocean se mueve después de unos minutos, entierra su cara en mi pecho y toma una respiración larga. Abre sus ojos, los vuelve a cerrar y bosteza.
—Buenos días —juego con las puntas de su cabello.
Ella se separa y me mira. — ¿Me dormí?
Muevo mi cabeza. —Yo también me dormí, ya solo queda una hora para salir de la escuela.
Sus ojos se abren. — ¿Qué? —Intenta levantarse pero tomo su mano—. ¿Qué haces? ¡Tenemos que irnos de aquí!
Yo me río sacando aire por la nariz. —Estoy bromeando, aún estamos en el periodo libre, quedan unos minutos.
Me golpea el brazo. —No fue gracioso, sigues haciendo bromas sin chiste.
Tomo su rostro entre mis manos. —Que gruñona eres —comienzo a levantarme—. Pero creo que deberíamos salir ya.
La ayudo a que se levante. Ambos nos sacudimos el pantalón y me inclino para tomar mi teléfono, lo guardo en mi bolsillo trasero y estiro mis brazos por encima de mi cabeza.
Ocean bosteza. —No vuelvas a sacarme de la cama a esa hora.
Me encojo de hombros. — ¿Por qué no? Fue divertido y me gusta dormir contigo.
Arruga su nariz. —No digas eso en voz alta.
Ruedo los ojos. —Bien, bien —estiro mi mano y tomo la suya—. Vámonos de aquí, te iré a dejar a tu clase.
Niega. —No es necesario, en esta estará Finn y…
Tam, ella está en esa clase.
—Igual, lo haré —no voy a dejar que Bill o nadie la vuelvan a dañar—. A menos que no quieras que tu hermano nos vea.
Hace una mueca. —Puede que sea mejor si no —afirma—. Aunque no sé, parte de mi quiere dejar de pensar en otras personas.
—No importa —respondo—. No hay presión, vamos un paso a la vez.
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—Hola —Tam se acerca conmigo, es hora de regresar a nuestras casas.
Ocean está en su casillero, no voltea a verme. — ¿Lista? —le pregunto, deseando que se hubiera tardado un poco más así me hubiera despedido de Ocean.
Asiente y mira a Ocean, permanece un segundo en silencio. —Oye Barrett —gira de nuevo conmigo—. ¿Crees que podamos cambiar de compañeros en Expresión y Arte? No creo que pueda continuar con, bueno, ya sabes.
Me encojo de hombros. —No lo sé, todos tienen compañeros —cierro mi casillero—. Vamos.
Pero Tam no se mueve. — ¿Trabajarías conmigo? De todas formas ya sé que vas a hacer y te podría ayudar —mueve su pie—. ¿No crees que es lo mejor?