Eternal

capitulo 1

Capítulo 1

—Jóvenes y niños, es hora de la charla diaria. Todos dispónganse en orden hacia el Gimnasio Oeste. —la voz retumbó en todos los altavoces del instituto. El murmullo aumentó mientras los mayormente jóvenes se dirigían a dicho lugar.

Jimin despertó abruptamente de la siesta que el médico le había sugerido.  Sus dolores de cabeza habían aumentado y ni siquiera los medicamentos podían calmarlo. Un repentino escalofrío le recordó que estaba en pleno invierno y que de costumbre había olvidado traer consigo su manta, aquella que Taehyung le había regalado cuando apenas estaban aprendiendo a tejer, inexperiencia tal cual se observa en los extraños surcos y bordes mal acabados, pero al menos era bastante acogedora y Jimin le tenía un cariño especial. Ya en marcha hacia el gimnasio observó a varios de sus futuros ex compañeros preparar sus equipajes, todo debía caber en una maleta compacta gris que era proveído por la institución. Los pequeños artefactos que algunos habían coleccionando toda la vida serían repartidas o desechadas   como símbolo de un nuevo comienzo, era el único espectáculo que se hacía allí, celebraban la marcha más nunca la venida.

 Mientras trataba de calentar sus frías palmas con su aliento, Jimin estuvo a punto de chocar con Taehyung.

—Qué bueno que te encuentro. —tan efusivo como siempre, Taehyung lo recibe con un semi abrazo, al cual Jimin responde brevemente antes de continuar ambos su marcha hacia el Gimnasio Oeste. Se encontraba aún poco atestado cuando se abrieron paso entre las gradas, buscando por un alejado sitio. Cuando por fin lo encontraron se acomodaron y Jimin trató de ignorar el escalofrío que le recorrió al sentarse en los helados escalones.


— Que paso? —Taehyung tenía el rostro serio y un poco pálido a la vez, resaltando aún más la nariz roja a causa del frío.


—Escuchaste lo que ocurrió con André?

EL nombre se sintió familiar y pronto recordó al rubio alto que fue su compañero en sexto año. Luego nunca habían compartido más clases, sólo volvió a verlo por intermedio de Taehyung, con quien compartía la clase de artes.

—Dicen que lo regresaron con su familia...—Taehyung susurro tan bajo como pudo, pero Jimin aun así lo miró alarmado.

—Shhh..., no hables de eso, este no es el momento ni el lugar Tae. —Jimin lo empujó más cerca y fingió una sonrisa cuando dos compañeras pasaron saludándolos a ambos con risitas y murmullos.

Taehyung se preparó para volver a hablar cuando la directora ingresó al recinto dirigiéndose directamente hacia el podio, seguida fielmente por sus colegas, importantes administrativos y profesionales, algunos de los cuales ambos conocían muy bien. Entre ellos Jimin reconoció al Doctor Allard, uno de sus más grandes entusiastas a la hora de pruebas extravagantes a las que eran sometidos de tiempo en tiempo. Su ser los 8 años había estado acostumbrado a inyecciones constantes y a medicinas que lo hacían sentir enfermo todo gracias a ese médico. Taehyung por el contrario no requirió muchas citas a su oficina, siempre se mostró sano y las vacunas administradas cada año le eran más que suficiente. Jimin lo había envidiado por eso, si no eran los dolores de cabeza serían sus problemas respiratorios, de ese modo pasó toda su niñez.

La directora realizó las presentaciones correspondientes, seguido por el mismo discurso sobre la historia del instituto hogar que los había acogido con la promesa de una vida digna, sana y sobre todo feliz. Hablo de las oportunidades de aprendizaje que les han dado, sobre las grandes comodidades que los esperaban fuera de allí, como debían sentir orgullo y alegría de por fin cumplir con su   retribución. Sus palabras resonaron fuertes y claras en el recinto, dejando un último recordatorio de que eran más que compañeros, una familia. Todo el discurso había tenido ciertos cambios, pero se trataba básicamente la misma proclamación que cada año ofrecía a los elegidos para marcharse y cumplir con obediencia a sus señores.
Por supuesto esas explícitas últimas líneas eran omitidas, pero implícitamente recitadas cada día. Todos los que pertenecían a ese lugar, estaban moldeados para ser fieles sirvientes de la clase alta, para ese único propósito habían sido *rescatados* del otro lado. Nadie curiosamente o alevosamente recuerda algo sobre su vida fuera de esas paredes   como si la vida más allá a este internado nunca hubiese existido.  Nadie a excepción de unos pocos desafortunados.



