Estúpido y perfecto Evans

Capítulo 36| Tomando el riesgo

Soundtrack: Those eyes- New West

⸞ Emma ⸞

Lo extraño.

Es la conclusión a la que he llegado después de una larga semana en la que no hemos hablado.

Le pedí espacio, y eso hizo. No me ha buscado, no me ha llamado, no se aparece por mi casa, antes estaba el pretexto de que venía por mi hermano, pero ahora ni eso.

Y sé que fue exactamente esto lo que le supliqué que hiciera. Necesitaba asimilar todo lo que me había contado sobre su pasado, pero justo en este instante, lo que más me martiriza es su ausencia.

Me muero por verlo.

Pueda que quizás esté siendo una débil, que no puede mantener su determinación firme. Pero joder, ese chico me tiene tan malditamente enamorada que inclusive si me hubiese confesado que él apretó el gatillo contra ese pobre anciano, quizás estuviera reconsiderando continuar con lo nuestro.

Cosa que no pasó gracias al cielo.

Además, todos estos días me han servido para reflexionar las cosas. Estoy segura de que Harry debió haber pasado por cosas terribles en esa casa con el que se dice llamar su “padre” para haber tomado aquellas malas decisiones. No lo justifico, pero puedo entenderlo.

Sumándole a eso el hecho de que no soy nadie para juzgarlo por los errores que una vez cometió, no soy su madre quien podría reprenderlo y hasta castigarlo de por vida. Soy su novia. La persona que logró que un chico tan poco expresivo con sus emociones y con su vida privada como Harry sacara a flote todo ese lado oscuro de su vida, y fue porque yo se lo pedí.

Y sé que lo hizo por el amor que me tiene. Esa es la prueba clara de aquel sentimiento tan fuerte que tiene por mí. Ya que a sabiendas de que probablemente me perdería por contármelo todo, lo hizo.

Arriesgó nuestra relación para demostrarme lo comprometido que está con esto. Lo arrepentido que se encuentra por las acciones que una vez cometió en un momento sombrío de su vida.

Son tantas las cosas que se acumulan en mi cabeza que no puedo evitar sentir un ligero dolor oprimiéndola.

Acaricio el pelaje de lobo que reposa en mi regazo, durmiendo plácidamente mientras malgasto mi tiempo de fin de semana frente al televisor mirando una serie en Netflix. Trata sobre viajes en el tiempo y joder, me tiene la cabeza vuelta un lío. Eso y mi idiota novio que no sé donde carajos está o qué rayos estará haciendo.

Ya había comenzado con los tediosos entrenamientos de basquetbol después de clases, odiaba con mi vida verles la cara a ese montón de chicas plásticas que me odian porque entré al equipo sin “esforzarme” cuando ellas tuvieron que pasar por un extenuante periodo de selección.

Mi padre se encuentra dichoso con esa noticia. Él fue campeón del condado con su equipo, tiene un estante en su estudio dedicado exclusivamente para sus trofeos, medallas y fotografías de esa época tan memorable de su vida. Por lo que adora que su hija siga sus pasos. Me parece una exageración, el basquetbol es más un hobby para mí, que una pasión. Pero bueno, no seré yo quien rompa las ilusiones del pobre señor.

Suspiro y escucho los pasos de mi hermanito bajar rápidamente por las escaleras.

— Estoy aburrido y muero de hambre. — me reclama apenas lo tengo al frente.

— ¿Y mamá? — le pregunto esquivándolo para seguir viendo la escena en la que el protagonista está semidesnudo. Dios mío, qué hombre. Si estuviera en los zapatos de Claire, yo también hubiera cambiado a mi marido.

— Salió con la mamá de Harry, dijo que se iban de tarde de chicas. — hace una mueca ante aquello. — aunque de chicas no tienen nada.

Me río por su comentario.

— Ve a ver si queda algo en el refri, oso. Estoy ocupada. — intento fijar mis ojos en el torso desnudo del escocés.

Mi hermano me mira mal y coge el control apagando el televisor, ganándose una mala mirada de mi parte.

— Aliméntame o le diré a mi mamá que ves a hombres desnudos cuando no está.

Me encojo de hombros con desinterés.

— Pues para tu información ella me recomendó la serie, Oso. Tus chantajes no sirven conmigo.

— Pues entonces se lo diré a papá… — intenta irse y lo detengo rápidamente.

— ¡Espera! — me levanto presurosa dejando a Lobo en el sofá. — No tenemos que ser tan extremistas…

— Quiero comer. — me gruñe y maldigo internamente.

— Ya, ok. Tú ganas, vamos a ver que puedo prepararte.

Sonríe victorioso y se encamina a la cocina. Gruño observándolo. Pequeño manipulador del demonio.

Busco que preparar mientras mi hermano se sienta en un taburete y saca su celular para jugar videojuegos.

— ¿Qué te dijo papá de esos juegos? — lo reprendo mientras saco todo para preparar unas galletas. — recuerda que queman las neuronas, y ya reprobaste dos materias el periodo anterior.

— Él no está y tú no le dirás nada. — asegura y lo miro con una ceja alzada. — es eso, o que le cuente que ves a hombres con poca ropa y con tu hermano pequeño en casa. — abro la boca por su chantaje. — tendrás problemas, hermanita.




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