Estrellas Sobre Nosotros

72: BARRETT

BARRETT

—Tamara está aquí —me avisa Luisa.

No quiero hablar con nadie. — ¿Para qué?

Luisa se acerca y coloca su mano sobre mi hombro. —Barrett, no has comido nada, ¿te traigo algo?

Niego. —Estoy bien, ¿Para qué vino ella? —pregunto.

Luisa suspira. —Dice que quiere hablar contigo, tal vez te extraña, llevas un mes así y bueno, deberías ver a alguien. Habla con tu amiga, ¿no la extrañas?

Ya no me dejo extrañar a nadie. He vuelto a quien solía ser, reprimiendo mis verdaderos sentimientos y apartándome de todos. Mis padres me tratan como un prisionero ahora, tengo personas que me vigilan y ya no puedo sacar el auto cuando quiero.

No he hablado con Ocean en absoluto. Me quitaron el teléfono. Según ellos están protegiendo mi privacidad, evitando que los reporteros me expongan ante el ojo público. Estoy cansado de todo eso.

—Está bien —empujo la silla del escritorio—. Gracias, Luisa.

Me da una sonrisa antes de salir de mi habitación.

Mis padres “arreglaron” el problema. Sus abogados presentaron una demanda en contra del dueño del canal de chismes y recibieron una disculpa pública en video. El video fue re publicado, eliminando la parte donde se habla sobre mí y mis padres.

No sé qué tanto le pagan a sus abogados pero debe ser suficiente para que hagan lo que sea con tal de cumplir sus órdenes.

Por otro lado, la carrera de mis padres no fue afectada realmente. Ambos dieron un par de entrevistas, explicaron que eran personas inmaduras y se disculpaban públicamente con sus antiguas co-estrellas. A sugerencia de su equipo ellos se presentaron en hospitales, orfanatos y albergues para limpiar su imagen.

Ahora están a tan solo días del estreno de una nueva película.

Su vida siguió tan perfecta como siempre. Nadie sabe la verdad, nadie sabe que papá vendía drogas ni que mamá estuvo embarazada cuando era joven. Creo que papá tenía un poco de miedo que los Palmers hablaran sobre eso pero la información nunca salió a la luz.

Llaman a mi puerta, giro y me encuentro con Tam.

Es tan raro verla de esta forma, siempre está vestida con su ropa más reciente pero esta vez solo está usando unos pantalones deportivos y un sudadero blanco con el cabello recogido.

—Hola Barrett —levanta su mano.

—Hola —respondo.

Ella camina para acercarse. —Um, Barrett, tengo que decirte algo —aclara su garganta—. Hace un rato mi mamá y tu mamá fueron a comer, yo estaba ahí —me explica.

Asiento. —Que bien.

Tam se mueve un poco más. —Barrett, yo hablé con tu mamá y le dije muchas cosas —me explica—. Finalmente fui honesta y ahora que sabe todo pues, decidió algo.

— ¿Qué? —pregunto.

—Volverás a la escuela —anuncia.

Mis ojos se abren. — ¿Qué? ¿De verdad?

Tam asiente. —Sí, yo le hablé sobre todo lo que pasó —admite—. Tal vez… sé que estaba en contra de tu relación pero le hice ver lo importante que es para ti seguir con tu vida y le aseguré que no es lo mismo sin ti, le pedí que no fueran tan severos y que ya nadie habla sobre eso.

Me levanto de la silla y la tomo de los hombros. — ¿Hablas enserio? ¿Podré volver a la escuela?

Asiente. Yo la acerco a mí y la abrazo con fuerza.

—Gracias Tam —agradezco—. ¿Qué hay de Ocean? ¿Ella sigue en la escuela?

Nos separamos. —Sí, ella… sigue ahí, solo que está diferente.

Respiro profundo, sé cómo debe estar sintiéndose. —La volveré a ver, al fin —sonrío—. Gracias, Tam. No sé qué le dijiste pero gracias, de verdad.

Muerde su labio inferior. —Espera Barrett —sus ojos se llenan de lágrimas—. Lo siento de verdad, por favor perdóname.

Sacudo mi cabeza. —Ya no importa, Tam. Gracias a ti todo está mejor.

—No —se cubre la cara con sus manos—. Es mi culpa, lo siento tanto. Todo esto es mi culpa.

Junto mis cejas. — ¿Cómo que es tu culpa?

Sigue con el rostro cubierto. —Yo fui la que les contó todo —confiesa.

Siento que, de pronto, todo da vueltas. —Espera, ¿Qué?

Se quita las manos de la cara. —Sí Barrett, estaba celosa y yo solo quería que dejaras de verla, pensé que solo hablarían de como el hijo de Los Andrews llevaba chicas a su casa del lago para que te regañaran pero no sabía que sus padres eran… bueno, ya sabes.

—Espera —aclaro mi garganta—. Tamara, ¿Qué estás diciendo?

Sigue llorando. —Yo les envié la información de ti, les dije que estudiabas ahí y que salías con una chica llamada Ocean Palmers que era hija de unos profesores —se limpia sus lágrimas agresivamente—. Yo no tenía idea que tus padres ya los conocían, no sabía que sus padres… te lo prometo, eso no lo sabía.

Me paso la mano por el cabello. — ¿Por qué, Tamara? ¿Por qué?

— ¡Porque fui una tonta! —afirma—. Tenía tantos celos que terminé dañándote y me odio por eso, odio que todo este tiempo he sufrido por la culpa y yo sé que no merezco que me perdones pero quiero arreglarlo, haré lo que quieras, por favor.

Cierro los ojos, no puedo creerlo. —Tamara…

— ¡Yo sé! —Sorbe por su nariz—. Por favor Barrett, dame otra oportunidad. Ya se lo dije a tu mamá, ya lo sabe. Mis padres están muy enojados, me castigaron por siempre y lo merezco. Perdóname, por favor.

Voy hasta mi cama y me siento, tengo ganas de vomitar. —No solo ibas a separarme de ella, estabas arriesgando mi privacidad —le reclamo—. No tenías ningún derecho de hacer algo así, ninguno.

— ¡Lo sé! —Sorbe por su nariz de nuevo—. Haré lo que me pidas, te ayudaré con lo que quieras pero por favor, por favor no me odies. Te quiero Barrett, no de esa forma, te quiero como mi mejor amigo y sé que ahora estás enojado pero lo arreglaré si me das otra oportunidad.

Niego. — ¿Te das cuenta de qué está pasando por tu culpa? —Sostengo mi cabeza con mis manos—. ¡Fuiste demasiado lejos!

—Yo sé —se acerca y se sienta a mi lado—. Pero haré lo que me pidas, me odio tanto por ser tan estúpida. Por favor, por favor.




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