Eterna " El retrato de Rose Castillan"

Ignacia

Nilo cayó por más de diez escalones lastimándose con cada toque que daba su cuerpo hasta que finalmente llegó al suelo. Su cuerpo sintió el frio de aquel lugar, la humedad que había en el calabozo empapando su ropa, el olor a sudor, orina y pudrición, todo eso fue percibido antes que una punzada martillara su cabeza.

Débilmente se levanto del suelo sosteniendo con su extremidad superior derecha sus costillas, escuchaba murmullos a distancia, sin embargo no estaba segura de que fuera verdad, su vista logró acostumbrarse a la oscuridad. Un fuerte ruido ocasionado por la puerta reveló a Gaspar bajar lentamente las escaleras, tal cual rey por una alfombra roja.

— No intentes correr — advirtió el incubo — Estas rodeada

— ¿Por qué? — Interrogó la chica escondiendo una daga en el poleron mientras retrodecia lentamente— ¿Por demonios, Erinias, oscuros?

— Aprendes rápido— sonrió Gaspar, con una de sus manos señalo tras ella y una sombra se posicionó a su lado manteniéndola inmóvil — Eres indefensa, deberías temer. 

Tras la última frase del chico Nilo enterró la daga al oscuro y en segundos se esfumo en el aire, vio cosas moverse a su alrededor, pero por la oscuridad no podía distinguir donde estaban, otra vez sintió la misma presión en ambos brazos, forcejeó con los oscuros que la mantenian inmovil mas no logro soltarse. 

— No podrás conmigo…— sonrió Gaspar. 

Con un rápido movimiento el incubo destruyo a los dos oscuros e incrustó cerca del omóplato izquierdo la daga que Nilo momentos atras mantenia en sus manos, un ruido desgarrador escapó desde lo más profundo de su gargana

— ¡Lucha! — rugió el incubo soltando el agarre y empujándola para que cayera al suelo — ¡LUCHA! ¡O TE IRÁ PEOR!— ahora grito lanzándole la daga al suelo para que ella la sostuviera

Nilo se levanto del suelo aunque ahora mantenía las dos dagas que los chicos le habían dado, dudo por un memomento aunque ya no tenía nada que perder, los chicos probablemente esten muertos o heridos.   

Corrió hacia él, intento enterrar una daga, sin embargo el incubo lo esquivó, movió rápidamente la otra mano para darle una estocada pero solo logró caer al suelo por una patada que el chico le dio

— ¿Qué eres? — Interrogó Gaspar — No distingo tu sangre, aunque…— pensó el chico — curas como un guardián a pesar de no saber pelear que es lo más básico para tu clase

— No tengo idea de que hablas — se levanto del suelo cada vez más exhausta — ¡No tengo la maldita idea de que es un guardián! — Chilló histérica — Sólo quiero regresar a casa con mi familia — sus lagrimas cayeron pesadamente por su rostro

— Has vivido en terra — dijo Gaspar — te han mantenido en la ignorancia, no cabe duda de que no eres una humana, pero te iluminaré el camino — sonrió acercandose a ella

Nilo temblorosa elevó su mano para defenderse, sin embargo el chico con un chasquido de dedos la dejo inmóvil

— No te acerques a mi…por favor

— No es de buena educación agredir a tus maestros… — un brillo macabro recorrió en sus rojos ojos — ¿Quieres respuestas? Deberás estar muy confundida escuchar términos que en Terra nunca nombraran, después de todo ¿Cómo decía tu familia? Dios no existe — sonrió dando pequeños pasos mientras la rodeaba examinando su cuerpo

— ¿Dónde está mi hermano? — Preguntó — Déjalo ir…

— ¿Qué me darás a cambio? — Gaspar en dos pasos ya estaba frente a la chica

— Lo que pidas — lloró — Pero deja ir…a todos por favor

— ¿Todos? — La miró incrédulo — ¿No creerás que los imbéciles que venían contigo seguirán vivos? Solo necesito al ángel y a ti

— ¿Yo? — su corazón comenzó a palpitar frenéticamente

— Si — Afirmó Gaspar — No sé cuál es tu sangre y como te dije anteriormente, me divertiré descubriéndolo

— Libera a mi hermano y a Esmeralda — soltó la daga que aun se mantenía elevada — Te daré lo que pidas, pero cumple tu promesa

— Sabes… — Gaspar se acercó peligrosamente a Nilo retirando el conjuro que mantenía sobre ella — Asumo que nadie te lo ha advertido, pero no es buena idea realizar un pacto con un demonio — sonrió cerca de sus labios

Con una patada la puerta fue bruscamente abierta dejando ver a Azai — Toda la razón, Gaspar, no obstante tú no eres un demonio

— ¡Maldito caído! — Rugió Gaspar intentando convertirse en la gran bestia, pero una punzada de dolor provoco que su cuerpo se mantuviera en humano

— Eres un incubo — Nilo apretaba la daga más cerca de Gaspar — Eres parte humano, como yo




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