Eternal nights

Entre la Manada y la Sombra

Darius avanzó con rapidez a través del bosque, su mente aún llena de los momentos compartidos con Andreea. Sabía que su regreso a la manada no sería fácil, especialmente con las noticias que traía. Como beta de su manada y hermano del alfa, tenía responsabilidades que no podía ignorar, pero su corazón estaba dividido.

Al llegar al campamento de la manada, fue recibido por varios miembros que lo miraron con curiosidad y preocupación. Entre ellos estaba su hermano, Marcus, el alfa de la manada, un hombre imponente con una presencia que inspiraba respeto y temor a partes iguales. Los otros integrantes de la manada que habían ayudado a salvar a Andreea ya habían informado a Marcus sobre lo ocurrido.

—Darius, ¿qué ha pasado exactamente? —preguntó Marcus, su voz firme y autoritaria.

Darius tomó una respiración profunda antes de responder, sintiendo el peso de las miradas sobre él.

—Hemos tenido un enfrentamiento con la Sombra en el antiguo monasterio. Andreea estaba en peligro y no podía dejarla sola. Fui con algunos de nuestros hombres para salvarla. Logramos escapar, pero la situación es más grave de lo que pensábamos.

Marcus frunció el ceño, su mirada penetrante fija en su hermano.

—Ya me han informado sobre tu intervención. Pero lo que quiero saber es por qué arriesgarías tanto por una vampira del clan Sangre Nocturna.

Darius sabía que este momento llegaría, pero no estaba preparado para la intensidad de la confrontación. Sus palabras salieron con dificultad, pero con una firmeza que no había sentido antes.

—La amo, Marcus. Sé que es difícil de entender, pero nuestro amor es real.

El silencio que siguió fue pesado y tenso. Finalmente, Marcus habló, su voz llena de desaprobación.

—Estás prometido a Liana, una mujer lobo de nuestra manada. Este amor que dices tener con una vampira es una traición a nuestra especie y a nuestra manada.

Darius sintió el peso de las palabras de su hermano, pero no podía negar lo que sentía.

—No amo a Liana, Marcus. Nunca lo he hecho. Mi corazón pertenece a Andreea, y no puedo cambiar eso.

Marcus lo miró con una mezcla de furia y decepción.

—Esto no puede continuar, Darius. Debes elegir entre tu manada y esa vampira. No hay lugar para ambos en tu vida.

Darius sintió un nudo en el estómago. Sabía que su decisión tendría consecuencias graves, pero también sabía que no podía renunciar a Andreea.

—Necesito tiempo para pensar —dijo finalmente, su voz quebrada por la emoción.

Marcus asintió, aunque su expresión seguía siendo dura.

—Tómate el tiempo que necesites, pero recuerda que tu lealtad está con la manada. No olvides quién eres. Además, no olvides que tenemos un pacto de paz con el clan Sangre Nocturna. Esta alianza es crucial para mantener la estabilidad entre nuestros clanes.

Darius se alejó del campamento, su mente y su corazón en conflicto. Sabía que debía tomar una decisión pronto, pero por ahora, solo quería encontrar un momento de paz para reflexionar sobre su futuro y el de Andreea.

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Andreea avanzó con rapidez hacia el castillo de su clan, el corazón aún latiendo con fuerza por los eventos de la noche. Al llegar, fue recibida por los guardias que la dejaron pasar sin demora. Sabía que debía informar a Lucius sobre lo ocurrido con la Sombra lo antes posible.

Se dirigió a la sala de reuniones, un lugar imponente con altos techos y paredes adornadas con tapices antiguos. Al entrar, vio a Lucius, en un rincón de la sala. Estaba abrazando y besando a Nicolae, con su gran imponente figura. La escena era un recordatorio de la fuerza y la unión que mantenían al clan Sangre Nocturna.

Lucius levantó la vista al escuchar los pasos de Andreea y se separó suavemente de Nicolae, quien le dedicó una última mirada de afecto antes de volverse hacia Andreea.

- Andreea, ¿qué ha pasado? -preguntó Lucius, su voz llena de preocupación mientras se acercaba a ella con pasos firmes.

Andreea tomó una respiración profunda antes de responder, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus palabras.

- Hemos tenido un enfrentamiento con la Sombra en el antiguo monasterio de la Aldea. Estaba en peligro, pero Darius y algunos de sus hombres lobo llegaron a tiempo para salvarme. Logramos escapar, pero la situación es más grave de lo que pensábamos -dijo, su voz temblando ligeramente al recordar la batalla.

Lucius frunció el ceño, su mirada fija en Andreea mientras procesaba la información.

- ¿Darius? ¿El beta de la manada de hombres lobo? -preguntó con sorpresa, su tono cargado de incredulidad-. ¿Por qué arriesgaría tanto por ti?

Andreea sabía que debía ser honesta, aunque las palabras fueran difíciles de pronunciar. Levantó la cabeza y miró a Lucius directamente a los ojos.

- Darius y yo... estamos enamorados. Sé que es complicado debido a nuestras diferencias, pero nuestro amor es real -confesó, sintiendo un nudo en el estómago.

Nicolae, con su imponente figura, se acercó a Andreea, su expresión seria pero comprensiva.

- Andreea, sabes que tenemos un pacto de paz con la manada de Darius. Esta alianza es crucial para mantener la estabilidad entre nuestros clanes. Pero una relación entre un vampiro y un hombre lobo... es algo que muchos no entenderán -dijo, su voz profunda resonando en la sala.

Andreea asintió, consciente de las dificultades que enfrentaban.

- Lo sé, Nicolae. Pero no puedo negar lo que siento. Darius y yo estamos dispuestos a luchar por nuestro amor, aunque eso signifique enfrentar la desaprobación de nuestros clanes -respondió, su voz firme y decidida.

Lucius suspiró, su expresión suavizándose un poco mientras consideraba las palabras de Andreea.

- Entiendo tus sentimientos, Andreea. Pero debes ser consciente de las consecuencias. Esta relación podría poner en peligro la paz que tanto hemos trabajado para mantener -advirtió, su tono lleno de preocupación.




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