Estrellas Sobre Nosotros

64: BARRETT

BARRETT

Hoy es el festival cultural.

Obviamente Ocean y yo escogimos Grecia. Ayer mi abuela nos contó muchas historias de su infancia y adolescencia, ya había escuchado la mayoría pero Ocean estaba impresionada y sonreía con cada detalle.

Ocean se recogió el cabello y me miraba nerviosa. Estudiantes de años anteriores podrán estar aquí, también está abierto para familiares y conocidos.

—Interesante —es Bill.

Escucho a Ocean suspirar pesadamente. — ¿Qué quieres?

Bill rueda los ojos. —Soy el asistente de la profesora —ya que cuando llegó no tenía pareja, Queens le dio ese puesto—. Tengo que vigilar que estén haciendo todo lo que se supone que hagan.

Yo no despego mis ojos de él. — ¿Y bien? ¿Por qué no te vas? Ya hemos hecho lo que se supone, ¿no?

Tenemos platillos tradicionales, la bandera colocada al fondo, fotografías de mi último viaje reproduciéndose en la tableta electrónica para que las personas las vean y folletos con datos generales sobre el país.

Bill se acerca a la tableta y mientras observa los paisajes, él habla: —Al menos ustedes no se están peleando —sonríe—. En esta escuela saben cómo hacer el ridículo.

Junto mis cejas. — ¿Quiénes se están peleando?

Encoje sus hombros. —Tu hermano, Ocean.

Ella me mira con los ojos abiertos, luego le pregunta a Bill: — ¿Finn? ¿Por qué?

—La rubia que está con él estaba hablando sobre tu novio —ósea yo—. Cuando pasé por ahí escuché que te ha estado engañando.

Ruedo los ojos. —Explícate —ordeno.

Levanta su mirada y sonríe. —Nada, solo afirmó que tú —señala a Ocean—, no eres más que un reto para tu novio y que si pudiera regresar el tiempo nunca le hablaría, ósea, a Finn.

Ay, no.

Bill bosteza. —Como sea, se nota que has escogido bien —dice sarcásticamente—. Ocean, ¿no aprendiste que a nosotros no nos gustan las chicas como tú? Eres un pasatiempo y ya, te lo digo porque no me gusta ver que otros juegan contigo.

Aprieto mi puño. — ¿Quieres que te golpee? —escupo.

Bill sonríe de lado. —Admítelo Barrett, ella no te gusta, solo es divertido salir con una chica pobre porque te miran como si fueras un dios o algo.

Ocean se mueve hacia adelante, camina donde está Bill y aunque es más pequeña de estatura, su presencia es más grande. — ¿Terminaste de hablar?

Niega. —No —pasa los dedos por su cabello—. Si alguna vez quieres terminar lo que empezamos en esa habitación, búscame.

Ocean coloca su mano en el hombro de Bill. —Supongo que tus papis tienen dinero para heredarte, ¿no? Así que, si no quieres que la herencia termine contigo porque mi rodilla irá al lugar donde imaginas, cierra la boca por el resto de tu vida —ahora toca su mejilla—. Soy una chica pobre, no tengo nada que perder y créeme, eso es mi ventaja contigo.

Bill entorna los ojos. — ¿Vas a hacerme algo? ¿Quieres problemas?

—Yo lo haré —hablo—. Si tú la tocas, tu vida se arruina ¿me escuchaste? —camino para acercarme—. Jamás vuelvas a hablar de Ocean, nunca, ¿entiendes? El dinero te hace sentir poderoso, ¿no? Pues déjame decirte, yo tengo mucho más poder del que piensas y lo usaré todo si llegas a lastimarla.

Bill mueve sus ojos de un lado hacia el otro, viéndome y luego a Ocean. —Como quieran —suspira y da un paso hacia atrás—. Creo que ambos son unos idiotas.

Ocean rueda sus ojos. —Solo vete.

Lo hace.

Ambos exhalamos, yo me acerco para tomar su mano. —Eres valiente.

Arruga su nariz. —Quería golpearlo, lo hubiera hecho.

Sonrío. —No vale la pena, déjame hacer el trabajo sucio.

Se acercan tres estudiantes más jóvenes y regresamos a nuestros puestos.

—Entonces mi hermano y Tamara se están peleando —susurra.

Bajo la mirada. —Me siento mal por ellos, tuvieron que trabajar juntos y aún quedan unos meses —la otra opción es que uno de ellos trabaje con Bill.

No quiero que Bill se le acerque a Tam, puede que nos hayamos peleado pero él no me da confianza y todavía me importa.

—Espero que se arreglen las cosas —afirma.

—Yo también —expreso.

Unos minutos después entra Daisy. Es la primera vez que la veo dentro del horario de la escuela. Abre sus ojos cuando se da cuenta que somos nosotros los que estamos en el puesto, se acerca y mira la comida.

—Apuesto mil dólares a que Barrett preparó esto y no como los otros que compraron todo —extiende su mano hacia mí—. Paga.

Finjo sacar mi dinero, Ocean coloca su mano en mi brazo. —No lo hagas.

Daisy suspira. —Oigan, no quiero alarmarlos pero Finn y su ex novia están haciéndolo muy mal —nos cuenta—. Llegué y Finn estaba sentado sin prestar atención a nada, ella reparte esos folletos pero no se ven nada felices.

Nos damos una mirada.

Daisy suspira y acomoda su cabello detrás de sus orejas. — ¿Así será mi vida cuando tenga su edad? Ustedes son tan dramáticos, me da miedo crecer ahora.

Ocean niega. —No, tu vida será tranquila a menos que te guste alguien.

Daisy asiente y señala hacia atrás. —Hay un chico, se llama Johnny. Me gusta pero jamás podría salir con él —me voltea a ver—. Mis padres son tan aburridos, no tengo idea como te aceptaron tan rápido, Ocean es como un tesoro para ellos.

—Que exagerada —responde Ocean.

Daisy mira algunas fotografías. —Papá y mamá están por ahí, como son profesores también están visitando cada puesto y casi me humillan frente a todos, papá me estaba llamando desde el otro lado y gritándome “¡Florecita, ven!” hice como que no lo había visto.

Sonrío. —Tú y Ocean son diferentes —señalo—. En lo poco que llevas aquí me has hablado sobre Finn, el chico que te gusta, tus padres y lo dramáticos que somos.

Daisy se encoje de hombros. —Pues sí, soy mejor que Ocean —no me refería a eso—. ¡Medusa! —gira con ella—. La profesora de audiovisual me asignó una tarea, estoy encargada de grabar los eventos escolares —sonríe.




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