Si algún día me muero
por mis propias manos, no,
no lloren a mi cadáver,
que yo hace muchos años
que habré dejado mi cuerpo,
habré partido del muerto.
Un vegetal habré sido
y por quién sabe cuánto,
¡quién sabe cuánto habré
sido un tipo vegetal!
No lloren la libertad,
menos la estupidez.
Mejor celebren, celebren
que vuelvo para la tierra.
Pues, de esto suceder,
habré estado años enteros
doliéndome de recuerdos,
de recuerdos de dolores.
Y en un solo dolor,
entonces, se fundirán
aquellos restos inertes
con los dolores del mundo.
Luego, culpen a la víctima
y también al victimario.
No se duelan del hecho,
del conocido egoísmo
ni busquen el empapar
de mis lágrimas sus ojos.
Gente, en ese segundo
en que deje de contar,
dará inicio una agria
certeza para ustedes.
Sépanlo y no se duelan
por la verdad, por saberlo,
que yo habré sido muerto
hace ya un largo tiempo.