Estrellas Sobre Nosotros

74: BARRETT

BARRETT

 

SEIS MESES DESPUÉS

— ¿Qué te parece? —le pregunto viendo al frente.

Asiente. —Es mejor de lo que pensé, amo aquí.

Me inclino para besar su mejilla. —Pues es tu hogar, ¿no? Has venido al océano.

Niega. —No, ya te expliqué que el océano es más al fondo, esto se considera mar. Creo, no estoy segura.

—Ven —tomo su mano—. Vamos a nadar.

Ocean no se mueve. —Barrett, no sé nadar y estamos vestidos de esta forma, no quiero arruinar mi vestido.

Ella lleva un vestido amarillo muy veraniego y yo unos pantalones cortos caqui y una camisa blanca de algodón. —Puedo quitarme la camisa si eso es lo que quieres —me empuja el brazo—. Además no importa que no sepas nadar, yo gané muchos primeros lugares, estás segura conmigo.

—Aun así —gira su rostro hacia la casa—, en cualquier momento alguien puede aparecerse y…

— ¡Medusa! —Nick sale de la casa corriendo hacia nosotros—. Mamá pregunta si ya tienen hambre para comenzar a preparar la comida.

Se encoje de hombros. —Claro —se inclina—, ¿Te pusiste bloqueador solar? Estamos en verano, es peligroso.

Nick me mira entornando sus ojos. —Barrett no tiene bloqueador.

Rueda sus ojos. —Sí tiene, ve a ponerte antes que sigas quemándote la piel.

Nick suspira y se da la vuelta, obedeciendo a su hermana.

—Eres tan adorable cuando cuidas a tus hermanos —me acerco a su rostro—. Eres la mejor.

Ella voltea y coloca su mano sobre mi mejilla. —Tú también eres muy adorable, en especial cuando juegas a lo que sea que Nick te pida.

Me inclino para besarla al mismo tiempo que escuchamos. — ¡Ocean! —es Daisy.

Ocean se separa de mí y gira con el rostro molesto. — ¿Qué?

— ¿Dónde dejaste mi cargador? —camina hacia nosotros—. Lo necesito, estoy grabando todo pero mi batería está muriendo y no lo encuentro, tú lo estabas usando ayer, ¿Dónde lo dejaste?

—Yo no tomé nada —la empuja para que regrese—. Ve a buscarlo, siempre lo pierdes.

— ¡Fuiste tú! —Daisy reclama mientras camina de regreso a la casa.

Ocean niega y me voltea a ver. — ¿Ves porque no era una buena idea esto?

Sonrío y la atraigo para abrazarla. —Es una gran idea, sabes que me gusta pasar tiempo con tu familia.

Se acomoda entre mis brazos. —Lo sé —afirma—. Y ellos te quieren, fue imposible odiarte. Los Palmers fuimos hechos para querer a Barrett Andrews.

Beso su frente. —En especial tú, ¿no? Siempre estuviste enamorada de mí aunque nunca lo admitirás.

— ¡Que necio eres! Ya te he dicho mil veces que no me gustabas desde el comienzo, ¿Ves que sí eres egocéntrico? —bromea.

—Como digas, Palmera —me inclino para besar a un lado de su ojo izquierdo—. Ambos sabemos que desde el primer día te fijaste en mí.

—Ay, Barrett —toma mi cabeza y la mueve cerca de ella—. Mejor bésame.

— ¡Qué asco! —nos separamos cuando Finn grita mientras se acerca de la mano con Whitney, quien solo ríe.

Ocean se cruza de brazos. — ¿Qué quieres, Finn?

Él me voltea a ver. —De verdad que no entiendo porque te gusta mi hermana, sin duda están hechos el uno para el otro, solo comparten una neurona.

Whitney suelta una carcajada. —Ocean Summer es muy inteligente, pero Barrett —bufa—. ¿Sabías que cuando éramos niños se quería comer los crayones de cera porque pensaba que tenían sabores?

Fulmino con la mirada a Whitney. —Te voy a echar fuera si no te callas.

Ella hace un puchero. — ¡Finny! ¡Ocean Summer! El malo de Barrett me está molestando de nuevo.

Ocean sonríe mientras niega. —No la molestes, Barrett. Finn solía comerse las cascaras de las naranjas porque creía que ahí estaban todos los nutrientes.

Arrugo mi nariz. — ¿Cómo lograbas comerte eso?

—Masticando sin parar —contesta—. Además, la naranja si es comestible no como los crayones —voltea hacia Ocean—. Mi hermana solía cubrir sus muñecas en la noche con una manta porque pensaba que se iban a mover.

Ocean lo empuja. —Bien, basta de historias de nuestra infancia, ¿A qué viniste?

Levanta los hombros. —Nada, solo quería pasar un rato con mi chica.

Whitney rodea su cintura y besa su mejilla. Tanto Ocean como yo arrugamos la nariz. Que Whitney y Finn terminaran juntos sí fue algo inesperado.

Ocean me toma de la mano. —En ese caso, nos vemos después —tira de mí para que regresemos a la casa.

— ¿Aun no te acostumbras, verdad? —pregunto divertido.

Suspira. —No me acostumbro a sus muestras de afecto, es raro.

Abro la puerta para que Ocean pase primero. En el sofá están mi abuelo hablando con su padre, con dos vasos de limonada cada uno. Mi abuelo levanta la mirada y me sonríe.

— ¿Vas a ayudar con la comida? —pregunta.

—No, mi abuela me pidió que no lo hiciera —respondo—. Ahora que la señora Palmers está a su lado, no hay espacio para mí en la cocina.

El señor Palmers levanta sus ojos y asiente. —Tu abuelo me estaba contando de como aprendiste a cocinar, ¿siempre te ha gustado, no?

Asiento, un poco nervioso.

Ocean tira de mí para llevarme a otro lado, uno donde finalmente podamos estar a solas.

Después del baile de graduación sucedieron muchas cosas. Mis padres se molestaron por mostrarme frente a todos y presentarme como su hijo. Los padres de Ocean no estaban felices con el hecho que ella no terminó conmigo y se escapó del baile para ir a una premier. Y aunque no fue fácil al comienzo, ambos comenzamos a expresar lo que realmente sentíamos.

Eventualmente mamá pensó que sería mejor intentar hablar de nuevo con los Palmers. No les fue tan bien pero no se rindieron.

Mis padres invitaron un día a Ocean para que llegara a la casa y comiera con nosotros tres. Mamá sonreía. Parecía que le había agradado desde que la conoció y no dejaba de hacerle preguntas sobre todo. Papá por otra parte se veía un poco culpable pero Ocean fue amable con ellos y todo resultó bien.




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