Eternal nights

Sombras de rebelión

En el oscuro y majestuoso salón del castillo Sangre Nocturna, el rey vampiro se encontraba sentado en el trono del clan sangre nocturna. A su lado, su mano derecha Nicolae observaba con atención a los líderes de los otros clanes que se habían reunido. La atmósfera estaba cargada de tensión.

-Hemos convocado esta reunión para discutir un asunto grave -dijo el rey con voz firme-. El clan Sombra Eterna ha estado desobedeciendo las leyes que establecimos siglos atrás. Esto no puede continuar.

-Su desobediencia pone en peligro la estabilidad de todos los clanes -añadió su mano derecha, asintiendo-. Debemos tomar una decisión.

Noah con una mirada intensa se encontraba al fondo del salón. Sus pensamientos estaban divididos entre la preocupación por el futuro de los clanes y su conversación con Mihaela la noche anterior. Noah, conocido por su habilidad para manipular las sombras, era una pieza clave en el clan.

-Mi señor, ¿qué acciones propones tomar contra el clan Sombra Eterna? -preguntó Noah, dando un paso adelante-. No podemos permitir que su rebeldía se extienda.

El rey miró a Noah con una mezcla de respeto y preocupación. Aunque aprobaba la relación entre Noah y su hermana, le inquietaban los sentimientos confusos de Mihaela.

-Primero, enviaremos un ultimátum -respondió el rey con determinación-. Deben someterse a nuestras leyes o enfrentarán las consecuencias. Si no responden, tomaremos medidas más drásticas.

La reunión continuó con debates intensos y estrategias discutidas. Mientras tanto, Noah no podía apartar la vista de la puerta, esperando ver entrar a la hermana del rey, su corazón dividido entre el deber y el amor.

Lucius se levantó de su trono, su capa ondeando con un movimiento majestuoso. -No podemos permitir que el clan rival continúe desafiándonos. Debemos actuar con rapidez y decisión.

Uno de los consejeros asintió, su rostro grave. -¿Qué propones, mi rey?

-Convocaremos a todos los líderes de los clanes aliados. Necesitamos una estrategia unificada-Propuso primero el rey, pero los líderes presentes no estaban de acuerdo, ya que eso tomaría mucho tiempo.

Mientras tanto, en la linde del bosque, Mihaela luchaba por sanar las heridas del joven vampiro con su poder de sanación, pero él permanecía inconsciente. La ropa negra del joven estaba manchada de sangre, y Mihaela, al ver que su poder no era suficiente, decidió llevarlo al castillo del clan.

El peso del vampiro no era un problema para Mihaela, pero la urgencia de la situación la hacía moverse con rapidez. Al llegar al castillo, los guardias abrieron las puertas de par en par, reconociendo la gravedad de la situación.

-¡Necesito ayuda aquí! -gritó Mihaela, su voz resonando en los pasillos de piedra.

Un grupo de curanderos se apresuró a su encuentro, tomando al joven de sus brazos. -¿Qué le ha pasado? -preguntó uno de ellos, examinando las heridas.

-Lo encontré en el bosque, estaba inconsciente y herido. No sé quién es, pero necesita atención inmediata.

Los curanderos asintieron y comenzaron a trabajar, sus manos moviéndose con precisión y rapidez. Mihaela observó, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que había hecho lo correcto, pero no podía evitar preocuparse por el destino del joven desconocido.

Uno de los curanderos se volvió hacia Mihaela, su expresión grave. -La única manera de curarlo es con sangre vampira, pero está inconsciente. Necesitamos encontrar a un vampiro más antiguo y poderoso. Sabemos que tu no puedes darle tu sangre.

Otro curandero intervino, asintiendo. -Sabemos que tu sangre no es una opción, Mihaela. Debemos buscar a alguien más.

Mihaela asintió, decidida. -Buscaré a Lucius. Él sabrá qué hacer.

Mihaela se apresuró por los pasillos del castillo, sus pasos resonando en el suelo de piedra. La urgencia de la situación la impulsaba a moverse con rapidez, su mente enfocada en encontrar a Lucius. Las antorchas en las paredes proyectaban sombras danzantes mientras ella avanzaba, su capa ondeando detrás de ella.

Al llegar a la sala del trono, Mihaela se detuvo un momento para recuperar el aliento. La puerta estaba entreabierta y podía escuchar las voces de los líderes de los otros clanes discutiendo acaloradamente sobre cómo terminar con el clan Sombra Eterna. Este clan estaba matando a humanos indiscriminadamente, poniendo en riesgo la existencia de todos los vampiros al borde de ser descubiertos. El clan sangre nocturna no mataba a los humanos para alimentarse, cada vampiro tenía un humano como criado, para poder alimentarse sin matarlo. Esos humanos tenían la mente manipulada por Lucius o Mihaela.

Dentro de la sala, Nicolae, estaba de pie junto al trono, su expresión grave. A su lado, Noah, observaba la discusión con una mirada pensativa.

Sin dudarlo, Mihaela empujó la puerta y entró en la sala. -Lucius, necesitamos tu ayuda -dijo, su voz firme pero cargada de urgencia-. Hay un joven vampiro herido que necesita una transfusión de sangre.

Lucius se volvió hacia ella, su mirada intensa y decidida. -Llévame con él. No hay tiempo que perder.

Nicolae frunció el ceño, preocupado. -¿Qué ha pasado, Mihaela?

-Lo encontré en el bosque, inconsciente y gravemente herido. Intenté curarlo con mi poder de sanación, pero no fue suficiente. Los curanderos dijeron que necesita sangre vampira para sobrevivir, pero mi sangre lo mataría al convertirlo en humano.

Noah dio un paso adelante, su voz suave pero firme. -Debemos actuar rápido. Si la sangre de Lucius puede salvarlo, no podemos perder tiempo.

Lucius asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. -Hiciste bien en traerlo aquí. Mi sangre debería ser suficiente para salvarlo.

Sin más palabras, Mihaela y Lucius salieron de la sala del trono, dejando atrás a los sorprendidos líderes de los clanes. Mihaela guió a Lucius por los pasillos del castillo, explicándole brevemente la situación mientras avanzaban.




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