Nuestra Tierra, nuestro pequeño planeta Tierra, un mundo que oculta tanto secretos ya sea para bien o para mal. Plasmados en la madre naturaleza de forma encantadora y misteriosa; en piedras, en sus árboles, en la forma como el viento viaja, en como el río te guía a sus gloriosas montañas, dónde toda la vida renace, dónde todo tiene un principio y un fin, dónde todo es algo irreal y complejo. Dónde todo cumple un ciclo de vida.
En lo más insólito de nuestro hogar, existen los protectores, seres superiores a nosotros, con apariencia de un ser humano pero cargados de habilidades, sabiduría y fuerza de un animal. Estos protectores, elegidos por el sol y la luna, son encargados de luchar contra la magia oscura que se adueñan fácil de cuerpos humanos con almas débiles emocionalmente y físicamente.
Pero en todo lugar hay reglas, quedando totalmente prohibido a entablar alguna relación con los seres humanos, porque los hijos que lleguen a engendrar serán condenados a vagar por los bosques, escondidos... sin ser parte de los protectores, ni de la raza humana, por nacer impuros. Por ser mitades bestias.