Escribe aquí el necio,
La presa de lo ajeno,
El publicador del precio
Y amador de lo propio.
Van las soledades conmigo
Rumbo al alma encerrada.
Remito a antiguos textos
Con mi soberbia mostrada,
Mas mida a mi humildad
En la medida de la nada,
Porque está en equidad
Al grueso de lo que soy.
Dígame bocón, dígame,
Es mía toda y cada letra,
Y me describen así
Como lo hacen por “Profeta”.
Entiendo, pues, lo que pasa,
A este ser que padezco,
Donde solo se me escapa
La aceptada condición.
Más que irse ya se viene
La soledad a mi alma,
Y la espero acompañado
Por el cuerpo que demanda.
Acabo por señalar:
Por envidioso me doy
Y solo puedo envidiar
Al que no envidia nada
Y solo esconde su bien.
Con esta envidia me voy
A esconderme en mi cuerpo.
Todo ha de llegar hoy.