Me encontraba ya bajando del bus y colocando mi mirada puesta en la meta que tenía ese día. Solo por mi mente pasaba las visiones que me esperaban, pequeñas y a veces muy confusas, pero para cuando llega el momento de la verdad de aquella visión, Por mi cuerpo siempre me esperaban escalofríos y una ansiedad comenzaba por mis pies. Era el efecto a sentir la realidad de aquel recuerdo que invadía mi mente.
Me encuentro dentro de clases y el profesor de historia ese día daba la clase con entusiasmo al punto de hacer que toda la clase comenzara a reír con ganas y con falta de reír más... Ese día me encontraba en paz que llegué a pensar que podría ser maestra, pero mi tiempo no dudaría mucho por lo que mis vidas son cortas y no duran más de 22 años. Es triste saber que mi destino tenga su final, pero he conocido tanto en mi recorrido que no me importaría tratar, y que siempre he hecho lo correcto para que las etapas del destino sean como se han escrito que, por cierto, el amor es uno de sus grandes problemas para que la vida de toda persona tenga que ser como está escrito en la energía del universo o en un ser no muy reconocido por muchos.
Me encuentro en la cafetería de la escuela, comienzo a mirar lo que comeré, pero mientras el tiempo pasaba... Una visión llegó a interrumpir mis ideas. ¿De qué trataría esta vez? ¿Algún viaje o escape tendré que hacer? ¿Tendré que salvar la vida de alguien?... Mientras las preguntas llegaban a mi cabeza... La visión se tornaba confusa: Un Hombre joven tomando un arma y apuntado a una persona, un sonido parecido al aire recorriendo ese lugar con vacío y desprecio, de noche se veía borrosa la escena y gritos se escuchaban al fondo. Al terminar de ver la visión ya mis ganas de comer se habían ido. Cuándo intento levantarme dos chicas muy hermosas se habían acercado a mí para invitarme a una fiesta que harían por el cumpleaños de una de ellas, solo me invitaron por ser una chica de buena familia, pero eso me daría la oportunidad de salir de mis preocupaciones, de igual forma ya conocía esas fiestas, y como siempre era de esperar, pues... Alcohol, pizza, desastre, personas desequilibradas, drogas y mundos hechos un caos siempre se encontraban por una noche. Mi respuesta a su invitación fue un "Sí". ¿La verdad? algo me decía que fuera y a pesar de que mi personalidad no sea de estar en esos lugares una parte de mi me decía un "Si".
Me encontraba caminando por una calle que se encontraba en construcción y de repente una persona grita.
-¡Cuidado!- de una forma desesperada
En cuanto intente voltear y ver el problema, ya me encontraba tirada en el suelo por el impulso de tan fuerte empujo.
-¿Estás bien?- De una forma preocupada lo dijo el chico que se encontraba levantándome del suelo. Yo tratando de analizar lo que había pasado no le encontraba sentido.
-¡Casi te cae un bloque encima! y corrí lo suficiente para poder evitar un accidente de tal nivel- Dijo de forma preocupado pero a la vez conforme de que nada grave había ocurrido.
-Gracias, agradezco lo que hiciste- Lo dije en voz baja y rápido para salir de aquel lugar, cuándo me pasaba esto era por señales de tiempo. Eso me decía que mi visión era de actuar rápido.
Me encuentro en casa y veo mi familia en la sala viendo una película, mis padres me invitaron a verla con ellos, pero me encontraba con apuros de resolver mi visión y quedándome en casa no podría evitar esa escena. Me disculpo con ellos y les digo que iré a una fiesta, entre mis padres se dieron una mirada de picardía a la que mi padre respondió en voz alta.
-De seguro es un chico que le gusta- Lo dijo de forma chistosa y dándole a mi madre un abrazo, Pues para esta familia mis salidas no eran más que para el parque, biblioteca, escuela, centro comercial y la heladería que se encontraba cerca. Mis salidas a fiestas no eran más que solo familiares.
Mi respuesta al comentario de aquel padre, solo fue un gesto de afirmación, tampoco quería dar más detalle.
Me encuentro en mi habitación para comenzar a arreglarme. Comienzo con desvestir mi cuerpo para entrar al baño. Miro mi rostro un poco al espejo y noto que tengo: Ojos color marrón claro, mejillas suaves, pestañas largas, cejas definidas, labios rosados, piel blanca, nariz pequeña y un cuerpo que dejaré pronto, pero decido entrar a la ducha y no continuar viéndome, de todos los cuerpos, este ha sido el mejor que queda bien con mi alma o personalidad. Mojo mi cuerpo para empezar a perfumarlo con el rico aroma a jabón, un jabón dulce e intenso, su aroma es parecido a la flor de margarita con un toque de miel y avena. El agua pasa y recorre mi cuerpo, tanto que siento mi cuerpo descansar de lo tensionado que se encontraba antes de aquel baño. Comienzo a vestirme y elijo un vestido color negro con una chaqueta, ya que para la noche hará algo de frío y unas zapatillas, peino mi cabello y tomo mi perfume favorito con aroma dulce. Al bajar tomo mi bolso con mis cosas para estar preparada.
-¡Buenas noches familia!- Grito saliendo de mi hogar temporal.
-¡Disfruta de la fiesta hija!- Grita mi madre desde la sala con voz entusiasmada.
Al salir de casa tomo como decisión tomar un taxi para prevenir algún accidente, ya que no soy buena para conducir. Consigo el taxi y doy la dirección de la fiesta y mientras en el camino escucho decir al conductor una frase...
-Vive de tal manera que nunca pierdas tu alma ante el mundo y su dureza, recuerda que es más valiosa la sabiduría que cualquier otro tipo de riqueza-
Lo dijo de tal manera que mi cabeza dio vueltas por aquel pensamiento inteligente y decidido, mi mente respondió aquello en ese momento, ¿Cuál es el valor de la vida? Es una pregunta a la cual es difícil dar respuesta, pues todo dependerá de tu consciencia y de la capacidad que tengas para contemplar y valorar el mundo que te rodea. De esta frase mi mente dio pausa para recordar aquel momento donde quería morir y continuar con otra vida, esto sucedió en 1980, me encontraba con una familia a la cuál le resultaba diferente mostrar su afecto hacía a mí, por parte mía recibían buen comportamiento, buenas palabras y mucha ayuda. Pero eso, nadie de esa familia lo notaba y solo vivía con papá, mamá y un hermano recién nacido. Cuándo hacía las cosas mal o dañaba algo el castigo a eso resultaba ser más inhumado, y que no deseo que a cualquier persona le pase. Tuve noches constantes donde mis lágrimas solo eran la expresión a lo que mi corazón soportaba y mi cuerpo cansado de tantos golpes fundidos en puños y correas aguantaba, un sonido en mi cabeza repetía "Huir" pero no podría irme sin mi hermano menor, no podía dejarlo y que sufriera lo que yo sufría ahí, así que aproveche una noche para poder escapar pero mis padres de esa vida se dieron cuenta de lo que hacía y corrieron para no dejarme ir, ya con mi hermano en brazos corrí lo suficientemente rápido y con la poca fuerza que deje almacenada para ese momento. Tomé un taxi y de lo poco que me quedaba de ahorros pude pagar un hotel para mi hermano y yo. Me encontraba limpiando a la pequeña criatura que traje conmigo y al verla me hizo ver que la había salvado de una familia que para su tiempo libre solo era maltrato.