—Tae tienes más cuidado al hablar sobre ciertas cosas. Nunca sabemos si alguien puede oírnos o no, especialmente en un lugar público. Especialmente esos temas. —Jimin susurro rápidamente, ambos estaban sentados uno frente al otro en el cuarto que habían compartido desde hace 7 años.

—Lo siento Jiminie, me deje llevar por el momento... —Taehyung parecía tan arrepentido que Jimin no podía seguir enojado con él por mucho más tiempo, con un suspiro se acostó en su vieja cama acurrucándose de espaldas a la pared.

—Toma el libro y muéstrate leyéndolo mientras me cuentas lo que pasó. —aparentemente el cuarto era el lugar más seguro para platicar, sin embargo, una ojeada a la esquina le recordó que eran vistos las 24 horas. Podrían evadir ser escuchados, pero una actitud extraña derivaba a preguntas cuyas respuestas siempre eran reveladas, quisieran o no.

Jimin cerró los ojos, el único sonido aparte de sus respiraciones era el de la calefacción. Siendo aproximadamente las 14:00, la claridad del cielo invernal apenas entraba por el minúsculo cuadrado a que tenían como ventana. A veces el único recordatorio de que existía algo más allá que esas grises paredes era el cielo, una promesa de que el mundo por muy devastado que estuviera seguía siendo inmenso.

La cama crujió a la búsqueda llegada de Taehyung y Jimin no pudo evitar gruñir:

—Tampoco quiebres mi cama.

Taehyung volvió a saltar solo para molestarlo y Jimin reprimió la repentina urgencia de patearlo, pero finalmente este se mantuvo quieto y abrió el libro de ortografía.

—Desde hace unas semanas no había visto a André, comparto clases de arte con él. Me pareció extraño, pero tenía miedo de preguntar a la persona equivocada, ya sabes... —Jimin murmuró un resignado sí, sospechando lo que vendría a continuación de la historia que Taehyung. Era una triste predicción que le había sucedido a otros, un patrón de hechos que llevaban al mismo callejón. La nada.


—Resulta que no fui el único que lo noto, una de sus amigas me busco después de clases para preguntarme si sabía algo, se llamaba Aiko, creo que nos había visto platicando en varias ocasiones o algo así. Le dije que no sabía nada y la chica me acuso de haberlo delatado, luego al ver mi cara de desconcierto Aiko se dio cuenta de su error y se disculpó. Quería saber de qué se trataba, pero ella no me lo iba decir, no fue hasta días después cuando surgió el rumor de que aparentemente André recordaba su vida pasada y quería irse. ¿Después de esos rumores no supe nada más, ya ni siquiera se habla de él sabes?... Es como si nunca hubiese estado entre nosotros... —Taehyung voltea la página lentamente. Jimin se aprieta las sienes, comenzando a sentir el dolor de cabeza.

—Hay muchos rumores Tae, no sabemos si son ciertos o no. Además, André estaba a semanas de graduarse, tal vez llamaron por él más temprano... No podemos estar seguros.

—Tengo miedo Jimin. –Taehyung observó atentamente las páginas del libro, como si contuvieran las respuestas que buscaban. —No puedo dejar de pensar en que cometeré un error y los señores me devolverán.

—Tae no digas eso, nada saldrá mal. Te va mejor en arte que el resto de tu clase, estoy seguro de que todo irá bien.

Jimin evitaba hablar del futuro tanto como podía, incluso solía darle a Taehyung respuestas vagas cuando la conversación se dirigía hacia ese camino. En el fondo Jimin daría todo con tal de poder ignorar ese hecho, pero era imposible hacerlo especialmente si su completa existencia gira a entorno a él.

—Sigo teniendo los sueños Jimin. Si alguien se entera...

—Nadie se va enterar y si lo hacen voy a buscarte. Nos marcharemos. —Vagas y locas como fueron sus palabras, Tae sonrió un poco. Una triste promesa que ninguno de ellos estaba seguro de poder cumplir.

—No quiero terminar como André. —fue el último susurro casi imperceptible de Taehyung.

Jimin cerró los ojos, aunque sus palabras sonarán huecas y Taehyung no las creyera había una certeza tras ellas, la sola idea de vivir en un mundo donde Taehyung no existiera le parecía absurdo. Con el dolor de cabeza retumbando cada vez más fuerte, en la lejanía de su mente, Jimin juro escuchar el eco de un niño al llorar.















 




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