Mihaela cerró los ojos y se concentró, sintiendo la conexión con su hermano gemelo, Lucius, el rey del clan Sangre Nocturna. La comunicación entre ellos siempre había sido especial, una mezcla de palabras y emociones que trascendía la distancia.
- Lucius, necesito hablar contigo. Hemos encontrado la piedra de luz y el grimorio. Hemos realizado un ritual para amplificar el poder del grimorio, pero la Sombra sigue siendo una amenaza.
La voz de Lucius resonó en su mente, llena de preocupación y autoridad.
- Mihaela, me alegra saber que estás bien. Pero esto suena extremadamente peligroso. ¿Estás segura de que puedes manejarlo?
- Hemos logrado mucho, pero siento que necesitamos más ayuda. La batalla contra Baldur fue intensa, y la Sombra es aún más poderosa.
Lucius guardó silencio por un momento, reflexionando sobre la situación.
- Tienes razón. No podemos arriesgarnos a fallar en este momento crucial. Necesitaremos más aliados para crear un círculo lo suficientemente fuerte como para derrotar a la Sombra.
- Partiremos hacía el castillo hoy mismo.
- Cuídate, hermana. La Sombra es astuta y peligrosa. No dudes en llamarme si necesitas más ayuda. Estamos juntos en esto.
Con la conexión cortada, Mihaela abrió los ojos y miró a Noah y Kai, quienes la observaban con expectación.
- He hablado con Lucius -dijo Mihaela, su voz firme pero cargada de preocupación-. Está al tanto de nuestra situación y está de acuerdo en que necesitamos más aliados. Mañana al alba partiremos hacia el castillo.
Noah asintió, su expresión era seria.
- ¿Crees que estarán dispuestos a ayudarnos? -preguntó, su voz reflejando tanto esperanza como duda.
- No tenemos otra opción -respondió Mihaela-. La Sombra es demasiado poderosa para enfrentarla solos. Lucius cree que juntos, con un círculo lo suficientemente fuerte, podremos derrotarla.
Kai observaba a Mihaela y Noah desde la distancia, su ceño fruncido y su mandíbula apretada. La cercanía entre ellos le resultaba insoportable, una constante recordatorio de lo que había sucedido entre él y Mihaela antes del viaje a Londres. Aunque sabía que Mihaela y Noah tenían una relación, no podía evitar sentir una punzada de celos y resentimiento.
"¿Por qué me ignora así?", pensó Kai, su frustración creciendo con cada segundo que pasaba. "¿Acaso no significó nada para ella lo que compartimos?"
Kai se acercó a Mihaela y Noah, su expresión seria y decidida. Aunque su corazón latía con fuerza, se obligó a mantener la calma.
- Voy a salir a alimentarme -anunció, su voz firme pero con un matiz de tensión que no pasó desapercibido para Mihaela.
Noah levantó la vista, sorprendido por la interrupción.
- ¿Ahora? -preguntó, su ceja arqueada en una mezcla de curiosidad y preocupación.
Kai asintió, evitando el contacto visual con Mihaela.
- Sí, necesito despejarme un poco. No tardaré mucho.
Mihaela lo observó con atención, notando la tensión en su postura. Sabía que había algo más detrás de su decisión, pero decidió no presionarlo en ese momento.
- Ten cuidado, Kai -dijo suavemente, su voz cargada de una preocupación genuina.
Kai asintió y se dio la vuelta, dirigiéndose hacia la salida. Mientras se alejaba, no pudo evitar sentir una mezcla de alivio y frustración. Necesitaba este tiempo para sí mismo, pero también sabía que eventualmente tendría que enfrentar sus sentimientos y la verdad sobre lo que había sucedido entre él y Mihaela.
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Kai caminaba por las calles oscuras, sus pensamientos enredados en un torbellino de emociones. La imagen de Mihaela se repetía en su mente, una mezcla de nostalgia y dolor. La conexión que habían compartido era intensa, casi palpable, pero ahora parecía un sueño lejano, eclipsado por la presencia de Noah.
El aire nocturno estaba cargado de una tensión eléctrica mientras Kai avanzaba, sus sentidos agudizados en busca de su próxima presa. Finalmente, sus ojos se posaron en un joven solitario que caminaba por un callejón estrecho. La adrenalina comenzó a fluir por sus venas, y sus colmillos se alargaron en anticipación.
Kai se movió con la gracia de un depredador, sus pasos silenciosos como el susurro del viento. El joven no tenía idea de lo que se avecinaba. En un instante, Kai estaba sobre él, sujetándolo con una fuerza inhumana. El joven apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que los colmillos de Kai se hundieran en su cuello.
La sangre caliente llenó la boca de Kai, y por un momento, todo lo demás desapareció. El sabor metálico y la sensación de poder lo envolvieron, pero no pudo ahogar las emociones que ardían en su interior. La rabia y el deseo se mezclaban en un cóctel peligroso, y cada trago de sangre parecía avivar el fuego dentro de él.
Mientras se alimentaba, los recuerdos de Mihaela seguían atormentándolo. La pasión que habían compartido, las promesas susurradas en la oscuridad, todo parecía burlarse de él ahora. Kai trató de concentrarse en el acto de alimentarse, en la necesidad primordial de saciar su sed, pero su mente seguía volviendo a ella.
Finalmente, cuando sintió que había tomado suficiente sin poner en peligro la vida del joven, Kai se apartó, limpiándose la sangre de los labios con el dorso de la mano. Miró al cielo nocturno, las estrellas brillando indiferentes a su tormento interno.
–Esto no puede seguir así–, murmuró para sí mismo. –Necesito hablar con Mihaela. Necesito respuestas.
Con una última mirada al joven, que ahora se tambaleaba pero seguía vivo, Kai se alejó, decidido a encontrar a Mihaela y enfrentar los fantasmas de su pasado.
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La luna llena iluminaba suavemente la habitación, creando un ambiente íntimo y sereno. Mihaela estaba sentada en el borde de la cama, su mente un torbellino de emociones. Noah se acercó lentamente, sus ojos llenos de ternura y comprensión.
-Sé que estás confundida -dijo, tomando su mano con suavidad-. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que pase.
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Editado: 06.09.2024