Las vacaciones de verano…
¿Qué significado tienen esas palabras?
Libertad…
Libre de responsabilidades, sin tener que madrugar o quedarme hasta tarde haciendo trabajos. Las vacaciones deberían ser eternas, pero tristemente no es así.
Faltan casi tres semanas para empezar la escuela, he intentado usar mi excesivo tiempo libre en cosas productivas, como ver una maratón de mi serie favorita.
Doy un saltito emocionado en mi puesto al ver al zombi comiéndosele el cuello a ese pobre hombre.
Salvaje.
Tengo gustos raros lo sé, pero no puedo evitar sentirme fascinada por las cosas desconocidas y fascinantes…
Por mi memoria pasan esos ojos fríos, esa risa molesta y su voz… maldita voz.
Carraspeo dándome palmaditas en la cara.
Estás muy mal Emma, mira que pensar en ese estúpido después de todo lo que te ha hecho es porque te has terminado de volver loca.
Apago la televisión y resoplo mis labios soltando un suspiro de aburrimiento.
Necesito a mi mejor amiga.
Tomo el teléfono y abro nuestro chat privado.
Em: Hey, pelinegra ¿Qué haces?
Mando el mensaje y espero impaciente por su respuesta, pasa un minuto entero y su mensaje no llega.
Frunzo el ceño y vuelvo a escribirle.
Em: ¿Qué te pasa, mujer? Mira que dejar a tu pobre amiga ahogarse en el aburrimiento e ignorarla de esta manera es algo muy cruel de tu parte… ¡Contesta!
Exhalo dramáticamente y espero… nada.
Me levanto de la cama furiosa, esa niña me va a oír.
Abro la ventana abruptamente y preparo mis pulmones para gritar. — ¡Madison Lauren Evans, aparece ahora!
Mis cuerdas vocales vibran con violencia, me sostengo del marco de la ventana, aguardando, hasta que segundos después la ventana se abre.
Abro mis ojos con pavor, Harry me observa con molestia, apretando la mandíbula. ¿Qué hace él ahí?
— ¿Qué rayos pasa contigo? Casi me dejas sordo. — ignoro su estúpido comentario.
— ¿Dónde está Mad y qué haces en su habitación? — arruga las cejas ante mi comentario.
— Primero, no tengo idea de en donde está, no soy su guardaespaldas. Y segundo, esta es mi habitación.
Frunzo el ceño.
— No, no es así. — rueda los ojos fastidiado.
— El hecho de que me haya ido y mi hermana se haya aprovechado de eso para robarme mi habitación, no significa que sea suya. — frunzo los labios, recuerdos de cuando era una adolescente y él todos los días lanzaba cosas asquerosas a mi habitación invaden mi mente. — ahora que he vuelto, pienso recuperar todo lo que me pertenece.
¿Soy yo o sus palabras tienen un doble sentido?
Carraspeo.
— No me digas que tendré que soportarte además de esta forma, Amo mirar por mi ventana, no me arruines la vista.
Sonríe de lado. Trago grueso.
¿Desde cuándo se hizo tan atractivo?
Ahora me percato de su atuendo, una franela negra que deja sus brazos al descubierto y un pantalón deportivo demasiado marcado, en ciertas partes especialmente.
Miro a otro lado con la cara encendida.
¿Qué rayos me está pasando últimamente?
Parece que las hormonas están haciendo estragos en mi sistema.
— No eres la única inconforme con la vista que tiene al frente. — abro la boca ofendida por sus palabras saliendo de mi estado de idiotez. — pero no me queda de otra, no puedo cambiar de vecina, ¿O sí?
Hijo de…
Noto la diversión en sus ojos y sé que me está provocando, quiere que explote y haga de esto un desastre, y no lo conseguirá… el autocontrol ante todo.
— Eres tan molesto, pero esta vez no te daré el gusto, Harry Evans. No volverás a hacer de mi vida un desastre.
— ¿Estás segura de eso? — pregunta, desafiándome.
— Totalmente.
Cierro la ventana dejándolo ahí parado.
Me muerdo el puño cerrado intentando contener mi lado psicópata, últimamente estoy pensando en muchas formas de desaparecerlo sin dejar rastro.
Escucho el toque insistente en mi puerta y la abro, mi hermano está parado afuera, con su uniforme de hockey, lo observo arqueando una ceja.
— ¿Qué quieres? — pregunto en tono hostil.
— Vamos, enana, ya no estés enojada conmigo. — lo miro enojada, desde que lo vi fumando esa porquería no le he dirigido la palabra.
— Sabes que no se me pasará tan rápido, me decepcionaste, Alex. — reniego.
— No es para tanto, solo es un cigarro…
— Y mañana será otra cosa, y al día siguiente otra peor… — niega divertido.