Rumbo al infierno
- ¡Jeliel, has venido! - un hombre cubierto con una fina túnica nívea descendía ágilmente sobre sus descalzos pies a la vez que plegaba sus alas doradas.
El aludido sólo asintió echando un vistazo a su alrededor.
El limbo es donde se hallaban en ese momento, justo en el fragmento intermedio del característico túnel negro.
- Me has convocado, Gabriel. No podía ignorar tu petición.
- Por eso te favoreció. Sabe que no lo rechazaras
El arcángel Gabriel, el mensajero celestial, en ningún momento dudó de Jeliel, sabía que se presentaría a cualquier llamado de sus superiores. Era un buen guerrero, uno de los mejores.
- Dudo, Gabriel, que alguien los rechacen. Me gustaría que comenzaras a exponer el objetivo de mi misión.
- Tu obligación es localizar el collar - el arcángel impuso sin divagaciones - antes que...
- ¡Es absurdo! - interrumpió Jeliel - Ustedes nos han dicho que fue destruido en la última guerra.
- Tienes toda la razón, Jeliel - Gabriel afirmó - Sin embargo, no es del todo cierto. La última gema, Leonora Castillan, logró fragmentarlo. No obstante creemos que el collar es más fuerte y sigue funcionando. Ha nacido otra gema.
Gema...pensó el joven.
Han pasado siglos desde que escuchó por primera vez el termino... Chicas mortales con la capacidad de controlar el collar celestial, creado por Dios donde deposito parte de su esencia.
-¿Cómo pueden estar tan seguros que el collar eligió a una nueva gema, Gabriel? - preguntó escéptico
- Yo sólo confío, pero es él quien dice que ha nacido una gema. Requiero la opinión de Miguel y la mía acerca de ti - Gabriel dejó escapar una profunda exhalación - Uno de los ángeles más competentes para esta misión. Yo te he elegido, Jeliel. Después de todo, si nos equivocamos podrás volver a Silecia.
- ¿Si no se equivocan? - El joven interrogó otra vez.
- Si no lo hacemos... deberás ir a Terra, encontrar el collar o los fragmentos y luego ir en busca de la gema - respondió Gabriel - Si todo sale bien, tú serás su protector al igual como sucedió con las antiguas gemas.
- ¿Iré solo a Terra?
- Si crees que no estas capacitado para cumplir con la misión y llevar a cabo su propósito, creo que sería lo más prudente el que negaras la petición de Dios - Indicó Gabriel
- No trataba de evadir mi misión. Como soldado sólo precisaba saber si tendré algún aliado, un compañero de batallas - se defendió Jeliel tensando cada musculo de su cuerpo
- Lo tendrás, pero no esta aquí. Te esperará en Terra, está al tanto que irás - El arcángel dio un par de pasos aporoximándose a su compañero
- Veo que confían demasiado en mí para asegurarles que iré - Jeliel estaba impresionado, anque lo ocultaba muy bien.
- Lo hacemos y lo hago, Jeliel. Eres el mejor soldado de Miguel y dudo que nos decepciones - el hombre expresó con sinceridad.
- No los desilucionaré - Jeliel elevó su pecho con orgullo.
- Debes estar atento a las señales que te proporcionaremos - Gabriel comenzó a explicar - Te ayudaremos, sabemos que no es una misión para uno solo, sin embargo no queremos cometer el mismo error que pasó hace un siglo atrás cuando enviamos a la tropa de ángeles
- No seré un traidor si es lo que te inquieta, Gabriel. Buscaré el collar y encontré a la gema, la protegeré hasta que sea tiempo que ella cumpla con su destino - respondió el joven ángel.
- Gracias, Jeliel. Sé que serás el mejor en consumar tu trabajo - Halagó Gabriel.
- ¿Si el collar ha elegido a una nueva gema significa que...?
- Belial está vivo y está reuniendo fuerzas a su favor. Si esto sigue así te podría afirmar con hechos fiables de que nos estamos debilitando - reveló adoptando una postura rígida, acto que fue percibido por Jeliel
- ¿Cómo repararé el collar si está roto? o ¿cómo sabre que estan todas las piezas, Gabriel?
- Tranquilo, Jeliel - contestó el arcangel - Tendrás ayuda, lograrás reparalo
- Acepto la misión ¿cuándo comienzo?
- Ahora mismo. No tenemos mucho tiempo - Gabriel posó su mano sobre el duro hombro del ángel - Jeliel... en Silecia se está desatando una disputa. Uno de nosotros nos ha traicionado y abrió una de las puertas del infierno
- ¿Cómo fue eso posible? Sariel custodiaba la llave ¿No? ¿Cómo se la pudieron quitar? - Interrogó atónito quitando el agarre de su superior
- Ese es el problema...Sariel ha desaparecido - se lamentó
- ¡Qué! ¿Cómo que ha desaparecido? ¿Nadie lo ha visto en Silecia? ¡Es un arcángel! ¡como nadie lo ha visto! - Jeliel alzó su voz